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JORGE ENRIQUE VELEZ Columna Semana

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Una buena estrategia política

Esta situación nos obliga a establecer una estrategia a mediano y corto plazo, la cual debe estar liderada por personas que piensen más allá de los intereses partidistas y personales.

5 de julio de 2022

Continuando con mi anterior columna en la que escribí sobre la incidencia de los tres alcaldes de las principales ciudades de Colombia, déjenme hacerles el siguiente complemento para tener una visión general del asunto:

11 de febrero de 2021, la mayoría de partidos de izquierda y sus dirigentes hacen pública la creación de una organización que sería la base electoral, no solo para la elección del nuevo presidente de los colombianos, sino para una lista cerrada, fortalecida al Congreso de la República, y seguramente, la base para las elecciones locales de 2023.

Mi intención es hacer un recuento y explicar por qué esta estrategia se gestó mucho antes de febrero de 2021, incluso varias décadas antes, donde de una forma silenciosa y sigilosa, la izquierda se fue tomando cada una de las instituciones del estado, lo que le permitió a Gustavo Petro, estar a la cabeza de estas.

La estrategia más exitosa: los maestros y los niños, Fecode.

Institución con más de 60 años de fundada, con más de 270.000 profesores afiliados y más de ocho millones de niños educados por ellos. Con una marcada ideología de izquierda y de rechazo al statu quo, fueron encaminando a los niños y jóvenes a tener un resentimiento continuo a la institucionalidad que ha sido liderada, en muchos periodos, por el centro-derecha, con algunas excepciones puntuales.

La otra estrategia, las universidades. Actúan como la estocada final. Jóvenes que ya venían instruidos desde el colegio, se encuentran con el fortín ideológico de la izquierda, la Universidad Pública, el cual, es un lugar, donde los jóvenes universitarios, en su mayoría, hacen parte o se identifican con el Pacto Histórico. La estrategia es tan exitosa que se extendió hasta las universidades privadas, véase el caso de la Universidad de los Andes, EAFIT y La Javeriana, en Bogotá, Medellín y Cali respectivamente.

No podemos dejar de mencionar otra institución que ha sido fundamental para el crecimiento de la izquierda en Colombia: la justicia. Pero hoy no me extenderé en explicar su estrategia que es suficientemente conocida por todos ustedes amigos lectores.

Muchos podremos criticar y ser opositores y cuestionar la forma cómo el Pacto Histórico llegó al poder. Pero lo que si tenemos que reconocer es que supieron establecer una estrategia que, paso a paso, fueron desarrollando y que, después de muchos años, la ejecutaron con una precisión milimétrica, motivo por el cual, hoy, consiguieron el resultado esperado: tener el primer presidente de izquierda electo en la historia de Colombia, sumándole una gran participación en las otras dos ramas del poder, en el legislativo y en el judicial.

Otros movimientos y partidos intentaron hacer lo mismo que el Pacto Histórico, en especial, el mal llamado Centro Esperanza. Con una estrategia poco planificada, y sin bases establecidas, creyendo que el país estaba cansado de los extremos, como se equivocaron nuevamente las encuestas, el centro (que no creo que exista) resultó tener un fracaso absoluto y todo, en especial por el ego de sus dirigentes.

Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, actuando por separado, los hermanos Galán sacando listas del Nuevo Liberalismo aparte del Centro Esperanza (para fracasar de igual manera), fueron los artífices de la muerte anunciada. Y su panorama político no es nada alentador, la mayoría de sus miembros ya hacen parte del Pacto Histórico (o siempre lo hicieron) por identidad ideológica o por conveniencia.

El diagnóstico para la derecha es suficientemente conocido. Tantos lustros en el poder en el que nos dedicamos a todo menos a defender la ideología del libre mercado y demás planteamientos de derecha, a pasar por alto que los partidos afines se dedicaron a defender sus intereses particulares, y a las luchas de poder internas, nos convirtieron en el centro de las críticas y nos ganamos el cuestionamiento de las nuevas generaciones, que con las redes sociales, que es la forma más efectiva de llegar a los jóvenes, solo pareciera que tienen una opinión mala de la derecha y que la izquierda es la única que podría hacer las cosas bien en Colombia.

Esta situación nos obliga a establecer una estrategia a mediano y corto plazo, la cual debe estar liderada por personas que piensen más allá de los intereses partidistas y personales.

A corto plazo, debe plantarse una oposición seria y coherente al gobierno del Pacto Histórico, eso sí, reconociendo y apoyando lo que sea beneficioso para los colombianos.

Debemos, a mediano plazo, establecer un acuerdo entre todos los partidos y organizaciones afines a estos postulados de centroderecha y derecha con el fin de tener candidatos únicos a gobernación y alcaldía escogidos en consultas previas y por qué no, a buscar la conformación de listas únicas y cerradas para los demás organismos de elección popular.

Para lograr esto, se deben cada una de las políticas y resultados que estos gobiernos le han generado tanto progreso a nuestro país, y no solo eso, principalmente, se deben reconocer y aceptar los errores que se han cometido con el único fin de corregirlos y garantizar que no vuelvan a ocurrir.

Si planteamos una estrategia y somos defensores de la misma, incluimos a las nuevas generaciones y promovemos el desarrollo de las regiones, tendremos nuevamente la posibilidad de conservar el poder en el 2023 y retomar la presidencia en el 2026. Si no lo hacemos, no me cabe duda de que la izquierda, que sí se ha preparado, seguirá gobernando por muchos años más.

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