Dormir con un sostén ajustado puede dificultar una óptima circulación.
La quema de calorías no es una actividad exclusivamente diurna. | Foto: Getty Images/iStockphoto

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¿Cómo dormir más puede ayudar a adelgazar?

Muchas personas consideran que las horas de sueño, no tienen relación con la pérdida calórica.

3 de mayo de 2023

Dormir es una parte fundamental de la rutina del ser humano. Si una persona considera que al dormir menos, realizará una mayor actividad y por consiguiente mayor gasto calórico, está dejando a un lado un factor muy importante que es que el descanso, medido y con un límite, puede incluso ayudar a adelgazar.

¿Cómo sucede esto?

De acuerdo con el portal Terapiacpap, es importante considerar que durante la noche, también se queman calorías, pues esta no es una actividad corporal exclusivamente diurna, en ese sentido reducir horas de sueño, con el solo propósito de adelgazar, pensando en eliminar el descanso, no es una buena medida.

No poder dormir causa ansiedad, según los NIH.
En resumen la privación del sueño generará que la persona requiera consumir más alimentos porque no funciona bien el sistema para sentirse saciado, y además la persona sentirá naturalmente más hambre. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Mientras las personas duermen, el sistema inmunológico se regenera y fortalece sus funciones. En promedio, una persona adulta debe dormir unas siete horas de sueño, para que este descanso sea reparador y cumpla sus propósitos.

Lo que hace el cuerpo durante el sueño

En reposo, el cuerpo humano gasta entre un 60 y un 75 % de la energía que gasta normalmente. Cuando una persona no descansa de manera adecuada, respetando sus horas de sueño, las hormonas que regulan el apetito, es decir, la leptina y la grelina, se desequilibran.

La leptina, en particular, regula la sensación de sacierdad. Cuando esta hormona se encuentra a niveles muy bajos, la persona sentirá que necesita ingerir mayor cantidad de alimentos, según reporta el sitio Terapiacpap.

Por otro lado, la grelina está encargada de hacer sentir la sensación de hambre. Cuando hay falta de sueño, el nivel de esta hormona aumenta, por lo cual la persona sentirá que quiere consumir mayor cantidad de alimentos.

En resumen, la privación del sueño generará que la persona requiera consumir más alimentos porque no funciona bien el sistema para sentirse saciado, y además la persona sentirá naturalmente más hambre.

Estos efectos se suman a que después de una rutina de sueño alterada, la persona tendrá menor disposición a realizar actividades físicas como el ejercicio, que le ayuden a adelgazar.

Si se realiza ejercicio físico se debe tomar agua durante el entrenamiento.
Estos efectos se suman a que después de una rutina de sueño alterada, la persona tendrá menor disposición a realizar actividades físicas como el ejercicio, que le ayuden a adelgazar. | Foto: Getty Images

Una rutina de sueño adecuada

  • Duración del sueño: para lograr un sueño reparador el primer aspecto es respetar una cierta cantidad de horas diarias, dedicadas a dormir, dependiendo de la edad las necesidades son las siguientes:

- Recién nacidos (0 a 3 meses): 14 a 17 horas

- Bebés (4 a 12 meses): 12 a 16 horas

- Niños pequeños (1 a 2 años): 11 a 14 horas

- Preescolares (3 a 5 años): 10 a 13 horas

Dormir
Es importante incorporar en la rutina diaria una cantidad de actividad física, idealmente en horas del día y no de la noche, para que al momento de dormir sea más fácil conciliar el sueño. | Foto: Getty Images

- Niños en edad escolar (6 a 12 años): 9 a 12 horas

- Adolescentes (13 a 18 años): 8 a 10 horas

- Adultos (18 a 60 años): 7 horas o más

- Adultos (61 a 64 años): 7 a 9 horas

- Adultos (mayor de 65 años): 7 a 8 horas

Como se mencionó anteriormente, en esas horas de sueño existe un gasto calórico que debe llevarse a cabo cada noche.

  • Realizar otras actividades: es importante incorporar en la rutina diaria una cantidad de actividad física, idealmente en horas del día y no de la noche, para que al momento de dormir sea más fácil conciliar el sueño.
  • La comida: es ideal consumir la última comida del día, cerca de dos horas antes de dormir, para permitir que el cuerpo pueda empezar a procesarlas, antes de las horas de sueño.