(Getty Images)

VIDA EXTRATERRESTRE

Oumuamua, el asteroide que podría ser una pista sobre civilizaciones extraterrestres

El astrónomo Avi Loeb explicó que intentar ajustar los comportamientos inexplicables del asteroide que pasó cerca de la Tierra en 2017 a explicaciones racionales “es actuar como si fuéramos el centro del universo”.

18 de marzo de 2021

Una gran polémica se generó en octubre del año 2017, cuando por la Tierra pasó cerca Oumuamua, un asteroide descrito por el astrónomo canadiense Robert Weryk como un objeto delgado y plano, del tamaño de un campo de fútbol y hasta diez veces más brillante que un cometa promedio, el cual se acercaba a la Tierra desde el Sol con una trayectoria difícil de explicar, según los científicos.

Las imágenes del objeto fueron captadas con la cámara más poderosa del mundo de ese momento, un telescopio ubicado en Hawái, de nombre Pan-STARRS1, y el objeto fue nombrado Oumuamua, que en dialectos de esa zona significa: “Primer explorador de un lugar lejano”.

Oumuamua fue el primer asteroide visto por los seres humanos que llegó al sistema solar desde otras partes del espacio. Su órbita no tenía ninguna relación con el sistema y la controversia se creó por la forma como se acercó y se alejó de la Tierra, pues su comportamiento no fue igual al de ningún asteroide o cometa, según los expertos.

Y las razones que llevan a pensar que el objeto es una nave alienígena se debe a que el estudio que llevan a cabo los científicos sobre objetos interestelares, mide las alteraciones en el brillo que emiten, con lo cual puede conocerse su forma. Además, en caso de haber estado muy cerca del Sol, el objeto tendría una temperatura de superficie muy caliente, que detectaría fácilmente la cámara de infrarrojos del Telescopio Espacial Spitzer, lanzado por la NASA en 2003. Pero el artefacto no desprendía calor.

Una de las hipótesis decía que esto se debía a la exposición de radiación cósmica que estuvo sometida por cientos de miles de años, lo que significa que la radiación ionizante podría haber erosionado la roca, aunque quedan dudas respecto a la manera en que este proceso pudo haber afectado su forma.

Sobre su forma, se cree también que algún planeta pudo expulsarlo violentamente mediante un efecto de onda gravitatoria, o que quizá fue liberado suavemente de la capa de objetos congelados que permanecen en los confines del sistema solar, como la nube de Oort.

Por otro lado, una de las dudas que existe sobre Oumuamua está porque aceleró mientras se desplazaba alrededor del Sol, y su trayectoria se desvió de la gravedad del astro solar. Incluso, se dice que el objeto entró al sistema solar con una trayectoria más o menos perpendicular al plano orbital de la Tierra y del resto de los planetas, y algunos hablan de que la aceleración se debió a la fuerza gravitacional de Júpiter, que también se cruzó en su trayectoria.

Los nuevos hallazgos

Sobre este tema se refirió en febrero el astrónomo Avi Loeb, director del departamento de Astronomía de Harvard desde 2011, quien envió una nota al “Astrophysical Journal Letters”.

Allí, Loeb, junto con su colega Shmuel Bailey, explicaron que las características poco usuales de Oumuamua llevaban a la conclusión de que este era “una nueva clase de material interestelar delgado, producido de manera natural mediante un proceso aún desconocido […] o de origen artificial”, por lo cual cree que la razón “más racional y conservadora” para que sucediera este hecho es una civilización extraterrestre.

De acuerdo con Loeb, los científicos deben estar preparados para lo que ocurra durante la llegada de un objeto de este tipo en una próxima ocasión, lo que afirma que sucederá muy pronto. De estar en lo cierto, este tipo de artefactos estarían rodeando a la Tierra “en cantidades casi inimaginables”.

Además, su preocupación no se basa en su desaparición, sino que la respuesta va en contra de lo que es la “cultura de la ciencia”, como lo fue el principio copernicano y el cambio de mentalidad que llevó a la humanidad a cambiar en la forma de pensar, lo que dio el paso a la astronomía moderna. Según Loeb, creer que por datos confusos que Oumuamua es un asteroide “es actuar como si fuéramos el centro del universo”.

Así las cosas, Loeb pone como base de su sentido de escala y probabilidad, el extenso análisis del universo temprano, pues en 2014 publicó un escrito en el que explicaba que probablemente los planetas rocosos que tienen agua líquida tendrían disponible la química para dar vida en tiempos en que el universo tenía tan solo diez millones de años.

Por tal razón, y 13.800 millones de años después, en el universo se han creado miles de millones de galaxias, por lo cual existen miles de millones de planetas similares a la Tierra, y es por esto que, según Loeb, creer que la vida, la inteligencia y la civilización solo ha ocurrido una vez en todo este tiempo y espacio, sería tener una visión radical.

“No hay nada más conservador que decir que si haces arreglos para las mismas circunstancias, obtienes el mismo resultado”, dijo el astrónomo, y agregó que la humanidad es “un tipo de vida a medio camino que existe en todas partes”, por lo que se podría deducir que si esta especie no es única, Oumuamua tampoco lo sería.