Colombia huele a café. En muchas de sus montañas abunda el grano que le ha dado una identidad a nivel internacional al país y, a nivel interno, marca sus tiempos y relaciones. En los llanos, en el interior, en la región Andina, en la región Caribe y, por supuesto, en el eje cafetero, los colombianos ven en su primera el arranque de su día. Pero, socialmente, el significado va mucho más allá. El café sirve de pretexto para sellar negocios, alianzas, amistades y, en muchas ocasiones, es el aperitivo de muchas historias de amor.
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La dramaturga, directora y actriz de origen argentino Lorena Briscoe junto con el actor Bernardo García dan vida a la obra ¿Amor, Café?, que actualmente está en temporada en el Auditorio Sonia Fajardo de la Universidad Konrad Lorenz. Esta parte de dos temas transversales: el amor y la ausencia, y como herramienta toma una de las bebidas más populares del mundo, el café. La propuesta de Briscoe huele y sabe a café incluso desde el lobby del teatro, ya que asistir le otorga al espectador el privilegio de degustar una taza de café de Cantar del Carmen (de origen, cultivado entre los municipios cundinamarqueses de la Mesa y Zipacón).

El amor atravesado por el duelo y el dolor. Foto: Juan Pablo Bedoya
Así pues, el grano, la bebida, y las letras enmarcan está historia de amor entre un barista y una escritora que han atravesado un episodio doloroso. El estado emocional de la mujer se ve alterado, y la única forma que su esposo encuentra para recuperarla es un juego de olores, formas y texturas del café. Por eso, la obra cuenta con una narración sensorial y olfativa, que de la mano de estos dos actores es tan placentero escuchar como sentir.
La propuesta escénica nació de una investigación sobre el universo del café, que exploró su cultivo, cuidado, formas, y preparaciones. Ese universo sirve de referente para narrar la historia de amor y también para desgarrarnos al sumergirnos en un sentimiento tan fuerte como el duelo. El duelo entendido desde la ausencia, desde las muchas formas que toma a través de la vida de los seres humanos y desde los procesos diferentes que desencadenan estas formas.
En este caso, Margarita, personaje interpretado por Lorena Briscoe, encuentra en la locura la herramienta para entender o asimilar una pérdida que le arranca un trozo de su ser.

Bernardo García quien interpreta a Max, un barista que aprendió a entender la locura de su esposa con el café. Foto: Juan Pablo Bedoya
El duelo, la constante lucha por aceptar la ausencia de algo o alguien que integraba nuestro universo, es quizá uno de los sentimientos más difíciles. Implica interiorizar que algo fue arrebatado y nunca volverá, e implica un estado de vulnerabilidad y fragilidad. En la obra, una pérdida une a Max (Bernardo García) y a Margarita (Lore Briscoe), pero viven el duelo de forma distinta. Y en ese encuentro y en esa diferencia aparece la locura y los atiborra de recuerdos, miedos, culpas y dolores, todos acompañados de los distintos aromas y formas del café, el recurso metafórico para entender en qué estado de locura están los personajes.

El duelo en conjunto pero con procesos distintos. Foto: Juan Pablo Bedoya
Esta obra de teatro transita entre risas y melancolía. Así ofrece una experiencia particular, sensorial, sensitiva y emocional.
Las Funciones van hasta el 31 de agosto, de jueves a sábado, 8 p.m., en el Auditorio Sonia Fajardo Forero, Cra. 9 Bis #62 – 43. Y próximamente, en el Teatro Charlotte.









