A pesar de ese papel tan protagónico el corazón sigue siendo la principal causa de muerte en Colombia. | Foto: © Natalie Faye/Corbis

SALUD

Así de fácil puede cuidar su corazón

Al ser el motor de la vida, este órgano requiere de un cuidado especial. Estas son algunas de las nuevas reglas para que ese músculo lata por mucho más tiempo.

29 de septiembre de 2017

El corazón no es sino otro músculo del cuerpo,  pero ¡qué músculo¡. Empieza a latir a las cuatro semanas de concepción y lo hace 100.000 veces a diario y en 2.5 mil millones de oportunidades en una vida. No hay duda de que es el que más trabajo físico hace en el organismo. Una llave del lavaplatos tendría que dejar correr agua durante 45 años para equiparar el mismo volumen de líquido que bombea este órgano en una vida. Cuando para de latir, se produce la muerte de la persona. Tan sencillo como eso. Porque el corazón, con sus  75 trillones de células, controla que todos los órganos hagan su trabajo y el individuo viva.

Un órgano así merece todo el cuidado. A pesar de ese papel tan protagónico el corazón sigue siendo la principal causa de muerte en Colombia. Un informe del DANE sobre Estadísticas Vitales encontró que el primer motivo de defunción en el país son los infartos y de las 202.199 muertes que se presentaron el año pasado, el 16,3 por ciento fueron por esta causa. La muerte por infarto está relacionada con el exceso de peso, una vida  sedentaria, mala alimentación, poco ejercicio y estrés, entre otros factores. Curiosamente todos son modificables y dependen de la voluntad del individuo para lograrlo.

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Esto evidencia que algo está pasando en materia de prevención. Aunque se ha avanzado mucho en el diagnóstico y el tratamiento, el corazón sigue siendo víctima de los excesos al comer y otros malos hábitos que persisten a pesar de las campañas. El principal problema es la aterosclerosis un proceso natural que empieza a partir de los 25 años y que consiste en la acumulación de placa en las paredes de las arterias. Cuando una de estas placas se rompe, se produce el infarto. Aunque no es posible detener este proceso “sí es posible influenciar la velocidad a la que sucede”, dice Johannes Hinrich von Borstel, un paramédico alemán autor del libro Corazón, la historia interior del órgano más importante del cuerpo.  En el día mundial del corazón, SEMANA.COM relata algunas intervenciones sencillas que han sido comprobadas recientemente que ayudan a  darle una larga vida a este órgano.

Cuídese los dientes

La evidencia sugiere que quienes tienen una pobre higiene bucal presentan más problemas cardiacos. La razón es que dicho hábito genera gingivitis una condición por la cual las encías se hinchan y sangran. El factor común en estas dos patologías es la inflamación, crucial para la acumulación de placas de grasa en las arterias. Pero también influyen las bacterias que se acumulan en una boca mal cuidada, las cuales podrían viajar con facilidad al torrente sanguíneo y generar riesgo de infarto. En octubre pasado un estudio realizado por científicos de la Universidad de Florida Atlantic, encontró que lavarse los dientes para quitar la placa podría prevenir los infartos y los derrames  al reducir la inflamación en el cuerpo.

Ejercicio, pero no bravo

Hacer actividad física de manera regular es uno de los pilares de la salud del corazón. Pero, según un estudio publicado en la revista Circulation, cuando una persona se somete a este tipo de esfuerzo con rabia o con una molestia emocional el riesgo de tener un infarto se triplica. Por esto los expertos recomiendan a las personas que continúen con este hábito, pero advierten que aquellos que por cualquier motivo están bravos y deciden salir a trotar para sacarse la rabia,  primero respiren profundo, se calmen y hagan su rutina solo cuando el tema se haya resuelto. El problema es que la rabia y el ejercicio generan las mismas reacciones en el organismo. ”Ambas aumentan la presión sanguínea y el ritmo cardiaco y si la persona ya tiene las arterias estrechas por la placa esto puede bloquear el flujo y causar el infarto”, señaló Andrew Smyth, de la Universidad de MacMaster en Canadá, autor del trabajo.

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Sexo, pero con amor

Según Von Borstel, meterse dentro de las sábanas con su pareja trae grandes beneficios para el corazón porque durante el acto sexual se liberan hormonas que protegen el corazón. En un orgasmo el cerebro segrega 50 diferentes mensajeros químicos. La oxitocina, también llamada la hormona del arrunche y que se libera por los abrazos y caricias, reduce la tensión arterial, promueve la sanación de las heridas y reduce el estrés. Pero para hacerlo se requiere que haya un lazo estrecho en la pareja. En un estudio realizado por la Universidad de Michigan con 2.200 mujeres mayores de 50, el sexo les generó un menor riesgo de problemas coronarios pero ese efecto protector solo se vio en las que realmente disfrutaban la relación con su pareja.  Además, hay evidencia de que las relaciones adúlteras afectan la salud del corazón por la presión y el estrés de  mantener un amorío genera en este órgano. “Es posible que un encuentro secreto en un lugar desconocido aumente la presión sanguínea y el ritmo cardiaco y una mayor demanda de oxígeno”, dice  Alessandra Fisher, una investigadora de este tema.

Duerma bien, pero no mucho.

No dormir es malo para la salud porque aumenta el ritmo cardiaco, la presión arterial y el aumento de químicos que promueven la inflamación. Un estudio de la Universidad de Warwick en Reino Unido mostró que aquellos que duermen menos de seis horas o tienen un sueño interrumpido presentan  48 por ciento más probabilidades de problemas coronarios.  Pero hacerlo de manera exagerada afecta el corazón como lo demostraron los científicos de la Universidad de West Virginia que constaron que más de 9 horas genera las mismas consecuencias de dormir muy poco. Además, se ha visto que permanecer en cama en los fines de semana para compensar la falta de sueño es un hábito pernicioso porque interrumpe el balance del ritmo cardiaco y podría dañar procesos como el metabolismo del azúcar y aumentar el riesgo de condiciones como la diabetes tipo 2. Esto indica que hay que encontrar un balance perfecto y según los expertos el número clave de horas de sueño promedio a la semana es siete.  

Aspirina, pero si solo si ya tuvo infarto

La vieja regla decía que era importante tomar a diario una aspirina de niños para prevenir los infartos por su poder antiinflamatorio y porque lograba ‘adelgazar’ la sangre. También se dijo que   prevenía la formación de coágulos en las arterias la sangre. Pero la nueva recomendación señala que esto no se debe hacer a menos que la persona ya haya tenido un infarto. Lo que sucede es que la aspirina tiene efectos secundarios y uno de ellos es que promueve el sangrado  en el estómago y el cerebro. El riesgo no es elevado, pero, como existe, los expertos prefieren no darla a aquellos que no han tenido un infarto.

Colesterol: el bueno es muy  bueno

La vieja norma decía que bajar el colesterol malo o LDL debía ser el foco de médicos y pacientes pero hoy también se debe ver el nivel del colesterol bueno o HDL. Algunos expertos incluso señalan que este es más importante. Según la evidencia científica todo parece indicar que el HDL o colesterol de alta densidad tiene la capacidad de neutralizar los efectos dañinos del colesterol malo o de baja densidad. La pregunta es ¿cómo se sube este nivel? Los expertos señalan que hacer ejercicio, no fumar y reducir el índice de grasa corporal puede ayudar.

La grasa de la dieta

Se creía que la grasa saturada era muy mala para el corazón. Pero ahora se cree  que las grasas trans, aquellas presentes en ciertos alimentos procesados, son peores. La nueva evidencia señala que en la dieta diaria es importante incluir un porcentaje de grasa saturadas como la que se encuentra en el queso y en el aceite de coco y que es posible consumir carne en cantidades moderadas. Hoy parece que es mejor que el exceso en carbohidratos, que dicho sea de paso, también son importantes pero en cantidades adecuadas. Lo que se debe saber de las grasas trans es que están presentes en el 27 por ciento de las comidas procesadas y son dañinas para el corazón. El riesgo es tan importante que muchos gobiernos han tratado de prohibirlas de sus productos alimenticios. Con este tema, los expertos son drásticos en cuanto a su consumo. Lo ideal es nada.

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Estilo de vida saludable

Uno de los factores de riesgo puede ser la predisposición genética, especialmente si las enfermedades coronarias han estado en algún padre o hermano. Pero un estudio encontró que cambiar el estilo de vida malsano por uno saludable en el que se hace ejercicio y se come una dieta balanceada, puede ayudar a reducir ese riesgo. El trabajo fue publicado en The New England Journal of Medicine con miles de personas que fueron analizadas durante años entre 1987 y 2008. Al analizar el riesgo genético y los estilos de vida concluyeron que no fumar, no ser obeso y hacer actividad física regular, y una dieta saludable reduce el riesgo de enfermedades del corazón, aun cuando tengan predisposición genética. Cualquiera de estas medidas funciona y el efecto se acumula. Esto quiere decir que no hay excusas para no cuidar el corazón, y por eso entre más temprano empiece a hacerlo, mejor.