ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

La educación básica debe desarrollar pensamiento crítico

Una sociedad democrática y libre debe garantizar que la escuela, la educación, la ciencia y quienes innovan desde lo cognitivo no tengan miedo frente al poder o a otro tipo de presiones.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
18 de marzo de 2019

En Colombia de alguna manera empiezan a aparecer nuevos miedos en torno al desarrollo de la educación básica y media tales como: la propuesta, por fortuna ya retirada del Congreso Nacional, para limitar la libertad de catedra; la amenaza latente para fortalecer la privatización de la educación; los esfuerzos por deslegitimar las organizaciones sindicales del magisterio y la falta de recursos para alcanzar una educación oficial de calidad, donde los niños y los adolescentes se formen y aprendan habilidades para desarrollar pensamiento crítico.

El pensar de manera crítica es parte de la historia de la humanidad; la mayoría de las veces el cambio y las grandes trasformaciones para mejorar la vida humana han ocurrido cuando grupos sociales o de trabajo investigativo o individuos especiales de manera reflexiva, pensaron, analizaron y discutieron con otros sobre cómo avanzar y cómo cambiar el estado de cosas para garantizar a la humanidad una mejor calidad de vida; muchos de estos avances se realizaron a pesar del natural conservadurismo de quienes ostentaban el poder o tenían algún tipo de privilegio en la sociedad.

Hoy la humanidad requiere fortalecer el pensamiento crítico y la búsqueda de la verdad porque aparecieron nuevos problemas. El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación han logrado un desmesurado crecimiento de la información, de conceptos, de opiniones, de trabajos científicos para el progreso; pero también, en algunos casos, la circulación de noticias falsas que tienen apariencia real, fake news.

La información, los comentarios y las noticias falsas se planean con el objetivo de producir desinformación y engaño, con la meta de modificar percepciones sociales y voluntades de las personas a favor de una ideología, de un gobierno o de quien está en la oposición, sin olvidar que pueden ocultar intereses económicos, religiosos o culturales, entre otros.

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Estamos en un mundo donde se paga a expertos manipuladores de la información para lograr que la verdad se vuelva mentira; hoy se planean mensajes y noticias para que no se razone, para que la mentira como verdad no admita discusión alguna. Quien manipula la información lo hace a partir de conocer pasiones, ideologías partidistas o fanatismos de cualquier especie; el engaño potencia preferencias, odios, amores, liderazgos y adhesiones a una causa o a una persona.

Quien engaña con la noticia falsa conoce que el otro no reclama evidencia, prueba o contrastación alguna. Donde no prima lo cognitivo, la trampa y el engaño con la información se hace fácil.

Este escenario es nuevo para la humanidad, hay nuevos retos para la educación, el pensamiento y la verdad. Educación de calidad es el camino para enfrentar estas trampas de la comunicación moderna. La escuela tiene el desafío de realizar los ajustes pedagógicos y curriculares para que los estudiantes adquieran la habilidad de pensar de manera crítica frente a lo que leen, oyen y ven.

Pensar de manera crítica implica reflexionar, analizar, valorar y tomar posiciones o decisiones en favor de la verdad, lo que hoy no es sencillo. Dewey afirmó que la “reflexión comienza cuando empezamos a preguntarnos por la veracidad, por el valor de una indicación cualquiera, cuando tratamos de probar su autenticidad; por ello, la reflexión implica identificar una evidencia, prueba, aval, garante o un fundamento”.

Insisto, el desarrollo del pensamiento crítico impone la necesidad de lograr que los estudiantes aprendan a reflexionar, a razonar.  Donde razonar es una capacidad humana que permite discernir entre lo verdadero y lo falso.

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Aprender a buscar la verdad, conlleva el reto de lograr que los estudiantes siempre tengan preguntas, que ellos duden, que desde niños se les enseñe a problematizar y a encontrar respuestas que les permitan valorar en torno a la verdad y a disentir con evidencia. La habilidad de las personas de pensar de manera crítica conlleva a afirmar que no es lo mismo saber que pensar.

Aclaro, tener un pensamiento crítico no significa que se es de izquierda, o que se está siempre en contra del poder, del gobierno o de la tradición de manera irracional. Tener un pensamiento crítico es aprender a valorar qué le conviene al desarrollo del ser humano en particular y al conjunto de la sociedad. Tener un pensamiento crítico es proteger y fortalecer la libertad, la democracia, los derechos básicos de las personas, la justicia social, el cuidado del cuerpo y de la tierra.

A la vez, quien detenta el poder debe comprender que fortalecer la educación, la investigación, el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y un pensamiento crítico en la sociedad, posibilita cambios y progreso, sin violencia.

Luego, no hay que amordazar la escuela y menos a sus maestros, lo que el país necesita es desarrollar un pensamiento crítico en los estudiantes, este debe ser un propósito central del sistema educativo de Colombia para mejorar la calidad de la educación. Además, pensar de manera crítica facilita el desarrollo de las competencias de comunicar y convivir, es decir, a vivir sin violencia, a discutir con argumentos y a respetar al otro.

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