C O L U M N I S T A <NOBR>I N V I T A D O</NOBR>
Razones para soñar
Es bastante común escuchar comentarios con relación al proceso de negociación de la paz afectados por el deseo o el sentimiento político. Las críticas, el pesimismo o el optimismo, en no pocas ocasiones, se fundan más en esto que en un análisis objetivo de la realidad.
Sobran opiniones vaticinando el fracaso de la negociación de paz o apostando a que los diálogos se mantengan sin ningún resultado. Curiosamente en esto se aprecian coincidencias de caracterizados voceros de la izquierda o la derecha.
Este tipo de opiniones abundan en argumentos: que se acabó el tiempo de gobernar para el presidente; que no hay voluntad de paz de las FARC; que no es posible lograr en meses lo que no se ha logrado en años; que a las FARC no le interesan acuerdos que comprometan su accionar militar, que no hay voluntad de cambio del llamado establecimiento, que no se puede avanzar mientras persista el paramilitarismo; que hay muchos intereses en mantener la guerra; que las partes tienen una estrategia de negociación y guerra simultánea y muchos mas argumentos.
Si se acepta que los acuerdos son posibles cuando a las partes le interesan, cuando es más atractiva la mesa que la confrontación, cuando se tiene claridad de los límites de la vía armada y que las FARC son el factor decisivo para lograr acuerdos, conviene preguntarse: le conviene a las FARC hoy avanzar en el proceso de negociación hacia acuerdos?.
Hoy, la perspectiva militar del conflicto interno no es clara para ninguna de las partes y el costo de persistir en la escala militar en pos de la victoria es sumamente elevado en recursos y capital político. Desde la perspectiva de las FARC el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, lo pérdida de algunos territorios y el crecimiento de las Autodefensas ponen un alto costo al avance por la vía militar.
Como si ello fuera poco, está demostrado que el respaldo popular es posible para opciones que le apuesten a transformar el país por vías pacíficas y que el respaldo internacional a la lucha armada revolucionaria es marginal. Por el contrario la persistente violación de normas del derecho Internacional Humanitario y la relación con recursos provenientes del narcotráfico deslegitimar a esta organización en el escenario internacional.
Desde la óptima electoral persistir en el diálogo sin acuerdos sólo fortalece a propuestas como las de Álvaro Uribe Vélez bastante demostradas por las FARC y terminar este período presidencial sin avances tangibles, implica cargar con el juicio histórico de tener la responsabilidad de ello.
Son entonces muchas razones para soñar en que aún es posible avanzar en la mesa de negociaciones. Pero estas razones y condiciones. Pero estas razones y condiciones por sí solas no bastan. ¿Qué condiciones se requieren para hacer reales estas posibilidades?.
En primer lugar el llamado establecimiento tiene que definir una oferta de políticas económicas y sociales atractiva para las FARC que justifiquen ante sus bases los acuerdos y abran posibilidades de acumulación de respaldo político para ellos. En otras palabras es necesario concretar la voluntad de cambio que se reclama en la mesa de negociaciones.
Igualmente importa es rodear de garantías la perspectiva de la negociación, la discusión de la agenda y la salida política negociada. Mecanismo y tiempos de negociación, garantes y ratificación de los temas y propósitos de la negociación son indispensables.
Retomar la iniciativa en la negociación, revalidar el respaldo político más amplio a ella y responder a la presión nacional.
Inclusive vale la pena explorar caminos para involucrar a las FARC en la discusión de políticas como la reforma política, la superación del narcotráfico y las salidas a la coyuntura económica.
En síntesis los llamados hechos de paz no son fruto del voluntarismo sino de condiciones objetivas y de la iniciativa inteligente en la negociación. Ojalá esta oportunidad no sea dilapidada.
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*Miembro del consejo Nacional de Paz.