GUILLERMO VALENCIA

La solución de la crisis de Venezuela pasa por Brasil

El país de Bolsonaro se encuentra en una posición que le permite actuar y consolidarse como una potencia regional. ¿Qué margen de acción tendrá con la inmensa deuda que Maduro tiene con Rusia y China?

Gustavo Valencia Patiño, Gustavo Valencia Patiño
26 de marzo de 2019

La crisis venezolana se ha abordado hasta la saciedad en todos los medios del mundo. Hemos visto desplazamiento forzoso, hambruna, criminalidad y corrupción en niveles sin precedentes. Se trata de la destrucción económica y democrática de una nación que otrora fue un modelo para Latinoamérica.

La situación es crítica para el Estado venezolano, pero también lo es para millones de personas que buscan la manera de sobrevivir a diario ante su desmantelamiento. En un escenario así es imposible predecir el rumbo que tomará Venezuela cuando Nicolás Maduro deje el poder o el rol que jugarán China y EE.UU. en ese escenario.

No obstante, existe un actor que ha pasado casi inadvertido, pero que puede cambiar por completo la situación venezolana. Hablamos de Brasil, un país cuyo gobierno tiene a Venezuela como uno de sus mayores intereses y que ha recalcado que ya existe una cercanía con EE. UU. sobre este tema.

Recordemos que la historia mundial no ha sido definida por eventos asumidos con facilidad, sino por aquellos que parecen poco probables, tal es el caso de las intervenciones militares, que en latinoamérica no son prevalentes.

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Por eso, aunque exista una baja probabilidad de que Brasil lidere una intervención militar en Venezuela, si esto ocurre sería un cambio en el juego que no muchos esperan. Y lo es por dos motivos:

1-Brasil mantiene buenas relaciones con China, Rusia y EE. UU., este último ve con buenos ojos el ascenso del vecino país como una potencia regional, que podría compensar el costo de una posible intervención militar.

2-Una invasión de Venezuela por parte de EE. UU. sería un escenario en el que todos pierden porque pondría en una situación de guerra fría a ese país con China. Por su parte, Rusia tendría que tomar acciones porque no tendría garantía del pago de su creciente deuda, que en total sería US$130.000 millones, entre los que destacan préstamos de la petrolera estatal rusa Rosneft. Además, sería un escenario perfecto para medir su poder frente a EE.UU.

El tablero latinoamericano

Desde su posesión Jair Bolsonaro ha visto cómo su imagen positiva ha sufrido una caída constante. De hecho, este 21 de marzo perdió 15 puntos, según una encuesta publicada por Ibope.

Apelar a una posible intervención, y de paso al espíritu nacionalista brasileño, le otorgaría una mejoría de imagen en el corto plazo y la posibilidad de hacer reformas económicas que son impopulares. Además, le permitiría tener acceso a recursos naturales como coltán, cobalto y oro, insumos apetecidos por la industria china.

No obstante, tomar esa decisión también puede fortalecer la oposición al interior, que ha cobrado mayor fuerza en las últimas semanas por cuenta de multitudinarias manifestaciones en contra de su gobierno.

Por su parte, Maduro ha optado por mostrarse fuerte a través de sus aliados. Bien sea con el arribo de aviones rusos a Venezuela o con las muestras de respaldo por parte de China y Turquía.

Sin embargo, si se quiere entender mejor cómo Chávez y Maduro lograron mantenerse en el poder hay que leer el libro de Bruce Bueno de Mesquita, titulado "El manual del dictador: por qué el mal comportamiento es casi siempre una buena política".

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En este texto se analiza, a través de la teoría de juegos cómo operan las diferentes coaliciones en favor de los dictadores. Mesquita se basa en 4 reglas a seguir para mantenerse en el poder.

Estas son: 1) Crear y mantener un grupo fiel y cerrado. Algo en lo que Maduro ha errado al promover más de 1.000 generales para comprar sus lealtades.  2) Sostener un sistema electoral difuso. En el caso venezolano se trata de uno polarizado y disfuncional, que le ha permitido al chavismo concentrar el poder en algunos perfiles influyentes. 3) Controlar el flujo de divisas. Esta fue una tarea que se cumplió hasta que la falta de divisas le ha traído problemas a Venezuela para controlar este sistema. Lo cual, le impide aplicar la siguiente norma: pagar a sus partidarios.

Sobre este punto es que los movimientos de Brasil, en el terreno de la negociación, podrían dar mejores resultados.

Sin duda, cada día que pasa nos muestra un régimen cada vez más debilitado, pero obligado a pagar las acreencias que sostiene con sus aliados, en este caso China y Rusia. Por lo tanto, una salida a esta crisis debe garantizarles a estas potencias una opción de pago, en un escenario en el que no esté el chavismo en el poder.

En este punto, hay que preguntarse si Brasil puede garantizar opciones de pago reales para los aliados de Venezuela y qué tanta presión podrían aplicar estos para, si así lo quieren, actuar en dos frentes: mantener al régimen y a la vez, lograr que este les pague.

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