Azúcar en el cerebro
El azúcar es una de las principales fuentes de energía del cerebro, pero su exceso puede causar complicaciones de salud. Foto: Gettyimages. | Foto: Getty Images/iStockphoto

SALUD

Los efectos del consumo de azúcar en el cerebro

El cerebro es el órgano que más energía requiere y la obtiene del azúcar que hay en la sangre.

21 de octubre de 2022

La ingesta excesiva de azúcar produce numerosos problemas no solo al organismo, sino al cerebro, el cual se caracteriza por consumir mucha energía, siendo la glucosa una de sus principales fuentes de alimentación.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, el cerebro está conformado por células nerviosas que mantienen al cuerpo funcionando, incluso mientras al persona duerme.

“También controla cómo se siente, aprende y recuerda las cosas. Y para hacer todo este trabajo, el cerebro usa el azúcar en la sangre para obtener energía. El cerebro es el órgano que más energía requiere: necesita la mitad de toda la que provee el azúcar en el cuerpo para funcionar correctamente”, precisa la citada fuente.

No obstante, si los niveles de glucosa están fuera de lo normal, pueden desequilibrar el centro de comando. De igual forma, pueden causar daño a los nervios y los vasos sanguíneos del cerebro. Esto deriva en problemas relacionados con la memoria y el aprendizaje, cambios de humor, aumento de peso, cambios hormonales y, con el tiempo, en otras afecciones graves como la enfermedad de Alzheimer.

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Al respecto, la Fundación Dacer, de España, que atiende a personas que presentan daño cerebral, precisa que el consumo de azúcar en exceso tiene un impacto directo en las habilidades cognitivas y en aquellas que tienen las personas para controlarse así mismas, con efectos similares a los de las drogas en el centro de recompensas del cerebro.

De acuerdo con los expertos, los alimentos dulces, así como los salados con excesos de grasas, provocan efectos similares a la adicción en el cerebro, lo que genera una pérdida de autocontrol, ocasionando que la persona coma más y, como consecuencia, aumente de peso.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda reducir el consumo de azúcar libre, que es aquel que se añade a los alimentos, y dejarlo por debajo del 10 % de la ingesta calórica total del día. Incluso, hace un llamado para que este consumo baje al 5 %, pues produciría beneficios adicionales para la salud, según afirma una investigación publicada en a la revista Diabetes Research and Clinicla Practice.

Un estudio publicado en la revista Physiology & Behavior, citado en un artículo del portal Mejor con Salud, indica que el cerebro consume 5,6 miligramos de glucosa por cada 100 gramos de tejido cerebral por minuto.

Adicciones

“Cuando se ingieren alimentos que contienen azúcar, al introducirlos en la boca y entrar en contacto con las papilas gustativas de la lengua, estas mandan señales activando los receptores de lo dulce en el tronco cerebral y, de ahí, a diferentes áreas, donde la señal recibida activa el sistema de recompensa del cerebro”, explica el mencionado sitio web.

Los especialistas de la Fundación Dacer explican que cuando se activa de forma repetida este sistema de recompensas, el cerebro se adapta y se reconecta con esos hábitos de consumo, lo que hace que cada vez la persona quiera comer más, con sus consecuentes resultados. De la misma forma, en el aparato digestivo también hay receptores del azúcar, los cuales envían señales al cerebro indicando si existe sensación de saciedad o no.

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Las consecuencias del azúcar en el cerebro pueden ser más complejas si la persona padece de diabetes. Tener episodios frecuentes de hiperglucemia (niveles altos de glucosa en la sangre) puede crear estrés en el mencionado órgano y, debido a que los efectos de la glucosa ocurren a lo largo del tiempo y no se evidencian de inmediato, muchas personas no saben que están afectando su cerebro.

“Los niveles altos de azúcar en la sangre, con el tiempo, van dañando los vasos sanguíneos del cerebro que llevan sangre rica en oxígeno. Cuando este órgano recibe muy poca sangre, las células pueden morir. Esto se llama atrofia cerebral y puede causar problemas con la memoria y el pensamiento y, al final, generar demencia vascular”, precisan los CDC.

La mejor forma de cuidar el cerebro de los efectos del azúcar es consumir una dieta basada en alimentos ricos en vegetales, fibra y frutas, además de hacer actividad física regularmente. Estos hábitos saludables pueden ayudar a manejar la diabetes y, como consecuencia, proteger la salud del cerebro.