David Bole (Matemático), Carlos Alberto Díaz (Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales), Laura Graciani (Abogada, especialista en Derecho Constitucional), Cindy Ibáñez (Profesional en Marketing y Comunicaciones) y Adolfo Campo (Ingeniero Electrónico). | Foto: Semana

Testimonios

Hablan consumidores recreativos: "No le hacemos daño a nadie"

Un matemático, una abogada constitucionalista, un ingeniero, un diseñador y Échele Cabeza le contaron a SEMANA por qué no están de acuerdo con el nuevo decreto de dosis mínima. ¿Se puede ser consumidor y al mismo tiempo una persona funcional y productiva para la sociedad?

Mónica Jaramillo Arias*
6 de octubre de 2018

Este lunes, y a pesar de la ampolla que ha levantado a nivel nacional, el presidente Iván Duque firmó el decreto que autoriza a los policías para decomisar todo tipo de drogas que las personas porten en los espacios públicos. El presidente aseguró que la norma busca reducir el consumo de drogas en Colombia, y especialmente combatir el microtráfico en las urbes y evitar que los niños se vean afectados por el consumo temprano de estas sustancias.

Desde el anuncio, hace más o menos un mes, figuras públicas, académicos y políticos han sentado sus posiciones a favor y en contra, generando más de una controversia. Y los ciudadanos, quienes siguen con cuidado cada una de sus afirmaciones, también se han mostrado muy divididos respecto a la norma en las distintas redes sociales.

El exministro de Salud Alejandro Gaviria, por ejemplo, trinó hace unos días: “Solo tres cosas. La guerra contra las drogas ha sido en general una guerra contra la gente. "Un mundo libre de drogas" es un objetivo imposible, perjudicial, dañino. Los campesinos cultivadores y los consumidores no son criminales”. César Gaviria también fue enfático esta semana al decir que la prohibición no era el camino. “Me parece equivocado. Este decreto va en la dirección opuesta de lo que está ocurriendo en América y en Europa”, afirmó. Y agregó: “¿Es que van a requisar indiscriminadamente?, ¿van a dedicarse a requisar a cada colombiano? Esto es un tema de salud y los ciudadanos deberían poder ir a un hospital y decir que son adictos”

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Otros como Sandra Borda y Gabriel Santos entraron al torbellino convirtiéndose en el blanco de fuertes críticas por parte y parte. El primero tuvo lugar cuando Borda  —profesora, columnista de la revista Arcadia y una figura fuerte de opinión en el país— aseguró en un debate de Caracol que se consideraba a sí misma como una consumidora recreativa.

Su declaración incluso llevó a que protagonizara un encontrón con la periodista Vicky Dávila, quien aseguró en los micrófonos de La W que era irresponsable que la investigadora hiciera esa afirmación siendo ejemplo de muchos jóvenes universitarios. Su confesión, entre otras cosas, puso sobre la mesa otra problemática: el estigma social al que están sometidos aquellos que aceptan abiertamente consumir drogas.

La segunda polémica se originó cuando Gabriel Santos, representante a la Cámara e hijo de Francisco Santos, aseguró en un video publicado en El Espectador que la medida no buscaba “quitarle la dosis mínima al consumidor recreacional en El Chicó" sino “solventar una crisis y poder confiscar, de manera efectiva, la droga a los jíbaros alrededor de los parques y los colegios en localidades como Suba, Ciudad Bolívar, Tunjuelito y Engativá, donde realmente este consumo se ha vuelto problemático".

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Pero, ¿qué es ser un consumidor problemático —como afirma Gabriel Santos— y qué un consumidor recreativo —como dice Sandra Borda—? Precisamente este punto ha sido uno de los más cuestionados en el decreto propuesto por Iván Duque, pues invisibiliza de golpe a los segundos y reduce el tema de las drogas a dos actores principales: los adictos y los jíbaros. No tiene en cuenta a los consumidores ocasionales, que "según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) representan aproximadamente el 89 por ciento del total de los consumidores de drogas", dice Julián Quintero, experto en políticas de drogas y fundador de Échele Cabeza. Es decir que la mayoría de ellos no tendrían problemas graves derivados de este consumo y tan solo el 10 por ciento que las usan representan un problema real para la sociedad.

Desde el año 2010 el Ministerio de Salud y la UNODC reconocen el consumo experimental, recreativo y habitual. Según la institución un consumidor de este tipo es aquel que usa sustancias psicoactivas con cierta regularidad entre círculos de amigos y en contextos de ocio como fiestas, festivales de música o paseos.  Sin embargo, no es problemático y no piensa en el consumo como un “escape” o una “solución” a sus problemas. Lo hace con gente que conoce y confía solo cuando siente deseos de hacerlo y su objetivo principal es la búsqueda de experiencias agradables.

Estos a su vez, ven el consumo como algo pasajero y “en algunos casos a épocas o etapas de la vida sin dejar consecuencias evidentes”. Rara vez pierden el control, no consumen en solitario, ni tienden a experimentar con sustancias o vías de administración de alto riesgo. Los problemáticos, en cambio, se caracterizan por todo lo contrario: tiene potencial de dependencia y predisposición al abuso de la droga. Además el exceso de su consumo provoca conflictos, ya sean individuales o colectivos, de salud o sociales.

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La encuesta de cambio de comportamiento e impacto del proyecto Échele Cabeza de 2015, indica que menos del 2 por ciento de los consumidores han cometido un delito para consumir y que las pocas veces que ha cometido una infracción o contravención está relacionado con las restricciones de la fuerza pública al porte y consumo de sustancias psicoactivas.

¿Se puede ser consumidor y al mismo tiempo una persona funcional y productiva para la sociedad? SEMANA abrió un espacio para que las personas que se consideran a sí mismas como consumidoras ocasionales cuenten sus testimonios  y expliquen por qué no están de acuerdo con el decreto del presidente sobre la dosis mínima.

Andrés Bernal
Ilustrador editorial

“Soy un consumidor recreativo porque busco en las sustancias psicoactivas potenciar situaciones placenteras. Normalmente consumo marihuana, y esporádicamente LSD y algunos sintéticos. Siento que el consumo no ha afectado mi vida. Nunca he tenido una experiencia negativa con el consumo pues trato de ser muy responsable sobre la cantidad de lo que consumo y también del espacio en el que lo hago. Los chascos que he tenido han sido con la policía, pues a veces son muy agresivos. Sobre el decreto de Duque es una de las tantas afrentas a las libertades personales que tenemos como ciudadanos y como humanos. Es hipócrita, además, porque busca mantener controlado sólo a un sector de la sociedad. No es lógico decir que vas a generar una postura para el consumo cuando tu inversión es para la guerra y no para la educación, la ciencia o los deportes. Es una medida absurda”.

Paula Becerra
Estudiante de noveno semestre de Derecho

“Trabajo en una oficina de abogados. Cosecho en mi casa. Hago aceites naturales con los productos que tengo sobre cannabis, caléndula y varios productos. Soy una consumidora consciente y lo hago desde aproximadamente ocho años. He consumido otro tipo de drogas pero en este momento la única que consumo regularmente es el cannabis. A la pregunta de si este consumo ha afectado en algo mi vida la respuesta es: sí. No solamente con la sociedad sino con mi propia familia. Esto ha hecho que me rechacen en muchos sentidos. Mi consumo siempre ha sido en casa, pues no quiero afectar el círculo de la sociedad. Sobre el decreto de Duque, creo que es absurdo. Tenemos derecho al libre desarrollo de la personalidad. Yo tengo proyectos sociales, metas, estoy a punto de graduarme. No le hago daño a nadie. Creo que no es un buen ejemplo erradicar el problema de la forma en que se está haciendo. Hace falta primero educar a la sociedad”.

Yepes Rubiano
Emprendedor

“Tengo 26 años y soy padre de una hermosa niña. Vivo con mi esposa y los dos somos consumidores recreativos de cannabis. No entiendo porque tenemos que llegar al punto de prohibir. Respecto al decreto me siento perseguido porque más allá de que haya una norma, si me detienen con mi dosis mínima me van a quitar dinero y, peor aún, mi libertad. Los consumidores recreativos también somos personas que sentimos. Somos sujetos de derecho y yo, personalmente, quiero tener mi derecho a consumir cannabis. Siento que la marihuana no es la puerta a las drogas, el único que abre las puertas para que la vida se destruya es uno mismo”.

*Periodista Vida Moderna.