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La imagen en cien días

Iván Duque es consistente. Dijo que no iba a generar polarización en su gobierno y adoptó una fórmula para lograrlo: pasar de agache de los debates agudos que tiene el país en el día a día.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
12 de noviembre de 2018

Con ello el presidente no polariza, deja sí que los voceros de su partido sean quienes polaricen, enfrenten y propongan los desatinos más provocadores.

En campaña afirmó que no haría trizas, ni risas el acuerdo de paz.

Luego de su posesión ha repetido que cumplirá el acuerdo suscrito con las Farc, mientras con su canciller presenta a la comunidad internacional su cambio de estilo para la implementación de lo acordado.

Que la paz no sea el tema eje de este gobierno, va con el talante de su proyecto político, pero a pesar de las afirmaciones sobre el cumplimiento del acuerdo, persisten dudas derivadas de  hechos como los siguientes:

Aún no se conoce el diseño de responsabilidades y funciones de las altas consejerías de posconflicto, el alto comisionado para la paz y el consejero de seguridad.

Emilio Archila, Miguel Ceballos y Rafael Guarín están involucrados en diversos temas, pero institucionalmente, no son claros sus roles y alcance de sus funciones.

Y no es menudo asunto.

La situación de seguridad y ausencia de control en zonas del país donde la implementación de los acuerdos es vía para el desarrollo y la estabilización territorial e institucional llama a definiciones prontas en temas como sustitución de cultivos ilícitos, limpieza de los campos mediante el desminado humanitario, restitución de las tierras arrebatadas a los campesinos y planes de reincorporación de los excombatientes de las Farc, son parte de los que deben manejar estas oficinas.

100 días son pocos para evaluar, pero muchos para delinear.

En lo relacionado con el ELN, el empecinamiento de esta organización a la formalidad de la mesa y a los contenidos pactados con el anterior gobierno, han tenido como respuesta de gobierno el justo y comprensible llamado para que cesen el secuestro, liberen a quienes tienen en su poder y suspendan sus acciones armadas.

Ambos son planteamientos justos y ambos relativamente aplicables, las partes lo saben, pero todo indica que para el ELN y el gobierno lo importante hoy es mantener el pulso.

Si se flexibilizan las posturas y se acepta un rol de mediación de unos terceros, seguro encontrarían caminos de solución.

Lo cierto es que el proceso está bloqueado y sin perspectivas mediatas de avanzar. Al tiempo, las operaciones militares contra esa guerrilla producen algún resultado en bajas humanas, mientras el ELN ha convertido de nuevo el tubo en objetivo de primer orden.

Con ello solo se augura un oscuro escenario.

Catatumbo, Arauca, Chocó, zonas de Nariño y Cauca continuarán siendo teatro de operaciones armadas que sólo serán la repetición de una historia ya vivida: muertos, desplazados, restricción de libertades y lo más relevante ausencia de control territorial, social del Estado y una clara entrega de condiciones para que se perennicen todas las ilegalidades que ya conocemos.

100 días son pocos para resolver el tema con el ELN, pero muchos para permanecer en la indefinición total.

Sobre la economía, Duque fue preciso. Propuso diferenciar de acuerdo con el tamaño de las empresas la carga impositiva, adelantar los desarrollos extractivos con énfasis en la protección ambiental y desarrollar una economía social donde se proteja a pensionados y adultos mayores. Todo lo anterior ha quedado sepultadas por el ruido que genera la Ley de Financiamiento.

IVA para la canasta familiar, potencial gravamen a las pensiones y ventana abierta para el desarrollo del uso de la técnica del fracking para extraer petróleo es algo que no cuadra, no calza con sus propuestas de campaña.

Por lo demás, la diversificación de los destinos exportadores de Colombia, el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico, etc, etc, son propuestas a una o dos décadas asociadas a una circunstancia internacional que no pinta bien en el corto ni en el mediano plazo. No sólo por las tensiones políticas en la región sino por el proteccionismo que abandera el presidente de los Estados Unidos, nuestro socio comercial por excelencia.

En tiempos de guerra económica entre los pesos pesados, China, EEUU, Alemania y los aún desconocidos efectos del brexit, con un Brasil jugado a recuperar su economía, con el petróleo amenazado por los ataques al tubo y, el dólar  que promediando los 3200 pesos, parece que los dineros provenientes de las economías ilegales seguirán siendo un colchón útil para las finanzas y el comercio en las ciudades intermedias, con los efectos que ello conlleva.

Las marchas, los paros de estos cien días han sido atendidos igual que en todos los gobiernos, reuniones para dividir los demandantes, un poco de zanahoria y mucho de garrote.

Salvo los relevantes anuncios de repotenciar con 2 billones de pesos el sector educativo, es mínimo lo nuevo bajo el puente.

De advertir que si se mantiene el paro de los estudiantes y se cancela el semestre, todos habremos perdido. Igual ocurre en el Catatumbo donde el número de desplazados, víctimas de minas antipersonal, homicidios, impedimentos a la movilidad de los pobladores y militarización de la zona crecen a niveles de tiempos que parecían idos.

Según los asesores, el no involucramiento por parte del presidente en los temas espinosos lo hace consistente con su argumento de no polarizar, construir un gran acuerdo y le está siendo útil para su imagen.

Para una parte del país, el liderazgo frente a los temas centrales del gobierno es más urgente que las visitas internacionales y los Talleres sabatinos con sus invitados.

¿Cambiarán esta situación en el corto o mediano plazo?

Muy seguramente, pero estos 100 días de indefinición en el ejercicio del poder, dejan mucho que desear para un gobierno que aglutina a partidos y liderazgos que tienen experiencia en el manejo del poder central. Alrededor de Duque están quienes han administrado casi sin interrupción nuestra historia republicana.

A cien días, tenemos un presidente dedicado a ser la imagen, reiterando de paso aquello de que nuestra dirigencia es buena para resolver lo táctico e ineficaz para lo estratégico.

ADENDA: Las quemas de vehículos por el ELN, la destrucción de puentes en las vías del Cesar auguran un fin de año complicado para la movilidad en temporada de vacaciones. Mala noticia económica.

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com



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