LA MUCURA

El aceite que contiene, lo que más sorprende en el hallazgo cerca al Mar Muerto, de una jarra de 2 mil años.

27 de marzo de 1989

Hace dos mil años a nadie se le hubiera ocurrido que una vasija con aceite pudiera desvelar a tanta gente. Pero así es. El verano pasado en una cueva cerca del Mar Muerto, un grupo de arqueólogos israelíes hizo un hallazgo increíble, que sin duda será de gran utilidad para los historiadores. Se trata de una vasija que data de los comienzos de la era cristiana y que contiene un aceite que era utilizado para ungir a los reyes de Judea. Lo que resulta más increíble es que el aceíte está intacto e incluso mantiene su composición química original. "El hallazgo ha sorprendido a los arqueólogos de todo el mundo especialmente por el aceite que contiene y que ha sobrevivido después de tantos años", dijo el doctor Joseph Patrich de la Universidad Hebrea y director del equipo de arqueólogos.
El hallazgo sólo se hizo público a mediados de febrero ya que estaba siendo sometido a una investigación exhaustiva. Se demostró que el aceite fue extraído de una planta que ya no existe y de la cual se obtenía un valioso perfume utilizado en diferentes ritos religiosos.
Envuelta en hojas de palma, la vasija había sido sepultada un metro bajo tierra en una cueva en Qumran. Se encontraron tres centímetros cúbicos de aceite que fueron enviados a China en donde los métodos de análisis de aceites son los más modernos. Aunque la fecha exacta de la vasija no ha sido determinada, un rollo de pergamino encontrado hace 36 años enumera la localización de otras vasijas que contenían este mismo aceite y que pertenecían a los años 66 y 68 a. de C.
Los arqueólogos querían comprobar la antiguedad del aceite antes de hacer público el hallazgo. "Sometimos el aceite a toda clase de análisis para estar seguros de su edad", sostuvo el doctor Patrich. Los estudios iniciáles sugeridos por las propias escrituras antiguas incluyen depositar una gota de aceite en un recipiente con agua; si el aceite es verdaderamente antiguo, debe blanquearse, "y nuestro aceite se blanqueó casi inmediatamente", dice el doctor Patrich.
El aceite era de gran valor, especialmente porque su fragancia dulce facilitaba la fabricación de perfumes en una época en que ésta resultaba difícil. Y tiene todavía más valor ahora. El hallazgo arqueológico está entre los más importantes de los últimos tiempos y sirve para demostrar que, en materia de aceites olorosos, los antiguos judios tenían muy poco que aprender.