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Por qué Ikea no desembarcó en Suramérica hasta ahora
El conglomerado sueco se une al grupo chileno Falabella para abrir al menos nueve establecimientos en Perú, Chile y Colombia, los primeros en América del Sur, en un periodo de 10 años.
Ikea, el gigante sueco del mueble, anunció la semana pasada una alianza con el grupo chileno Falabella para abrir en los próximos años sus primeras tiendas en Sudamérica: en Chile, Perú y Colombia.
El primer local se inaugurará en Santiago de Chile en 2020, según lo previsto, y a este le seguirán al menos otros ocho establecimientos que se repartirán entre la capital chilena, Lima y Bogotá durante los siguientes 10 años, según le dijeron a BBC Mundo fuentes del grupo Ikea.
Con 418 tiendas en 49 mercados de Europa, Oceanía, Asia y América del Norte; llamaba la atención la escasa presencia de esta empresa en América Latina. Hasta ahora, República Dominicana y Puerto Rico eran los únicos en la región con un local de Ikea, donde la firma desembarcó en 2010 y 2013, respectivamente.
No fue hasta abril de 2017 que la compañía dio otro paso en territorio latinoamericano, esta vez en México, donde uno de sus franquiciados, Ikano, abrió una oficina para estudiar la posibilidad de establecer locales en ese país, pero todavía no hay una fecha prevista.
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Ahora, Ikea ha decidido incursionar en Sudamérica. Pero, ¿por qué no lo hizo antes?
La versión oficial es que, dado el gran tamaño de su cadena de suministro, la empresa necesita mercados de gran volumen para poder operar, según le afirmó a BBC Mundo un portavoz. Chile, Perú y Colombia por sí solos no funcionarían, pero juntos suman casi 100 millones de habitantes. Algo que, según Ikea, "crea eficiencia".
Además, Lima y Santiago de Chile concentran a un tercio de la población total de sus naciones y Bogotá cuenta con más de ocho millones de habitantes, lo que permitirá a la compañía llegar a un público amplio sólo con estar presente en esas tres ciudades.
La empresa sueca confía en que el crecimiento económico de estos países en los últimos años y el potencial de sus sectores del mueble, que calculó en más de US$8.000 millones, resulte en una buena oportunidad de negocio.
Sin embargo, estos motivos no explican por qué sí opera en República Dominicana, que apenas tiene 10 millones de habitantes y, al encontrarse en una isla, presenta mayores complicaciones logísticas.
El país caribeño puede haber servido a la firma sueca de "laboratorio" para "equipar las casas y hoteles", según le explicó a BBC Mundo el profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y consultor estratégico iberoamericano Ramón Casilda.
Para este experto, Ikea no incluyó a América Latina dentro de sus agresivos planes de expansión hasta ahora porque es una parte del mundo con poblaciones de menor nivel de renta y unos patrones de consumo diferentes. Por ejemplo, hay naciones latinoamericanas donde el sector del mueble no constituye una mercancía de consumo: "Los hogares no renuevan el mobiliario y sus prioridades de gasto no pasan por los muebles".
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El analista de la consultora Euromonitor en Brasil Rafael Pellegrini coincidió. "Normalmente, el mercado del mueble está relacionado al desempeño del mercado de la construcción", le explicó a BBC Mundo, lo que implica que la gente no compra muebles con frecuencia sino cuando hay que equipar una casa nueva.
¿Cambio de modelo?
Ikea se dirige por excelencia a la clase media, un sector grande y robusto en Europa pero que en América Latina, como señaló Casilda, no es "amplia" ni "consistente".
"A nivel global, Ikea se da a conocer como una tienda de precios bajos, pero en América Latina puede que tengan que optar por un perfil aspiracional (cuando una marca se expone a una gran audiencia pero, por su precio, sólo puede ser adquirida por una parte de ella) porque la región ya es un mercado con precios bajos", opinó Pellegrini.
El brasileño cree que la firma acabará apuntando a un sector de clase media y alta.
Ikea se ha erigido como la opción económica pero con estilo a la hora de decorar un hogar en la mayoría de países donde está presente.
Aunque su fama se debe sobre todo a la idea de su fundador, Ingvar Kamprad, de entregar los productos desarmados con instrucciones de ensamblaje fáciles y precisas, algo que supuso un gran ahorro en los costos de distribución y permitió bajar los precios.
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En Europa, donde los precios de los muebles son altos, la idea de pagar menos a cambio de tener que montar tus propios muebles fue bien recibida. Pero Pellegrini duda de que el cliente sudamericano vaya a aceptarla con agrado. "Lo de armar tus propios muebles no se recibe muy bien aquí en Brasil y en otros países latinoamericanos... Probablemente tengan que redefinirlo", afirmó.
¿Por qué Chile, Perú y Colombia?
Otro de los motivos por los que Ikea ha decidido probar suerte en Sudamérica es porque ha encontrado un socio local que considera "fuerte": Falabella.
La compañía sueca explicó que este le aportará una "bien desarrollada red de distribución en la región" y una unidad de servicios financieros, CMR. Algo que facilitará ofrecer compras a crédito a sus clientes.
La firma chilena también está presente en Brasil, Argentina y Uruguay. Sin embargo, Ikea dijo que se concentrará sólo en Chile, Perú y Colombia y descartó incursionar en otros países de la región hasta haberse expandido en estos.
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Casilda opinó que esto se puede deber a que los tres tienen "rentas similares y estables" y que, "en cierta medida" son "previsibles, con alta seguridad jurídica y con economías equilibradas y con menores trabas para los negocios".
"Además, su clase media resiste la crisis y crece", aseguró.
Para Pellegrini, estas tres naciones servirán de "piloto" para probar el terreno. Según explicó, hay componentes que dificultan la entrada en mercados más grandes como el brasileño, entre ellos la geografía irregular y las altas tasas a las importaciones de muebles.
"En 2013, Ikea planeaba entrar en Brasil, justo antes de que empezara la crisis aquí... Pero la economía brasileña declinó y decidió no hacerlo", recordó el analista de Euromonitor.
"México vive, como Brasil, tiempos convulsos. Aguarda la negociación del Tratado de libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las elecciones presidenciales donde el candidato favorito no es precisamente el que prefieren los inversores y los mercados", añadió Casilda.
"Brasil parece salir de la recesión de tres años consecutivos y afronta un período de inestabilidad por las elecciones presidenciales y el clima político", afirmó el profesor del IEB.
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