JULIO ANDRÉS ROZO

Clase corta para crear un emprendimiento de turismo de naturaleza (parte 1)

Últimamente viene posicionándose el turismo como la gran promesa jalonadora del desarrollo económico del país. Incluso se dice que este sector productivo tiene el potencial de convertirse en “el nuevo petróleo” de Colombia.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
6 de febrero de 2020

Eso me parece bien. Qué mejor sería hacer del turismo nuestra principal fuente de ingresos y evitar la dependencia que por décadas hemos tenido de los recursos minero-energéticos. No obstante, para que el turismo sea una realidad, dentro de este marco de expectativas, deben suceder aún muchas cosas que nos permitan decir como país: “Estamos preparados y listos”.

En esta columna hablaré sobre las oportunidades que existen alrededor de un tipo de turismo con el que he trabajado en los últimos cuatro años: el turismo de naturaleza. En específico, quiero aportarle a varias personas que me preguntan: “y Julio Andrés, ¿cómo es posible crear un emprendimiento en este sector y qué debo tener en cuenta para que este emprendimiento sea exitoso y sostenible?” Bien, voy a dar las punta de lanza para responder algunas de estas cuestiones.

Esta y las siguientes columnas las redactaré a modo de clases cortas, es decir, en términos de recomendaciones, herramientas y consejos para que usted pueda diseñar un buen modelo de negocio en el sector de turismo de naturaleza. Vale la pena anotar que esta caja de herramientas aplica para cualquier tipo de turismo (ejemplo: sol y playa, de negocios, etc.).

En esta primera sesión me concentraré en tres aspectos básicos y fundamentales, pero que en muchas ocasiones son desestimados o no reciben la atención que merecen. 

Bien, ¡empecemos entonces!

  • Comprenda que lo que más cuenta es la experiencia del turista: recuerde el momento en el que fue turista por última vez. A lo mejor fue a Cali, a Cartagena, Barichara, Caquetá o salió del país. Para usted lo que contaba era vivir una buena experiencia (en otra columna hablaré sobre lo que significa diseñar una “experiencia” satisfactoria para el turista). En ese orden de ideas, haga lo que haga, u ofrezca lo que ofrezca, hágase la siguiente pregunta: “¿cómo se sentirá el turista cuando pruebe, use o interactúe con lo que yo tengo que ofrecerle?”. Si en ese proceso de reflexión la respuesta es positiva, usted va por buen camino en la creación de una buena experiencia para el turista. 

Recuerde que el turista regresará a su casa y juzgará la experiencia como un todo. En muy pocos casos será específico en los detalles o aspectos que vivió. Así, si le fue bien con la alimentación, tenderá a decir: “En Bucaramanga se come bueno”, o “la gente de Popayán es muy amable”, o por el contrario, si tuvo una mala experiencia con algo o con alguien podrá o tenderá a decir: “Eh, allá la gente es muy malacarosa”. En otras palabras, la generalización es la madre de la valoración de una experiencia de turismo.

  • Comprenda que no está ni estará solo: en el turismo de naturaleza, al igual que en cualquier otro tipo de orientación del turismo, existen muchos actores con los cuales usted va a interactuar sí o sí. Dicho de otra manera, la interdependencia es el mejor sinónimo que uno puede encontrar para la palabra “turismo”. Muchos emprendedores piensan que hacer turismo se reducen tan solo a hacer lo que les toca. Por ejemplo, usted podrá decir: “Estoy en el negocio del turismo y soy hotelero, o soy guía o soy dueño del restaurante, o soy agencia de viajes”... Bien, no basta tan solo con ser el mejor hotelero, ni tener el mejor restaurante, o ser el guía más empático del lugar; así como en el punto anterior, puede que usted sea el mejor en lo que hace, pero si su colega muestra fallas y vacíos en lo que le corresponde, la experiencia del turista puede o muy seguramente se verá afectada. Un ejemplo lo viví recientemente en un destino que me ofreció un buen descanso, gracias al colchón, pero a la mañana siguiente me sirvieron el peor desayuno que me haya comido en la vida. 

En ese orden de ideas, sea el mejor en el rol que decidió asumir como oferente de algún servicio turístico, pero ayúdele, apórtele, retroalimente al colega que cumple otra función y ofrece otro producto o servicio. Como mencioné en el primer punto, piense que la experiencia del turista es una sola y, por lo tanto, todos los empresarios deberían funcionar como relojitos.

  • La clave es su sonrisa: mucho se ha hablado sobre el servicio al cliente como una estrategia para fortalecer su modelo de negocio. Bien, para mí no es una estrategia, es LA ESTRATEGIA a la cual usted debe enfocar la gran mayoría de sus esfuerzos. Imagine un hotel con los mejores atributos, un destino con el mejor paisaje, un restaurante con la mejor comida, pero todo ello con una persona (quien lo sirve o apoya) con una cara de trasero que no logra disimular. Ahora imagine un caso opuesto: un lugar modesto y no lujoso o una comida sencilla con personas que sonríen genuinamente, a las cuales se les nota las ganas y la pasión por servir; personas empáticas que logran comprender lo que usted quiere sentir como turista… en ese caso ¿cómo valoraría su experiencia? Lo ideal, naturalmente, es tener un excelente producto/servicio con un excelente servicio al cliente. Pero, si su producto/servicio está aún en evolución, potencie su oferta con una gran sonrisa.

En la siguiente clase corta hablaré sobre otros aspectos. En especial me enfocaré en aquellos relacionados con la conservación ambiental del destino y de su producto/servicio; también hablaré sobre algunas recomendaciones para realizar una estrategia de marketing verde.

Hasta el próximo jueves.