ÁNGEL PÉREZ

En Colombia la educación pública no está enfocada a la calidad

El reto más importante para el futuro de la educación oficial básica y media en Colombia es mejorar la calidad, este paso es imprescindible para que el país pueda avanzar en los indicadores de equidad, ciudadanía, cultura, productividad y para reducir las brechas regionales y territoriales.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
29 de julio de 2019

La matrícula oficial, de la educación básica y media representa el 80% del total, según DANE, 8 millones de estudiantes. A la educación oficial asisten niños y adolescentes de las familias más pobres del país, más del 90% de ellos pertenecen a los estratos 1, 2 y 3. Luego, los primeros beneficiados de contar con un sistema educativo oficial de calidad serán los más pobres.  

Existe evidencia de que la educación básica y media oficial en Colombia no es de buena calidad. Los actuales candidatos a gobernaciones, alcaldías y cuerpos colegiados territoriales deben tener claro que la calidad de la educación se decide en los colegios, en los entornos escolares y en las condiciones en las cuales estudiantes y maestros desarrollan el proceso educativo, por lo cual en sus programas de gobierno deben establecer compromisos pertinentes y viables para mejorar la calidad del sector educativo. El progreso de Colombia y de sus territorios está ligado a la calidad de la educación que reciban los niños y adolescentes en la educación oficial.

Las futuras administraciones territoriales disponen de cuatro años, tiempo suficiente para apoyar a los colegios oficiales y cambiar, entre todos, aquello que no funcione bien en la educación; por ejemplo, las prácticas educativas y las formas individuales y sin planeación colectiva como trabajan la mayorá de profesores. La salvación es el trabajo en equipo (con la comunidad educativa), con objetivos y metas consensuadas e instrumentos claros de medición y seguimiento (cualitativos y cuantitativos). En cada colegio oficial se requiere crear y establecer una cultura colectiva para la calidad de la educación.

Una primera condición para crear una cultura de calidad de la educación es reconocer que no puede existir un colegio que alcance una educación de calidad para sus estudiantes, si no cuenta con los recursos básicos para funcionar; además de cumplir con estándares básicos en infraestructura educativa y en las dotaciones para facilitar el proceso educativo; también, se requiere garantizar a los estudiantes las condiciones materiales para acceder y permanecer en la institución escolar (transporte, alimentación, útiles escolares y salud), componentes básicos del derecho a la educación que aún no se cumplen, especialmente  en las zonas rurales. 

Una segunda condición para crear una cultura de calidad de la educación es fortalecer la actitud, el compromiso y el liderazgo de los directivos escolares para promover y gestionar los colegios hacia la calidad de la educación; así como lograr el involucramiento de los docentes, estudiantes, padres familia y de la sociedad para definir metas, evaluar, hacer seguimiento y planes de mejora. En este punto es clave incentivar a los padres de familia para que ellos motiven a los estudiantes al esfuerzo y al amor por los retos del colegio y de sus profesores.

Una tercera condición para crear una cultura de calidad de la educación es lograr que los directivos docentes y los profesores reconozcan que, aunque trabajan mucho, la mayoría con un gran esfuerzo personal, su labor no tiene gran impacto porque los resultados alcanzados por los estudiantes de los colegios oficiales, durante los últimos veinte años, no muestran mejoras significativas en la calidad de la educación de los niños y adolescentes. Es necesario innovar y cambiar las formas de trabajo con los estudiantes, en el aula y en el colegio.

La cuarta condición para crear una cultura de calidad de la educación es elaborar un diagnóstico informado de la institución escolar, en sus variables más importantes: calidad, deserción y destino de sus egresados. Recordemos que en las pruebas SABER 11, sólo el 20% de los estudiantes de los colegios oficiales se clasifican en las categorías A o A+, el resto de los estudiantes pertenecen a los grupos ubicados en B, C y D (destaco el caso de Bucaramanga donde el 52% de los estudiantes de colegios se ubican en estas dos categorías); así mismo, son conocidos los resultados que obtenemos en las pruebas internacionales como PISA, TERCE o en el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS), entre otros, donde no nos va bien como país. 

La quinta condición es aceptar que medir la calidad de la educación no es fácil; sin embargo, propongo que los colegios, además de mirar los resultados en las pruebas SABER 11, elaboren su propio sistema de evaluación de la calidad. También recomiendo de manera especial, que se analicen, por cada entidad territorial, variables como desempleo y delincuencia juvenil; los colegios oficiales deben tener entre sus indicadores de calidad el seguimiento a los egresados y su vinculación a la educación superior o al trabajo. Sin olvidar resultados de contexto como la consulta anticorrupción y el referendo por la paz, ya que, de alguna manera, éstas son expresiones de ciudadanía, democracia, participación y de formación ciudadana. 

Por último, a partir del diagnóstico del colegio y la participación de la comunidad educativa será posible diseñar y poner en funcionamiento la visión, la misión, el PEI y el currículo del colegio. Estas acciones deben responder a los sueños de la comunidad educativa y a la búsqueda de una mejor calidad de la educación. Como ejemplo sobre el currículo, propongo tener en cuenta que el Informe Latinoamericano del ICCS, 2009, sobre Actitudes y conocimientos cívicos de estudiantes de secundaria en seis países de América Latina señaló que el “contenido curricular se ocupa poco de las instituciones y que ni el bienestar común, ni la cohesión social reciben mucha atención”. Recordemos que no siempre el conocimiento se traduce en nuevas habilidades y competencias para la vida; los medios, la cultura y lo fácil terminan imponiéndose.