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Bisiesto

El 2020 es un año especial. Para unos principia una década, para otros es el fin de la anterior, dependiendo si se cree que hubo un año cero o no. Pero independientemente de esto, se trata de un cambio aún más simbólico que los de años restantes.

Camilo Granada, Camilo Granada
25 de diciembre de 2019

Además 2020 es un año bisiesto, lo que solo ocurre cada cuatro años. Tendrá 366 días y no los 365 habituales. Así es desde cuando en 1582, el papa Gregorio XIII cambió el calendario. 

Para los que creen en supersticiones, los años bisiestos son de mal augurio. En un año bisiesto empezó la Primera Guerra Mundial (1914), la guerra civil española (1936). También en años bisiestos mataron a Gandhi (1948), a Robert Kennedy, Martin Luther King (1968) y John Lennon (1980). 1968 fue un año bisiesto y estuvo marcado por grandes manifestaciones y huelgas, desde el famoso Mayo del 68 en Europa o las manifestaciones contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos o la terrible masacre de estudiantes de Tlatelolco, en México. 

Más allá de creencias y agüeros, ¿Qué le puede traer el año 2020 a Colombia? 

En el plano político será un año de pausa electoral. Pasadas las elecciones regionales, alcaldes y gobernadores empiezan su mandato, lo cual abre un compás de espera para ellos y sus ejecutorias y por lo tanto el surgimiento de nuevos candidatos para remplazarlos. A nivel nacional, las elecciones presidenciales y de congreso están aún muy lejos y si bien algunos ya empiezan a evaluar sus posibilidades y otros ya están en plena preparación con el 2022 en la cabeza, es demasiado pronto para montar candidaturas abiertas. Sin embargo, esto no significa que sea un año intrascendente. 

El futuro del movimiento de protesta y movilización ciudadanas iniciado el 21 de noviembre pasado marcará con seguridad el año político que se inicia. El largo y descosido pliego de 104 peticiones entregado por la coordinadora del paro al gobierno es un retroceso que desdibuja el movimiento y que no logra reflejar el profundo descontento ciudadano que motivó a cientos de miles a salir a marchar, manifestarse y usar las cacerolas para hacerse oír. Pero eso no implica su desaparición ni cuestiona su validez. En particular los jóvenes y las mujeres han encontrado en este movimiento nuevas formas de participar, de hacerse sentir y de involucrarse en los temas nacionales. Si el Gobierno le apuesta a su erosión y fin por simple fatiga y desgaste estaría cometiendo un error que le puede costar caro. La forma como el Gobierno atienda e interprete este malestar y este clamor ciudadano puede convertirse en el sello del cuatrienio Duque. En ese sentido, bien haría el Gobierno en darle contenido a la conversación nacional que inició y convertirla en una base sería para avanzar en grandes temas pendientes que sintonicen a los ciudadanos con sus representantes elegidos. Si termina siendo una maniobra dilatoria y de diversión frente a las marchas, su ya limitado apoyo popular va a sufrir aún más. Y aunque no se gobierne para las encuestas, cuando el apoyo popular se pierde, eso se convierte en un problema político y de gobernabilidad. 

De la misma manera, el Gobierno debería aprovechar la tregua electoral para concentrarse en concretar y avanzar en sus grandes propuestas de política tanto en materia social, como ecónomica y política. Insisto en que la asignatura pendiente más fuerte que tiene el Gobierno es el tema de la pobreza y la desigualdad. A pesar de estar en su lema de campaña, todavía no se conoce ninguna estrategia clara ni una propuesta audaz para dejar una huella significativa en esos temas. 

El otro frente que será importante es el de la paz. El año se cierra con el anuncio de presentar un proyecto para cumplir con las curules de las víctimas incluidas en el acuerdo de paz. Veremos si es una iniciativa seria o si es una nueva maniobra para simplemente acatar el fallo por venir de la Corte Constitucional al respecto. O lo que sería peor, una forma de volver a querer modificar el acuerdo, como el fallido intento de objetar la ley estatutaria de la Justicia Especial de Paz (JEP).  

El 2020 también será un año importante para la misma JEP. Todos esperamos ver más avances y resultados concretos en las macroinvestigaciones iniciadas y las primeras sanciones a los principales responsables de esos crímenes. 

Finalmente en materia económica, el año entrante será un año de buen comportamiento económico, en medio de un marasmo regional que convierte a Colombia en el país estrella de la región. Sin embargo, el 3,3% de crecimiento no será suficiente por sí solo para reducir el desempleo que sigue aumentando. Veremos si las deducciones, exenciones y reducciones de impuestos otorgadas en la pasada reforma tributaria tienen el impacto dinamizador anunciado por el ejecutivo y los grandes gremios. 

Bienvenido entonces 2020, con sus agüeros y proyecciones. Será un año importante para Colombia. Ojalá sea el año de buenas noticias y avances. A todos los lectores mil gracias y  mis mejores deseos para el año que viene. 

P.D.: Esta columna no saldrá la semana entrante. Buenas vacaciones. 

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