OPINIÓN

Revolución centrista

Pero la elección presidencial está lejos de estar decidida. El portal de análisis Five Thirty Eight publicó ayer su pronóstico electoral y, a hoy, Trump todavía tiene 29 por ciento de probabilidades de ser reelegido, aún si solo tiene 19 por ciento de ganar el voto popular.

Camilo Granada, Camilo Granada
12 de agosto de 2020

La selección de Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia por Joe Biden consolida la fórmula demócrata para las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en noviembre próximo. A pesar de las tendencias favorables en las encuestas, la elección no está definida aún.

 

La decisión de Biden no fue una gran sorpresa. Desde marzo Biden había anunciado que escogería una mujer. Y luego de la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de la policía, se daba por descontado que la candidata a la vicepresidencia demócrata sería de raza negra. Entre las opciones posibles, Harris es la mujer de mayor experiencia y visibilidad política nacional.

 

Su entrada en la fórmula manda un poderoso mensaje al electorado americano también porque es hija de padres inmigrantes. Esto es particularmente importante dadas las polémicas políticas contra la inmigración establecidas por el Gobierno Trump. Si bien sus padres no eran pobres y migraron para culminar sus estudios superiores en Estados Unidos, su ascenso en la política nacional es un símbolo de la persistencia del llamado “sueño americano”. Harris fue la primera senadora afroamericana por California y es la cuarta mujer en participar en una elección presidencial por uno de los dos partidos dominantes en ese país.

 

Desde el punto de vista político, Harris se sitúa hacia el centro del espectro político, y su pasado como Fiscal General en California le da credenciales en el tema de seguridad y justicia. Sin embargo, esos dos aspectos juegan en su contra en el ala más progresista de su partido máxime cuando se tiene en cuenta que uno de los reclamos más sentidos de la comunidad afroamericana ha sido el sesgo racista de la justicia penal. Su escogencia demuestra que, si bien Biden quiere consolidar el apoyo de las minorías étnicas, tiene claro que las elecciones se ganan en el centro y que Harris asusta menos al votante independiente. Biden apuesta a que los más radicales de su partido votarán por él, aún si no están plenamente satisfechos con su compañera de fórmula, solo porque la prioridad para ese sector de la opinión es sacar a Trump de la Casa Blanca.

 

En el plano electoral, el aporte de Harris debería verse reflejado en la movilización de votantes más que en el colegio electoral pues principal fuerza está en California, estado en el que Biden ya cuenta con una muy amplia ventaja. Y a pesar de que los debates entre candidatos a vicepresidente no tienen tanto impacto, su agudeza y carisma deberían ayudarla al enfrentar a Mike Pence. Harris también representa un guiño generacional pues a los 55 años, de ser elegida, sería la líder nacional demócrata más joven y estaría de entrada posicionándose para dentro de cuatro años, cuando, debido a su edad (tendría 81 en 4 años), muy probablemente Biden no se presente a su propia reelección. Se trata pues de una apuesta de transición para los demócratas.

 

Pero la elección presidencial está lejos de estar decidida. El portal de análisis Five Thirty Eight publicó ayer su pronóstico electoral y, a hoy, Trump todavía tiene 29 por ciento de probabilidades de ser reelegido, aún si solo tiene 19 por ciento de ganar el voto popular. Y esa diferencia es importante porque no se puede olvidar que en Estados Unidos al final de cuentas el presidente es elegido por el colegio electoral conformado por los delegados de los Estados, no por el voto ciudadano. De hecho, en 2016 Trump fue elegido a pesar de haber perdido con Hillary Clinton en las urnas.

 

El resultado final en noviembre dependerá de múltiples factores. En primer lugar, habrá que ver cómo se comporta la economía americana en el tercer trimestre. Si el desempleo baja y el crecimiento repunta, Trump tendrá más posibilidades. Segundo, por supuesto, está la evolución de la covid-19. Después del rebrote del mes pasado, hay señales alentadoras (aún si los nuevos contagios y los decesos siguen siendo altos actualmente). La covid no solo afecta las prioridades y la percepción que tienen los electores sobre los candidatos. También impactará la tasa de participación y el recurso al voto por correo, el cual se dice favorecería a los demócratas. Y por eso Trump está desde ya cuestionando la confiabilidad de ese mecanismo y amenazando con no reconocer los resultados. Tercero, la campaña apenas está empezando. Y Trump ha demostrado ser un candidato efectivo, siempre en la ofensiva, mientras que Biden es conocido por sus errores y sus metidas de pata en los debates y en las entrevistas.

 

De todas maneras, hoy la fórmula demócrata está mejor parada para el arranque formal de la campaña y no cabe duda de que la escogencia de Kamala Harris fue acertada y rompe paradigmas sobre género y raza en los Estados Unidos.  

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