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Medios de solución pacífica ante la crisis con Venezuela

La negociación, por difícil que sea, así como soluciones pacíficas como las previstas en el tratado de 1939, son una opción en los momentos de crisis con Venezuela.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
19 de septiembre de 2019

En la compleja situación de las relaciones entre Colombia y Venezuela, se ha olvidado el Tratado de No Agresión, Conciliación, Arbitraje y Arreglo Judicial firmado el 12 de diciembre de 1939, que es un instrumento plenamente vigente, aunque envolatado en los anaqueles de las cancillerías. Establece solemnemente que los dos países “se comprometen a no recurrir en ningún caso a la guerra ni a ejercer ningún acto de agresión de la una contra la otra”.

Igualmente, que las controversias “de cualquier naturaleza o que por cualquier causa surjan entre ellas y que no hayan sido posible resolver amigablemente por los medios diplomáticos ordinarios” deben someterse a los procedimientos establecidos en el Tratado, que reflejaba “los últimos votos del Padre de la Patria”.

Aunque ha sido considerado en forma errónea como un instrumento para forzar el recurso judicial en el caso de la delimitación marítima, podría ser en una opción frente al momento actual.

Las pruebas presentadas en le OEA sobre la presencia del ELN, de las FARC y de otros grupos armados en territorio venezolano y los siniestros designios que estos tienen contra nuestro país, han alarmado con razón a los colombianos.

La Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas que adoptó la definición de la agresión, considera como acto de agresión “el envío por un estado de bandas armadas, grupos irregulares o mercenarios que lleven a cabo actos de fuerza armada en el territorio de otro estado”. Por su parte Maduro y sus asesores, siguen afirmando el absurdo que desde nuestro país se está gestando una invasión a Venezuela.

Si nos ponemos a esperar que se constituya en Venezuela un gobierno democrático que proceda luego a neutralizar y reprimir los grupos armados y de delincuentes que se encuentran el país vecino, tendríamos que esperar mucho tiempo.

Las negociaciones entre los estados no se dan solamente en los momentos de euforia, bajo los pliegues de los pabellones nacionales, sino especialmente cuando se atraviesan las crisis. En plena guerra de Colombia con el Perú en 1933, después del combate de Guepí, cuando todo indicaba el escalamiento del conflicto bélico, el candidato del partido liberal, Alfonso López Pumarejo viajó discretamente a Lima atendiendo una invitación del nuevo presidente del Perú, el Mariscal Oscar Benavidez. López y Benavidez habían sido amigos cuando ambos se desempeñaban como representantes de cada uno de los dos gobiernos en Londres.

Desde Lima, López Pumarejo informó al presidente Olaya, que, había logrado el alto al fuego y el inicio de negociaciones entre los dos países para solucionar el conflicto. La noticia tomó por sorpresa a las opiniones públicas y a las fuerzas armadas de los dos países.

Incluso en épocas más recientes, en situaciones críticas se ha acudido a la negociación. Durante la administración del presidente Uribe, a raíz de la operación contra una base de las FARC en territorio ecuatoriano, colapsaron las relaciones colombo-ecuatorianas e incluso “sonaron tambores de guerra”. Sin embargo, hubo discretos contactos con el gobierno ecuatoriano para superar la difícil situación. Acompañé al canciller Jaime Bermudez a un encuentro nocturno en New York con altos funcionarios ecuatorianos que abrió la puerta para la reconciliación.

Los acercamientos fueron continuados durante la administración Santos y condujeron a que el Ecuador retirara una demanda, precipitada por la operación “Fenix”, que había incoado contra nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia por las aspersiones con Glifosato en la frontera.

La negociación, por difícil que parezca, así como soluciones pacíficas como las previstas en el tratado de 1939, serán siempre una opción en los momentos de crisis.

(*) Decano de la facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

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