Neil Armstrong y Buzz Aldrin, los dos primeros hombres en pisar la luna | Foto: NASA

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¿Por qué tanta gente cree que el viaje a la Luna fue un gran engaño?

A pesar de que la comunidad científica ha refutado con pruebas cada una de las teorías de conspiración que sugieren que el hombre no fue a la Luna hace 50 años, cada vez más personas se inclinan a pensar que todo se trató de un complot grabado en un estudio de Hollywood.

9 de julio de 2019

Millones de personas en todo el mundo están convencidas de que el hombre no se posó en la Luna en 1969 y de que las imágenes de la NASA fueron grabadas en un estudio de Hollywood. Un rumor que perdura y que marca la historia de las fake news. Es más: bastan unos cuantos clics para hallar miles de sitios en internet que cuestionan la realidad de la misión de Apolo 11.

Se recurre a todo tipo de argumentos para justificar esa teoría: que la NASA era incapaz de semejante hazaña tecnológica, que la misión no incumbió a seres humanos, que ningún hombre habría sobrevivido a las radiaciones durante el viaje, e incluso ideas más extravagantes como que las autoridades debían disimular el hallazgo de una civilización lunar.

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Pero todas se apoyan en lo mismo: en las supuestas anomalías detectadas en las fotos y videos de la NASA. ¿La luz y las sombras de las imágenes? Sospechosas. ¿La ausencia de estrellas en algunos clichés? Prueba de una maquinación. Así como la bandera plantada por Neil Armstrong que parece ondular pese a que apenas hay atmósfera en la Luna. 

En 2009, 25% de los británicos no creían en la veracidad de ese evento y en 2018, el 57% de los rusos tampoco.

Si bien la comunidad científica ha refutado con pruebas todas estas teorías, incluso con imágenes del lugar del aterrizaje tomadas en 2009, el mito de una gran mentira sigue vivo, e ‘in crescendo‘.

En 1969, menos de 5 por ciento de los estadounidenses dudaban de la veracidad de la misión, un porcentaje que aumentó a 6 por ciento según un sondeo realizado por Gallup en 1999. En 2009, eran 25 por ciento de los británicos interrogados por TNS quienes no creían en ese evento y 57 por ciento de los rusos sondeados por Vtsiom en 2018.

Anestesiar la reflexión 

¿Por qué esta hazaña atrae a tantos escépticos? Debido a su importancia, explica a la AFP Didier Desormeaux, coautor de un libro sobre teorías del complot, ‘Le complotisme, décrypter et agir‘. "Este episodio de la conquista espacial es uno de los mayores hitos de la humanidad, cuestionarlo hace tambalear los fundamentos de la ciencia y del dominio del hombre sobre la naturaleza", argumenta.

A diferencia de otros eventos históricos que también son objeto de teorías de la conspiración, como el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy en 1963 -cuyo hecho nadie discute, aunque sí sus circunstancias-, la llegada a la Luna se cuestiona en su totalidad.

El traje de Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna, se mantiene en las instalaciones de la NASA

Con Apolo 11, "se trata de la primera teoría complotista que se construye completamente mediante una reinterpretación visual de un hecho de actualidad: se denuncia una puesta en escena", según Desormeaux.

Vendrán otras: como las matanzas en escuelas estadounidenses o el atentado contra el semanario satírico ‘Charlie Hebdo‘ en París en 2015, tachadas de ficciones con actores, agrega.

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"La imagen anestesia la capacidad de reflexión", defiende este experto para explicar este tipo de razonamiento.

La pérdida de confianza en las instituciones 

Esta negación de la realidad "no debería sorprendernos", explica Roger Launius, exhistoriador oficial de la NASA en su obra ‘Apollo‘s Legacy‘.

"Los conspiracionistas explotan un vasto filón que mezcla la desconfianza hacia las instituciones, las críticas populistas, los cuestionamientos sobre la creación del saber y la crítica a las ciencias", según Launius.

Foto: el equipo de tres astronautas que aterrizó por primera vez en la luna, el 20 de julio de 1969.

Su éxito viene porque estos rumores juegan con "nuestros miedos más profundos". En Estados Unidos, se alimentan además de la pérdida de confianza que se inició con la guerra de Vietnam y más tarde con el escándalo Watergate, y en el extranjero, por un sentimiento antiestadounidense.

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Además, "la fuerza de semejante teoría es que sobrevive a todo, puesto que se convierte en una creencia acompañada de proselitismo, con una difusión sin fin", según Desormeaux.

Otro factor: "Los medios en particular alimentaron las dudas con el paso de los años", deplora Lanius. Recuerda por ejemplo que la NASA, que se había resistido durante años a comentar las teorías de la conspiración, tuvo que cambiar de posición después de que un programa de la cadena de televisión Fox en 1978 las popularizara.

Aún así, las pruebas de que el viaje fue real se cuentan por montones y la NASA ha logrado desvirtuar una a una las supuestas pruebas del complot. Aún así, nada parece ser suficiente, y ahora que se conmemoran los 50 años de la hazaña, el esceptisismo se hace más visible.  

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Varios gobiernos del mundo, sin embargo, están decididos a repetir la hazaña y a ir más lejos. Rusia, China y el propio Estados Unidos quieren volver a la Luna pronto y, más adelante, llegar a Marte. 

Tal vez entonces, cuando se compruebe que Armstrong y Aldrin si estuvieron en la superficie lunar y plantaron la bandera de su país, las teorías conspirativas que hoy son vistas como muy probables, se conviertan en un mal chiste. 

* Con información de AFP