Home

Opinión

Artículo

Un viaje difícil

Tomemos el interés del aliado principal, y digamos que el punto está en que el Tío Sam quiere derrotar a la droga mientras nosotros queremos derrotar a la guerrilla

Semana
24 de junio de 2002

Con los aviones de Bush, la plata del FMI, la mediación de la ONU y la comprensión de Europa, Colombia estaría arreglada. Por eso el presidente Uribe salió a buscar ayuda de los aliados.

Son aliados, y por eso ?cómo no? ofrecieron ayudar. Pero la ayuda internacional está condicionada por dos factores: el interés específico de quien ayuda y la debilidad relativa del ayudado. Para decirlo de modo resumido:

?El interés de Bush es acabar la droga, el del FMI es que le paguen, el de la ONU es pactar la paz y el de Europa es cuidar sus inversiones. Todos son intereses muy legítimos; pero no son exactamente los de Uribe.

?Y Colombia llega al diálogo con tres debilidades: el balance confuso de su guerra, una angustiosa situación financiera, y la controvertida imagen del nuevo Presidente.

Esos factores inciden de modo más complejo del que cabe analizar en pocas líneas. Pero tomemos el interés principal del aliado principal, y digamos que el punto está en que el Tío Sam quiere derrotar la droga mientras nosotros queremos derrotar la guerrilla. Pues el distinto interés del socio grande ha tenido implicaciones decisivas sobre:

?La definición del enemigo. Aunque las Farc llevan 20 años enredadas en la droga, hoy todo mundo "sabe" que la guerra es por plata y que 'Tirofijo' vive de la coca. Las pruebas de la DEA y los estudios del Banco Mundial "demuestran" este hecho, que por tanto es el eje de "nuestra" estrategia contrainsurgente (diré de paso que, después de las Twin Towers, estamos descubriendo que las Farc siempre fueron "terroristas").

?El teatro de operaciones. Simple: Estados Unidos cambió el Plan Colombia por la Iniciativa Regional Andina, que cobija a Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Panamá y Brasil. Y sin embargo la esperanza "estratégica" de Colombia precisamente consistía en que los cultivos ilícitos emigraran a los países vecinos.

?Sobre el tejido de alianzas. Muchos en Colombia ven a los "paras" como un mal menor, quizás como un aliado táctico en la guerra contrainsurgente ("el enemigo de mi enemigo?"). Pero en Estados Unidos se "sabe" que los paras son narcos y por tanto enemigos estratégicos y tácticos.

?Sobre la asignación de recursos: mientras mueren los niños de Bojayá, las Fuerzas Armadas destinan el 30 por ciento de sus efectivos a controlar la droga.

?Sobre la definición de "victoria". Lo diré en una frase: por difícil que sea acabar con las Farc, es mucho más difícil acabar con la droga.

?Y sobre los aportes de cada socio. Estados Unidos pone 600 millones nuevos y los 1.700 previos del Plan Colombia. Pone hasta 800 personas en calidad de "asesores y contratistas". No pone ni un soldado. Y pone toda clase de condiciones.

Así que al presidente Uribe le habían puesto "sutiles" condiciones. El Informe de la GAO sobre el fracaso del Plan Colombia y el poco esfuerzo del gobierno Pastrana. El anuncio de restablecer la intercepción aérea. Los dos millones perdidos, con su secuela de enredos y el relevo inminente en la Policía. El coro de funcionarios pidiendo que Colombia "ponga de su parte" y aumente el gasto militar. La alarma de los demócratas ante la escena en ciernes de un millón de personas con armas que disparan 600 ó 700 balas por minuto, mientras el Ministro Designado habla de Ley Marcial.

En su propia dimensión y en su contexto, aquellas diferencias "pequeñas" y "entre socios" restaron brillo a todas las visitas del presidente Uribe. El FMI no podía emitir un voto firme de confianza en las finanzas de un país que va a emprender la guerra. El BID y el BM prestan para hacer desarrollo, no para armas. La ONU no puede mediar sino es entre dos partes. Y Europa no puede comprender lo que no es claro.

Nada ?o casi nada? de lo anterior es por supuesto obra o culpa del presidente Uribe. Es parte del enredo de Colombia y yo apenas lamento que, al bailar con elefantes, los estadistas nuestros unas veces no puedan y las otras no quieran cuidarse de apercolles.

Noticias Destacadas