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Hegemonía o supervivencia

Mauricio Sáenz reseña Hegemonía o supervivencia de Noam Chomsky Norma, 2004 372 páginas

RevistaArcadia.com
15 de marzo de 2010

No es raro que la crítica anglosajona haya mirado este libro con cierto desprecio. La gran prensa de Estados Unidos y Gran Bretaña suele hacerlo cada vez que Noam Chomsky lanza sus críticas a la política exterior norteamericana. Su visión presenta un contraste abismal con la de los periodistas del establecimiento, lo que ha convertido a Chomsky en un solitario en su país, y en un personaje de culto en el mundo.

Chomsky sostiene en Hegemonía o supervivencia que las doctrinas de George W. Bush no son nuevas y provienen, al menos, de cuando Estados Unidos emergió como potencia mundial bajo Franklin D. Roosevelt. Afirma que los demócratas y los republicanos son en realidad dos alas de un mismo partido capitalista-imperialista.

El autor trata de demostrar con un amplio reexamen de la historia que la política exterior norteamericana ha tenido como su elemento central el designio de dominar al mundo. Es más, para Chomsky existe también una continuidad entre el viejo imperialismo europeo y la dominación norteamericana. El libro disecta las intervenciones en Indonesia, Filipinas, Haití, Venezuela, República Dominicana, Cuba, Colombia, Timor Oriental, Irán, Vietnam, Nicaragua, Angola e Irak. De ese recorrido aparece que lo que motiva a Washington no tiene nada que ver con la destrucción de la tiranía y el triunfo de la democracia, como dice la línea oficial. Lo que emerge es una constante “gran estrategia imperial”, que se cifra en controlar las fuentes de energía, permitir la actividad de sus conglomerados económicos, eliminar los nacionalismos y crear “sistemas democráticos” tan “moderados” como para seguir los designios norteamericanos. Los países que no se alinean con Washington pueden terminar como Indonesia, donde un golpe patrocinado por Estados Unidos en 1967 causó un millón de muertos.

Chomsky desentierra los hechos y los pone en contexto. Y surgen preguntas como ¿qué tanto defendía Washington la democracia cuando patrocinaba la guerra de los contras para tumbar a un gobierno sandinista elegido? O, ¿cómo se puede condenar el terrorismo cuando Estados Unidos ha lanzado campañas terroristas contra Cuba y Nicaragua? o ¿qué hizo que Saddam Hussein pasara de aliado clave a enemigo público número uno?

Detrás de todo ello está un mensaje clave de este libro lúcido, riguroso y documentado: el mundo debe prepararse para salvarse, y de paso salvar a Estados Unidos de la autodestrucción inherente hoy al concepto mismo de imperio. Porque su “principio básico es que es más importante la hegemonía que la supervivencia”.