Whiskys de malta
Single malt whiskys
A pesar de ser exclusivos e interesantes, representan solamente 10% de los vendidos en el mundo. Este es un salto que hay que dar.
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Antes de zambullirnos en el complejo mundo de los whiskys de malta, vale la pena señalar que cada uno de nosotros responde de una manera muy personal a los aromas y sabores de todos aquellos brebajes y alimentos elaborados para despertarnos los sentidos.
Y esto es porque, con el tiempo, vamos eligiendo nuestras zonas de confort, independientemente de si otras personas experimentan sensaciones totalmente opuestas.
Cuando nos enfrentamos a una bebida tan compleja y distante para nuestro paladar genético como el whisky, aquellos que disfrutamos de la bebida ya hemos encontrado una o varias marcas de nuestra preferencia porque, sencillamente, se acomodan a lo que disfrutamos. Y todo esto sin importar la fama o el pedigrí.
Por lo general, nos concentramos en los blended scotch whiskys o whiskys de mezcla escoceses, hechos con muchos ingredientes. Y hasta ahí llegamos. Nos falta dar el salto a los de malta, los cuales representen solamente 10% de todos los que se venden en el mundo. De acuerdo: son más costosos y pueden darnos la impresión de no alcanzar los niveles de potencia a los que estamos acostumbrados. Pero no por ello son menos exquisitos.
A grandes rasgos, encontramos en los single malts una paleta de aromas y sabores muy diferente a la de los blended whiskys, en parte debido al método de producción (predominantemente alambiques), así como al uso de una sola materia prima: la cebada. Los blended, en cambio, se confeccionan con una mezcla de alcoholes derivados de cebada, maíz, trigo y centeno.
En razón de su economía de insumos, los single malts se tornan exclusivos y, por lo mismo, interesantes.
¿Cómo se elabora un whisky de malta? Sencillo: se emplaza la cebada en una superficie plana bajo techo y luego se humedece con agua durante dos o tres días. Luego, se le deja germinar hasta que el almidón se convierte en azúcar fermentable. Finalmente, se somete a un proceso de secado mediante una corriente de aire caliente (en algunos casos, este procedimiento se lleva a cabo mediante la combustión de la turba natural). Los azúcares resultantes, al entrar en contacto con las levaduras, producen un alcohol fermentado que luego se destila.
Igual que sucede con los whiskys de grano –mezclados entre sí dependiendo del estilo particular de la destilería–, los de malta también son objeto de mezclas y combinaciones, ya sea entre maltas de una misma bodega o procedentes de varias plantas.
Cuando hablamos de un single malt whisky, nos referimos a un aguardiente de cebada originario de un solo establecimiento. Además, el alcohol fermentado debe destilarse en un alambique artesanal y no mediante el sistema industrial de columnas. Es necesario que la maduración se lleve a cabo en barricas de roble durante un período mínimo de tres años.
Estos recipientes pueden ser nuevos o usados. Y dependiendo del efecto buscado, pueden haber contenido antes bourbon, ron, cerveza, coñac o jerez.
Hay casos en los que un single malt se extrae de un mismo barril y por eso se le conoce con el apelativo de single cask. Es raro y costoso, y debe exhibir en la etiqueta esa jerarquía.
Una característica de los single malts es que tienden a mostrar un color y una estructura menos potente, sin que por ello carezcan de intensidad o complejidad. Sus perfiles olfativos y gustativos se dividen, por lo general, en cuatro grupos: ligeros y florales; frutados y especiados; intensos y equilibrados, y de gran cuerpo y ahumados.
¿Cómo disfrutarlos? Igual que los blended whiskys de calidad, existen varias formas. Hay quienes los prefieren solos y a temperatura ambiente. Los toman en una copa corta o en un vaso de baja altura. Otros optan por agregar un poco de agua.
Los mejores resultados se consiguen si la cantidad de líquido se introduce en dos o tres tiempos, en vez de un chorro continuo. De esta manera es más pronunciado el efecto de la oxigenación, y la consiguiente explosión de aromas y sabores.
En el trópico estamos acostumbrados al hielo, a veces de manera exagerada. Mi recomendación es un solo cubo para conseguir frescura. El frío extremo (muchos cubos) reduce el potencial gustativo y olfativo, tirando por la borda la experiencia y el placer de una buena malta.
Hay quienes eligen soda, ginger u otro tipo de mezclador. Sin negar que obtienen una bebida más fresca e insinuante, la riqueza natural del whisky disminuye significativamente. Es una lástima.
Los siguientes single malt whiskys deben disfrutarse en calma, con la seguridad de que se trata de etiquetas que siempre han figurado entre las 10 mejores de su categoría.
Prohíbase el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad. El exceso de alcohol es perjudicial para la salud.
