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Espacios Políticos

Dos espacios, uno deliberativo el otro de fuerza. Congresos y plazas públicas. Partidos, gremios y credos. “El medio es el mensaje” y el anunciante es el medio. En las redes sociales los anunciantes pierden influencia. Jóvenes apáticos a la política. Farc se ocupó del Congreso y de la plaza pública. Farc ganó la calle y movilizó un sector de jóvenes marginados y decepcionados.

Juan Manuel Charry Urueña, Juan Manuel Charry Urueña
18 de diciembre de 2018

Desde la famosa frase de Carl von Clausewitz “La guerra es la continuación de la política por otros medios” (1831), se pueden distinguir dos espacios de la política, uno deliberativo y otro de fuerza. En la actualidad, se podría decir que el primero está sujeto a las reglas de la representación y a los foros parlamentarios, mientras que el segundo es subversivo, rebelde y revolucionario.

Si bien es cierto, los congresos son los espacios políticos formales por excelencia, son el lugar donde se adoptan las leyes y las decisiones de interés general, siempre han contrastado con la plaza pública y la prensa de opinión, o lo que es igual, uno es el mundo de los representantes y otro el de los representados.

Ahora bien, la política se ha hecho más compleja pues se organizaron los partidos y movimientos políticos, no solo como sujetos o actores políticos, sino también como espacios para la deliberación y la pertenencia, si se quiere, para intermediar entre representantes y representados. Sin embargo, los nuevos hechos económicos dieron paso a los gremios y sindicatos como agentes de intereses y grupos de presión. No se quedaron atrás los credos y las religiones, también agenciados políticamente.

Los medios de comunicación masiva, primero la prensa, luego la radio y la televisión, irrumpieron no solo como difusores de información y opinión, sino también como formadores y conductores, como un enorme espacio donde político que no registra no existe. Por eso los partidos políticos fundaron periódicos, accedieron a la radio y crearon noticieros de televisión. No obstante, detrás de los medios están quienes los financian, los anunciantes, productores y comerciantes, locales y extranjeros, y el Estado; entonces, allí cobra fuerza la frase de McLuhan “El medio es el mensaje”, y podría decirse también el anunciante es el medio.

Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones abrieron nuevos espacios, las llamadas redes sociales, a las cuales se accede con facilidad desde un teléfono móvil y permite manifestarse con tan solo un clic. Se trata de una especie de descentralización de los medios de información, de la posibilidad de comunicación directa entre destinatarios. En las redes los anunciantes pierden influencia.

A pesar de la multiplicación de los espacios, de la facilidad tecnológica para acceder a muchos de ellos, los jóvenes se muestran apáticos y descreídos de la política. Parecen más propensos a la antipolítica, a los asuntos globales del ambiente y de rechazo al  consumismo. No quieren confrontaciones sino confort.

En este complejo y dinámico panorama, las Farc optaron por acceso directo al Congreso, 5 senadores y 5 representantes, reconocimiento del partido político con apoyos estatales adicionales, estatuto de la oposición, acceso a medios oficiales de información masiva, y establecer la protesta social como un derecho fundamental, esto es, la toma de las calles.

Así las cosas, la estrategia de las Farc se ocupó principalmente de dos frentes, acceso al Congreso con un partido político reconocido y la plaza pública como perturbadora de la circulación y generadora de opinión, como el nuevo escenario del conflicto social, ya no propiamente bélico, sino de lucha de clases.

En fin, parecería que las Farc lograron ganar el más viejo de los espacios políticos, la calle, y con ello movilizar a un sector de jóvenes marginados y decepcionados de la política tradicional.

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