SEXUALIDAD

El sexo sí es apto para cardíacos

Una investigación reciente demostró que el riesgo de sufrir infarto por tener relaciones sexuales es mínimo. Sin embargo, los infieles sí tienen problemas.

26 de septiembre de 2015

Atila el Huno y Nelson Rockefeller murieron mientras hacían el amor. A pesar de esto, las posibilidades de que la gente fallezca en el acto sexual son mínimas, según un estudio publicado en la revista del American College of Cardiology (ACC), que no encontró evidencias de que el sexo pueda ser un factor de riesgo de ataques al corazón, inclusive en pacientes que ya hayan tenido uno en el pasado.

Para el trabajo, investigadores de la Universidad de Ulm, en Alemania, analizaron 536 pacientes de entre 30 y 70 años de edad con enfermedad cardiaca, y les preguntaron sobre la frecuencia con que habían tenido relaciones sexuales en el año previo al infarto. El 55 por ciento señaló que más de una vez a la semana; el 25 por ciento, tan solo una vez semanal, y el 15 por ciento no reportó actividad sexual durante dicho periodo.

Los científicos los siguieron durante diez años y registraron 100 eventos cardiovasculares adversos, pero menos del 1 por ciento de los pacientes tuvieron actividad sexual en la hora previa a ese incidente. “Es poco probable que el sexo sea un detonante”, afirma Dietrich Rothenbacher, coautor del estudio.

Un estudio publicado en la revista Journal of Medical Association ya había señalado que la probabilidad de que un hombre sufra un infarto es de tres en 1 millón. En el caso de un paciente que haya sobrevivido a un ataque cardiaco, el riesgo es de 30 en 1 millón. Pese a estos bajos índices, morir mientras se hace el amor es posible porque, como afirma el cardiólogo Elling Bejarano, de la Liga Colombiana contra el Infarto y la Hipertensión, “es una prueba de esfuerzo física y emocional. Más aún si hay un factor de riesgo como la arritmia cardiaca”.

El peligro aumenta si la persona se encuentra con una pareja distinta a la habitual. Un estudio citado en el libro The Science of Orgasm analizó 5.559 casos de muerte repentina por causas no traumáticas, y 34 de ellos se produjeron durante el coito y por motivos cardiológicos. Lo sorprendente fue que en 27 casos la persona fallecida estaba con un amante. Los expertos creen que pudieron influir el nerviosismo, la culpa o la necesidad de quedar bien ante esa nueva pareja. “Un encuentro sexual secreto en un lugar extraño aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, implica una mayor demanda de oxígeno”, dice Alessandra Fisher, coautora de un estudio hecho por la Universidad de Florencia, Italia.

En todo caso, los pacientes cardiacos deben esperar que su rendimiento en la cama no sea el mismo que el de una persona sana, especialmente si se trata de hombres, en los cuales este tipo de afecciones “perturban el sistema vascular del pene y provocan problemas de erección”, dijo Rothenbacher a SEMANA. Y si toman betabloqueadores, el asunto se complica porque “no podrán usar Viagra ya que mezclarlos puede ser peligroso”, añade el experto. “La reanudación del sexo se debe hacer una vez entren a rehabilitación cardiaca y se sometan a pruebas físicas y psicológicas para saber si están aptos”, explicó Bejarano.

Lo principal, según los expertos, es eliminar los prejuicios acerca de que el sexo y el corazón no van de la mano. Por estos mitos muchas personas con enfermedad cardiovascular han dejado de llevar una vida sexual normal. Pero lo cierto es que el sexo trae más beneficios que riesgos: reduce el estrés y la presión arterial, es un excelente ejercicio y refuerza el sistema inmunológico. Algunos incluso, dicen que es una buena medicina para el corazón, pues tener relaciones sexuales con una pareja “es equivalente a una caminata moderada”, dice Rothenbacher, y ayuda a reducir al menos 30 por ciento el riesgo de ataques cardiacos y muerte súbita.