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SEXUALIDAD

Afectados por el porno

Nuevas investigaciones señalan que cada vez más jóvenes entre los 13 y 25 años sufren disfunción eréctil, a causa del consumo excesivo de material triple X en internet. La buena noticia es que puede tratarse a tiempo.

10 de diciembre de 2016

Para nadie es una novedad saber que el porno es uno de los productos de mayor consumo en internet, pues se estima que el 12 por ciento de las páginas web tienen este tipo de material y el 35 por ciento de todas las descargas hechas en la red contienen imágenes y videos sexuales explícitos. Sin embargo, el rápido y fácil acceso a estos contenidos está provocando varios problemas en las nuevas generaciones. Por lo menos 25 estudios científicos con amplias muestras clínicas han revelado, durante el último lustro, que el uso habitual de porno está asociado con problemas como disminución de la libido o disfunción eréctil, que afecta cada vez más a jóvenes entre los 13 y 25 años.

Aunque las mujeres también miran porno, su nivel de consumo no es equiparable con el de los hombres. Un estudio publicado en 2014 reveló que un tercio de la población masculina miraba pornografía todos los días, y probablemente esa cifra haya aumentado ahora con el auge de los smartphones y los planes con datos de alta velocidad que permiten navegar y ver videos en alta definición al instante. Según Andrew Smiler, psicoterapeuta experto en el género masculino y autor del libro Citas y sexo: una guía para el niño adolescente del siglo XXI, por lo menos uno de cada diez jóvenes sufre disfunción eréctil. “Los niños adolescentes se habitúan a tener orgasmos viendo porno y creen que el sexo es algo fácil y que nadie les negará lo que pidan”, dice el autor. Pero la realidad es otra y cuando se enfrentan a una relación sexual real sufren bloqueos. La disfunción eréctil, problema que normalmente afecta a hombres mayores de 40 años, es un claro reflejo de esto.

Los expertos dicen que los jóvenes no se esfuerzan por desarrollar sanamente su sexualidad con otra persona, por cuenta de pasar tanto tiempo viendo porno. Por eso se les vuelve un desafío muy grande relacionarse, conquistar y saber cómo comportarse a la hora de tener sexo. “Muchos pierden sensibilidad física y psicológica a la estimulación y excitación sexual normal. Pero otros tantos, en cambio, desarrollan hipersexualidad o un deseo sexual desaforado, una conducta potenciada por el consumo excesivo de porno”, afirma Angela Gregory, psicoterapeuta sexual del Hospital de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido. De hecho, se estima que el 85 por ciento de los hombres le piden a sus parejas hacer algo que vieron en una película triple X.

Si lo anterior se traslada al escenario de los adolescentes y jóvenes que apenas inician su vida sexual ocasiona una situación delicada, pues el porno muestra en su mayoría escenas que tienden a exagerar y deformar el acto sexual. Normalmente esto altera la percepción y las expectativas que los afectados tienen del sexo y también modifica su percepción sobre lo que resulta atractivo y placentero.

Aunque varios neurocientíficos afirman que la adicción al porno existe, pues el cerebro presenta alteraciones similares a las que se observan en los pacientes con problemas de drogadicción o ludopatía, este desorden no aparece en el Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5. A Smiler no le gusta hablar de adicción, sino de prevalencia de alto consumo de este tipo de material y considera que es un problema que puede tratarse con la ayuda de un especialista. “Si un hombre se masturba entre una o tres veces por semana viendo porno no tendrá problemas en su vida sexual. El problema es que lo haga a diario, de forma compulsiva y que por ello deje de relacionarse en la vida real”, afirma el autor.

Lo más importante es prevenir que los menores de edad entren en contacto con este tipo de contenidos, pues se estima que en promedio a los 11 años los pequeños ya han visto películas triple X. Por eso los expertos insisten en que se debe mejorar la educación sexual en los colegios y que los papás hablen con sus hijos desde temprana edad sobre el sexo y el porno. De esa forma, tendrán conciencia y sabrán enfrentar de mejor manera este tipo de material que pulula en la red.