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WILSON RUIZ Columna

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Vaca por Antioquia

La pregunta a resolver debería orientarse hacia si se puede realizar una iniciativa de esta naturaleza y si lo hecho hasta ahora constituye un buen proceder por parte de la Gobernación de Antioquia.

Wilson Ruiz Orejuela
4 de abril de 2024

El que no entra ni deja entrar, o bien, el que no hace ni deja hacer es, en sí, un hipócrita. Un hipócrita sería algo así como el que, aunque diga una cosa falsa (hipo), sabe discernir (crita) lo que hay de verdad por debajo de ella. Por ello, aunque se sepa que algo no es malo o incorrecto per se, el hecho de afirmarse en que sí lo es, faltando a la verdad, es una actitud propia de un hipócrita.

Ahora, si a la hipocresía le agregamos la ruindad y el egoísmo, nos encontramos con una tríada de características peligrosas en quien, por mandato constitucional, le corresponde velar por los intereses de una nación, a quien se le obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos y quien debería simbolizar la unidad nacional.

Contrario a estos expresos mandatos superiores, la actitud del presidente sobre los acontecimientos de este país demuestran estar en otra vía. El revuelo causado por la “vaca para las 4G de Antioquia” afloró toda clase de sentimientos en quienes no toleran que una causa solidaria cuente con el respaldo y apoyo de toda una región y más de un país.

La pregunta a resolver debería orientarse hacia si puede realizarse una iniciativa de esta naturaleza y si lo hecho hasta ahora constituye un buen proceder por parte de la Gobernación de Antioquia, al tiempo que corresponde despejar las dudas sobre la legalidad o ilegalidad de dicho instrumento.

Sea lo primero indicar que la iniciativa cuenta con un respaldo jurídico a través del Decreto 2024070001536 del 22 de marzo de 2024, que comprende la figura del contrato de donación de que trata el artículo 1443 del Código Civil. Adicionalmente, comprende el instrumento jurídico las consideraciones acerca de que las entidades de derecho público pueden ser beneficiarias de la donación de bienes de otra entidad del Estado o de particulares. Se incorpora en el documento los elementos trascendentes del Concepto No. 1495 de 2003 del Consejo de Estado, que reseña que la Constitución no prohíbe “expresamente” este tipo de donaciones, y las especificaciones acerca de que el donante deberá aceptar la celebración de un “contrato de donación”, además de informar, “bajo juramento”, que los recursos no provienen de actividades ilícitas. Finalmente, culmina indicando que todo lo anterior se canalizará a través de la Secretaría de Hacienda del departamento de Antioquía.

Ahora bien, acerca de la proposición inicial y, de paso, desafortunada del presidente de la República, quien cataloga de delito de captación masiva y habitual de dinero la “vaca por las 4G de Antioquía”, sea menester indicar que no existe captación en la medida que no se configuran los elementos propios exigidos por el tipo penal, esto es, debe ser habitual y no autorizada.

En este caso, como se indicó, la donación sí está autorizada y, además, no es habitual. Inclusive, resulta inédita y producto precisamente de la búsqueda de alternativas para buscar los recursos adicionales sugerida por el Ministro de Transporte del actual gobierno.

Mucho menos, esta iniciativa podría catalogarse como un lavado de activos, el cual además exigiría un conocimiento de parte de la Gobernación de Antioquia sobre el origen ilícito del recurso, en caso de existir, y la finalidad de ocultar su procedencia.

Los elementos descritos están notablemente ausentes en la iniciativa territorial que, inclusive, quiso ser objeto de cuestionamientos mediáticos por un supuesto aporte del Clan del Golfo, lo que a todas luces fue desvirtuado a partir de lo falso y mal intencionado de la publicación del inexistente aporte del grupo armado ilegal.

Esta expresión de solidaridad y pujanza del pueblo antioqueño ha puesto en la lupa del presidente a esta región, satanizando la iniciativa, adornándola como de costumbre con calificativos tales como “bellaquería inmensa”, “regionalismo de doble moral”, “liderazgo político de derechas que antes se vestían con esvásticas”, “paramilitarización del departamento”.

No, señor presidente, el pueblo antioqueño está haciendo lo que corresponde para tomar parte en las decisiones y obras que le benefician. Hasta el Lunes de Pascua, la vaca para las 4G de Antioquia ha recogido $ 3.632 millones del billón que tiene como objetivo. Por ello, el ejemplo antioqueño no debería despertar la envidia de quienes, pudiendo hacer las cosas bien, deciden no hacerlas o hacerlas de otra manera, sino avivar su solidaridad.

Se trata entonces de entender que una buena iniciativa también se le puede ocurrir a otro, la fórmula del éxito no siempre está en cabeza de quien se “acostumbra”, el acontecimiento de Antioquia no debe ser entendido como una amenaza a la gobernabilidad del ejecutivo nacional, por el contrario, es una forma de entendimiento interinstitucional, todo por el beneficio de los pueblos que requieran sacar adelante sus iniciativas sin depender exclusivamente del marcado centralismo e hiperpresidencialismo colombiano.

Bienvenida la participación y solidaridad de todos aquellos que quieran sumarse a este noble propósito.

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