debate

El dolor de los calmantes

Epidemia de malas noticias sobre el riesgo potencial de los populares analgésicos. Esto es lo que opinan los médicos expertos acerca de este asunto.

26 de diciembre de 2004

En menos de cuatro meses cuatro diferentes medicamentos para el dolor han suscitado sospechas de afectar el corazón. Vioxx (rofecoxib), el analgésico de Merck, fue retirado del mercado recientemente y Celebrex (celecoxib), otra droga con una molécula similar desarrollada por Pfizer, fue asociada hace 15 días con el riesgo de infarto y el derrame cerebral. Vextra (valdecoxib), también de Pfizer, fue cuestionado con los mismos argumentos. La semana pasada un nuevo estudio que pretendía conocer si el naproxeno era benéfico para prevenir el mal de Alzheimer fue detenido pues podría incrementar el riesgo de problemas coronarios en los participantes.

Sin duda es una situación confusa para los médicos y mucho más para los millones de personas en el mundo que toman a diario estos medicamentos. Según expertos de la FDA, el naproxeno se ha vendido desde 1976 y esta es la primera evidencia que sugiere tal riesgo. Sin embargo el organismo acepta que hasta el momento nadie había estudiado a largo plazo la seguridad de los populares calmantes del dolor conocidos como antiinflamatorios no esteroideos (Aines), categoría que incluye medicamentos como el Ibuprofeno, Diclofenac, Naproxeno, Piroxicam y Meloxicab, entre muchos otros, y los inhibidores del Cox-2 como Vioxx y Celebrex.

Ante esta situación, las críticas de algunos médicos no se han hecho esperar. Algunos han protestado porque estos calmantes se venden sin prescripción médica y lo que se está viendo es que "todas las drogas tienen riesgo, hasta una simple pastilla para la gripa", como dice Carlos Francisco Fernández, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Asociación para el Estudio del Dolor. Por lo tanto se deberían tomar con mucha precaución.

Pero en un estudio reciente realizado por Market Team y publicado en el diario El Tiempo la semana pasada se muestra que el consumo de los calmantes y medicamentos de venta libre ha aumentado 8 por ciento en Colombia. Algunos creen que la industria farmacéutica ha echado mano de la publicidad para vender medicinas a más personas de las que realmente las necesitan. En opinión de los médicos, el tratamiento para el dolor no debe aumentar por la propaganda pues la gente no se enferma más por un aviso. Mark Fendrick, profesor de medicina interna de la Universidad de Michigan, opina que los medicamentos de venta libre son extremadamente peligrosos pues mientras más se consuman son mayores las posibilidades de que aparezcan efectos secundarios. Lo mismo opina Fernández. "La gente no debería automedicarse y los calmantes deberían suministrarse según la necesidad de los pacientes".

Los médicos también critican que en este debate el punto de vista comercial ha opacado el científico, y muchas de las advertencias y preocupaciones podrían no tener fundamentos. Los problemas del corazón que se encontraron en el estudio de Naproxeno no han sido examinados por un panel de cardiólogos. En dicho trabajo, 70 personas entre 2.500 voluntarios tuvieron infarto o derrame. El aumento del riesgo en un 50 por ciento podría ser o no estadísticamente significativo si se explora más a profundidad. Además el riesgo aceptado en el estudio es menor que en la práctica diaria debido a que se trata de voluntarios sanos a quienes sería antiético poner en peligro. "Pero otra cosa muy distinta es prescribir el medicamento a un paciente que realmente lo necesita", dice Elias Zerhouni, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), entidad que adelantaba el estudio.

Fernández opina que el fundamento científico debe separarse del comercial. "Los médicos tenemos mucho que decir alrededor del tema y esto se desconoce al tenor de las cifras y de los mercados", asegura. Según explica, la medicina del dolor ha avanzado mucho en los últimos 20 años, y hoy las alternativas que permiten un 90 por ciento de alivio en el tratamiento del dolor son variadas. "Hay muchas cosas contra el dolor y una de esas son las pastillas", dice Fernández. Actualmente, dice, es posible manejar el dolor con cirugías, moduladores y depresores del sistema nervioso, terapias de radiofrecuencia, implantes electromagnéticos, entre otras terapias.

Las autoridades de la salud han aprovechado esta coyuntura para recomendarle al público que use los analgésicos con prudencia y siga las indicaciones que acompañan el producto para no exceder las dosis recomendadas. Quienes tienen una condición para la cual les ha sido recetado uno de estos antiinflamatorios, lo ideal es que consulten a su médico para que puedan establecer los riesgos individuales al tomarlas.

"Hay que guardar la calma", dice Fernández. Las investigaciones clínicas serias son el único garante de la valoración de los riesgos y los beneficios de todo medicamento y todavía hacen falta más de estos estudios para aclarar esta situación.