MARIO ALEJANDRO VALENCIA
Duque el maltratador
Para ser justos, el estancamiento de la economía que advirtió el gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, no ocurrió exclusivamente durante el gobierno de Iván Duque. Sin embargo, en los nueve meses al mando tuvo oportunidad de corregir el rumbo y no lo hizo. No es porque no ha podido, sino porque no quiere y no lo hará. Duque se encontró con una economía delicada de salud, pero entró a la unidad de cuidados intensivos con un bate.
Maltratar de esta forma el bolsillo de los hogares y las empresas está pasando cuenta de cobro. De los últimos 42 meses, en 36 la confianza de los consumidores ha sido negativa. Hace tres años que el desempleo no para de crecer, durante el primer trimestre de 2019 las personas que dejaron de buscar trabajo aumentaron, las que consiguieron empleo disminuyeron, y más de un millón de personas en el último año se adicionaron a los de empleos precarios (subempleados).
Estamos en manos de dirigentes que, en lugar de buscar soluciones, hacen publicidad. Por eso tienen respuestas preestablecidas para todo; todas falaces. La culpa del desempleo no es de los venezolanos, sino de la incapacidad de poner a funcionar las fábricas y el campo para absorber esa fuerza de trabajo productiva.
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La culpa de la desaceleración del crecimiento no es la Semana Santa ni el aumento del salario mínimo, sino la dependencia del petróleo, que constituyó una economía que colapsa al tener que pagar salarios mensuales promedios de miserables USD 336, con los cuales no es capaz de competir con sus “pares” en la Ocde que pagan USD 3.342 mensuales en promedio.
La culpa no es de los empresarios, sino de las decisiones estatales. El Gobierno sacó pecho porque el país ascendió 6 posiciones en competitividad, para quedar en la misma ubicación que en 2015. Adicionalmente, nunca contó que la medición se hace entre 63 países y estamos en el puesto 52. Tampoco dijeron que en el indicador de marco social estamos en el puesto 61, en educación en el 59, en infraestructura científica en el 58 y en el marco institucional en el 56, todas responsabilidades del Estado que cacarea lo que no hace.
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Lo peor de todo es que estos dirigentes, los del Frente Nacional 2.0 que añora Pastrana, en verdad se creen que han aportado mucho a la sociedad. Devaluaron la moneda, ahogaron al país en deuda externa y no fueron capaces de hacer producir tierras fértiles, ni de exportar más, ni de cerrar la brecha científica y tecnológica con las potencias. En los últimos siete años el consumo de los hogares creció 3,5 % promedio anual, pero los créditos de consumo crecieron 12,4 % promedio anual y la moratoria de esos créditos creció 22 % promedio anual. ¿Qué les debemos? Les debemos una despedida, ¿se apuntan?