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Presidente Gustavo Petro en la CIDH
Presidente Gustavo Petro | Foto: Presidencia

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Presidente Petro realizó particular declaración sobre la inmigración: “No me veo yo con un látigo pegándole a los inmigrantes”

Sin embargo, el mandatario colombiano alertó que el fenómeno migratorio aumentará drásticamente.

Redacción Semana
28 de septiembre de 2023

Uno de los fenómenos que tiene en alerta a las autoridades en Colombia es la inmigración, panorama que abordó este jueves, 28 de septiembre, el presidente de la República, Gustavo Petro, realizando una particular declaración sobre esa situación que, conforme pasan los días, sigue creciendo en el país.

En un discurso, el mandatario colombiano reveló que le han llegado propuestas para que enfrente, según él, “casi a la fuerza” la inmigración, escenario que tiene en alerta al Gobierno nacional del Pacto Histórico, en especial por lo que sucede en el Darién, frontera con Panamá.

“Se me ha propuesto detener casi que a la fuerza la inmigración. No me veo yo con un látigo pegándole a los inmigrantes que cruzan por nuestro territorio tratando de impedir que lleguen a los Estados Unidos”, sostuvo Petro.

Petro
Petro | Foto: Presidencia

También dijo: “Pero la tensión va a aumentar porque ese millón se volverá dos, se volverá cinco, se volverá diez, se volverá 20 si no hacemos nada, si las cosas siguen igual. Se volverán tres mil millones, según el cálculo de la ciencia y no será solo Colombia”.

Migrantes en el Darién.
Migrantes en el Darién. | Foto: AFP.

“Y esa diáspora, como le llaman, de observar un país que se desocupa será lo que verán nuestros hijos y nuestros nietos que serán partícipes del éxodo”, insistió el presidente Gustavo Petro.

Mientras tanto, en otro lado del panorama, al atravesar el río Turquesa, el migrante venezolano Marcel Maldonado rompió en lágrimas tras haber cruzado caminando con una pierna ortopédica la inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá.

Defensoría visitó Necoclí, uno de los municipios que más alberfa migrantes en su paso por el Darién.
Defensoría visitó Necoclí, uno de los municipios que más alberfa migrantes en su paso por el Darién. | Foto: Defensoría del Pueblo

En una ribera del río se encuentra Bajo Chiquito, la primera aldea panameña a la que están llegando cada día, en cantidades récord, unos 3.000 migrantes en busca del sueño americano, en su mayoría venezolanos, muchos acompañados de niños.

El calor es sofocante en este poblado de 490 habitantes repleto de migrantes que, después de una dura caminata por la selva durante tres, cinco o más días, consiguen por fin comida caliente y un lugar seguro para dormir, aunque a la intemperie.

Palacio de Nariño
Casa de Nariño
Palacio Presidencial
Presidencia de la República de Colombia
Bogota agosto 18 del 2022
Foto Guillermo Torres Reina / Semana
Palacio de Nariño | Foto: Guillermo Torres /Semana

Maldonado perdió su pierna derecha en un accidente de motocicleta hace una década, pero su discapacidad no lo desanimó para marcharse hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor.

“Lo único que yo deseo es por lo menos los últimos años de vejez de mi papá y de mi mamá, aunque sea, darles una buena vida de comida y de alimentos, que es lo que más sueño. Por eso estoy aquí en esta lucha, sino no estuviera aquí, [porque] esta vaina es demasiado fea”, dice el venezolano de 30 años a la AFP.

“Mi papá vendió el carro con tal de apoyarme también, yo deseo devolverle algo mejor”, agrega entre lágrimas.

“Mi sueño”

La frontera natural del Darién, de 266 km de largo y 575.000 hectáreas de superficie, se convirtió en corredor obligado para miles de migrantes que, desde Suramérica, tratan de llegar sin visa a Estados Unidos a través de América Central y México.

La mayoría son venezolanos, pero también ecuatorianos, haitianos, chinos, vietnamitas, afganos y de países africanos como Camerún y Burkina Faso. Hay gente de todas las edades, incluso un bebé de un mes.

“Uno se expone a que le pase mucha cosa, porque esa selva es peligrosa, hay violación, hay de todo”, dice a la AFP la venezolana Reina Torres, de 77 años, quien cruzó la selva con 12 familiares.

Cruzar el Darién “es muy peligroso, riesgoso, pero necesario para alcanzar el sueño”, indica Mechu Falceinord, haitiana de 28 años que vivía en Guayana Francesa.

“¿Mi sueño cuál es? Pues trabajar, tener mi dinero, ser independiente, tener una casa, un perro, un niño, algo así”, agrega.

“Nos tuvieron secuestrados”

En Bajo Chiquito hay un cuartel de la policía fronteriza panameña (Senafront), cuyos efectivos patrullan la selva con uniforme de camuflaje y fusiles AK-47.

Casi 390.000 migrantes han ingresado a Panamá por esta selva en lo que va del año, mucho más que en todo 2022, cuando fueron 248.000, según datos oficiales panameños.

“Detrás de nosotros vienen miles más. Es continuo", dijo Juan Carlos Leal, un migrante venezolano que el miércoles esperaba junto a las vías con su hijo de 5 años, a unos 55 kilómetros (35 millas) al norte de la Ciudad de México.
En esta imagen de archivo, migrantes cruzan a pie la selva del Darién desde Colombia a Panamá, con la esperanza de llegar a Estados Unidos, el 9 de mayo de 2023. El aumento de migrantes que van desde Colombia a Estados Unidos, a través de la selva del Darién hasta Panamá, alcanza una escala industrial que podría rondar las 500.000 personas este año. (AP Foto/Iván Valencia, archivo) | Foto: AP

En 2008, el primer año en que hay registros, entraron 28 personas.

Los migrantes pernoctan a la intemperie en Bajo Chiquito mientras hacen fila para abordar a la mañana siguiente las piraguas que los trasladarán al albergue de Lajas Blancas, navegando casi tres horas por el río Turquesa con una tarifa de 25 dólares por pasajero. Desde allí siguen en buses hacia la frontera con Costa Rica.

En la aldea también hay personal de agencias de la ONU como Acnur y OIM, así como de Médicos sin Frontera y la Cruz Roja para asistir a los migrantes.

Al atravesar el río Turquesa, los viajeros sienten alivio, pues terminan su caminata por la jungla, donde muchos perdieron su dinero y celulares a manos de asaltantes.

“La selva era peligrosa, tomamos la selva hace cuatro días, no hemos tomado agua, no había nada de comer”, indica un migrante de Burkina Faso que se identificó como Utsman.

*Con información de AFP y SEMANA.