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La búsqueda de la felicidad

¿Qué tan felices somos? ¿Qué hace que nuestra vida valga la pena vivirla? ¿Dónde encontramos la felicidad? ¡Buenas noticias! En Colombia contamos ya con el primer diagnóstico oficial de felicidad nacional.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez
11 de septiembre de 2016

Definitivamente, la felicidad no puede ser una obligación moral. Como bien lo dice el filósofo francés “la felicidad se escapa del que la persigue”, y es insana la obsesión por la búsqueda de una euforia perpetua. Sin embargo hay abundancia de películas, consejos, libros motivacionales, conferencias de autoayuda, frases célebres, estudios y hasta memes  sobre cómo ser feliz y, pese a que hay algunas diferencias, aparecen en la lista de ideales la salud, el dinero, las relaciones amorosas estables, la aceptación, la conexión ­social, la paz interior y el sentido de propósito, así como las invitaciones a sonreír, a meditar, a tener un trabajo estimulante y flexible, y a los pensamientos positivos.

Pero ni emprender una búsqueda incansable ni tener una expedita hoja de ruta para conseguirla quiere decir que sepamos qué es la felicidad o cómo medirla.

En diferentes investigaciones realizadas en Estados Unidos se ha tratado de identificar si el crecimiento económico individual (el aumento de los ingresos) afecta la percepción de felicidad. Estas investigaciones, que datan de 1956, coinciden en que a pesar de que ha habido un crecimiento constante en los ingresos, solo el 30% de la población reporta ser muy feliz.

En la década de los sesenta, Warner R. Wilson realizó una de las primeras revisiones de los estudios científicos sobre la felicidad. En este estudio, publicado en 1967 en el Psychological Bulletin, el profesor propone un proceso de medición con altos niveles de confiablidad para medir el bienestar subjetivo en las personas que se consideran con alto nivel de “felicidad”. En su estudio se encontró que tanto para hombres como para mujeres hay una correlación alta entre ser muy feliz con unas dimensiones específicas: ser joven, saludable, con buena educación, con trabajo, buena remuneración, optimistas, religiosos, extrovertidos, con moral alta, aspiraciones modestas, y con una “amplia gama de inteligencia”.

Existen diferentes investigaciones, inventarios, escalas e índices para medir la felicidad.

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En Alemania, Canadá, Chile, Francia, e Inglaterra se ha venido midiendo percepción de bienestar subjetivo de la población nacional, y en Colombia contamos ya con el primer diagnóstico y primer índice oficial de felicidad.

Entre octubre y diciembre de 2015 se recolectaron por primera vez en la historia del país los datos sobre la percepción de los niveles felicidad, entendidos como bienestar subjetivo, satisfacción, preocupación y depresión. Los hallazgos de esta medición fueron presentados en agosto de 2016.

Antes de mencionar los hallazgos, cabe anotar que esta medición se hizo incluyendo un módulo adicional de preguntas en la Encuesta de Percepción Ciudadana que se viene haciendo por mandato legal desde el 2011 por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), para dar seguimiento a la implementación de programas y políticas bajo el Plan Nacional de Desarrollo.

Esta encuesta fue aplicada de manera presencial a 9.710 personas en zonas rurales y urbanas de todos los niveles económicos en las seis regiones del país, y tuvo preguntas tomadas del “OECD, guidelines on measuring subjective well-being”: ¿Qué tan satisfecho está usted con su vida? ¿Qué tan feliz se sintió ayer? ¿El día de ayer que tan preocupado se sintió?, todas ellas para ser calificadas en una escala de 0 a 10.

De acuerdo con Felipe Castro Pachón, director de Seguimiento y Evaluación de Políticas Públicas del DNP, “el hecho que estas preguntas fueran incluidas en la encuesta de percepción ciudadana permite hacer una amplia comparación entre las variables de satisfacción, felicidad, preocupación, y depresión, con las demás características de la población”.

En este estudio el DNP encontró que en Colombia la gran mayoría de los colombianos se sienten satisfechos y felices, y que tienen bajos niveles de preocupación y depresión.  También hallaron que el nivel de satisfacción (8,6/10) es un poco más alto que el de felicidad (8,2/10); y que los niveles de preocupación (3,3/10) son más altos que los niveles de depresión (2,0/10).

La corriente psicología positiva fue creada en los años noventa por el exdirector de la Asociación Americana de Psicología (APA), Prof. Seligman, y el investigador Mihaly Csikszentmihalyi. En ella se ha intentado entender de manera científica la felicidad y otros aspectos que influencian el bienestar subjetivo (amor, gratitud, sabiduría, motivación, resiliencia, optimismo, creatividad, responsabilidad y generosidad, entre otros). 

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La psicología positiva es influenciada por discusiones filosóficas desde Aristóteles (300 años de Cristo), y derivada de la psicología humanista (Abraham Maslow, Viktor Frankl, Carl Rogers, Erick Fromm).

El profesor Mihaly Csikszentmihaly ha venido investigando lo que hace que la vida tenga sentido y ha encontrado que, definitivamente, después de tener las necesidades básicas cubiertas (alimentación, salud, vivienda), y habiendo superado la línea de pobreza, no es el dinero lo que nos hace felices. Según él, la satisfacción y el placer duradero se encuentran en las actividades que nos llevan a un estado de fluidez que supone un estado de inmersión profundo y mayor concentración.

En una investigación a personas que se consideran excepcionalmente muy felices, el catedrático encontró que hay siete condiciones que se requieren para estar en dicho estado de fluidez:

1. Estar completamente involucrado en lo que se está haciendo (enfocados, concentrados).

2. Sentir éxtasis y crear una nueva realidad (salirse de la realidad cotidiana y ordinaria).

3. Una claridad interna superior (saber qué se necesita hacer, y que tan bien se está haciendo).

4. Saber qué actividades son realizables (cuales de las capacidades propias son adecuadas para hacer las tareas)

5. Sensación de serenidad (sin preocupaciones acerca de uno mismo, y con la sensación de estar creciendo más allá de los límites del ego).

6. Intemporalidad (enfoque en el presente, donde las horas parecen pasar como si fueran minutos).

7. Motivación intrínseca (todo aquello que produzca fluidez se convierte en incentivo).

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¿Y cómo ser (más) felices en el trabajo?

En entrevistas del profesor Mihaly Csikszentmihalyi a CEOs de grandes empresas multinacionales que han sido reconocidas por su excepcional responsabilidad social, el docente halló que se si quiere un trabajo en el cual sienta satisfecho, que tenga sentido, y éxito al mismo tiempo, hay que buscar conectarse con canales de fluidez; con esto, dar lo mejor de si, contribuir a otros y a la sociedad y, al mismo tiempo, sentir el espíritu conectado.

Esto podría implicar que, en los ámbitos laborales, los gerentes no solo tienen los retos y las responsabilidades tradicionalmente asociadas, sino que una de las competencias requeridas hoy para aumentar los niveles de bienestar y satisfacción laboral es ser gestores de felicidad.

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