JULIANA SÁNCHEZ TRUJILLO

Teletrabajo sí, pero con equipos sólidos

Es común pensar que el teletrabajo funcionará con solo encender el computador, pero la conectividad no es suficiente para tener equipos de alto desempeño.

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
18 de marzo de 2020

En estos días de incertidumbre y de cuidado, son cada vez más las personas que han encontrado en el teletrabajo una forma de contribuir con la contención del virus, sin descuidar su trabajo. Sin embargo, en medio de una creciente oferta de cursos, manuales, conferencias y hasta memes; estamos pasando de lado que al igual que en la transformación digital, el teletrabajo, más allá de que la implementación de herramientas tecnológicas de conectividad es ante todo una mentalidad, y como tal exige un cambio de chip frente a las dinámicas laborales.

Un equipo con dinámicas ineficientes, con problemas de comunicación, pero con fantásticas herramientas tecnológicas seguramente no va a funcionar de la mejor manera. No olvidemos que la tecnología es simplemente un canal, y que para que se cuente con alta productividad en el teletrabajo, se requiere también de buenas dinámicas grupales y de procesos y metodologías acordes con los resultados que se quieren obtener.

¿Qué se necesita entonces para ser un equipo de alto desempeño cuando se está en ubicaciones remotas y con poca o nula interacción cara a cara? Un equipo de alto desempeño se caracteriza por la interdependencia, en donde los miembros son flexibles y se adaptan a las necesidades del equipo, lo que se evidencia en una alta productividad y sinergia positiva. Para lograrlo, se requiere de participación activa, alto nivel de apoyo mutuo, satisfacción y celebración por logros del equipo, verdadero consenso en la toma de decisiones y en la obtención de metas.

Para lograr estas dinámicas, es importante establecer objetivos de corto y de largo plazo, por eso, vale la pena hacer seguimientos constantes que den visibilidad de las tareas que cumple cada uno, sin perder de vista el objetivo que se busca alcanzar. Por eso, es bueno usar herramientas virtuales que permitan pensar visualmente y construir soluciones cocreadas; compartir contenido para tener trazabilidad de los objetivos; organizar información para hacer seguimientos; otras para tener comunicación en tiempo real y una más para comunicarse fuera de las videollamadas o reuniones y así establecer tareas.

Más que obsesionarnos con las herramientas, usémoslas como canal para alcanzar los resultados deseados. Además, enfoquémonos en fortalecer nuestras dinámicas grupales, en buscar espacios para tener una comunicación asertiva, en crear vínculos basados en la confianza y en entender las necesidades específicas de cada equipo. 

Cuando apenas se ha formado un equipo, lo que más se requiere son instrucciones claras, crear normas, definir responsabilidades y un proceso definido de trabajo. Cuando por el contrario se está en un momento de crisis o tormenta, se deben abrir espacios para hablar abiertamente sobre los problemas y los sentimientos que se generan, alentar los diferentes puntos de vista y dar retroalimentación. Si en cambio, ya se cuenta con dinámicas más eficientes, enfoquémonos en delegar, en promover la toma de riesgos, la búsqueda conjunta de soluciones y en tener una comunicación abierta. Solo así, se logrará que la distancia no afecte los resultados y que las herramientas tecnológicas puedan cumplir a cabalidad su prometido, que no es otro que el de facilitar el trabajo y posibilitar nuevas formas de comunicación.