RIESGO ELECTORAL

Aire fresco en ambiente crítico

Un puñado de triunfos independientes en 25 municipios de alto riesgo es una señal alentadora en medio de la corrupción y la violencia.

30 de octubre de 2011

Aunque la situación en los 25 municipios sobre los que SEMANA puso la lupa a lo largo de la campaña sigue siendo muy difícil, el triunfo de varios candidatos que se enfrentaban a maquinarias tradicionales, grupos armados o aparatos de corrupción es una bocanada de aire fresco. Que Zulia María Mena, líder de un movimiento de mujeres, derrotara a la poderosa estrategia de TLC (teja, ladrillo y cemento) que ha mandado en la política chocoana y al candidato de ‘la casa’ Montes de Oca es un hecho histórico que sacude a la política de Quibdó hasta sus cimientos. Lo mismo puede decirse del triunfo en Santa Marta del exrector de la Universidad del Magdalena Carlos Eduardo Caicedo, quien ha enfrentado, incluso desde la cárcel, una dura lucha contra la política tradicional y la parapolítica.

La insólita victoria de Francisco Castellanos en Soledad contra el candidato apoyado por los grandes caciques de la política en el Atlántico refleja el ansia de cambio en ese municipio sacudido por la corrupción. Héctor Alfonso Gómez, en Campamento, derrotó a la todopoderosa baronesa de Antioquia Liliana Rendón, y dio una lección a las Farc al recoger las banderas de dos candidatos asesinados por esa guerrilla. Y un quijote de la izquierda, Marcelo Torres, se metió con éxito a la boca del lobo en Magangué, fortín de la Gata. Finalmente, en Planadas, Tolima, donde al cierre de esta edición aún no había un ganador, sí había un resultado claro: pese a los temores de que las Farc perturbaran los comicios, los candidatos pudieron hacer campaña en la zona rural y las elecciones se llevaron a cabo sin problema. Ezequiel Vitonás dio otra señal de resistencia de la población contra la violencia armada al ganar, con más del 60 por ciento de los votos, la Alcaldía de Toribío, el pueblo semidestruido y asediado por las Farc.

Aunque solo el tiempo dirá si estos alcaldes cumplen con las expectativas, su llegada genera optimismo en medio de una situación muy difícil. Sin embargo, en otros de los municipios críticos se cumplieron las peores predicciones. El caso del locutor Campo Elías Terán, en Cartagena, es emblemático de lo que pueden lograr las campañas populistas en medio de la pobreza. En Caucasia ganó José Nadín Arabia, de Cambio Radical, pese a que su candidatura fue revocada por el Consejo Nacional Electoral por recibir financiación de un presunto testaferro del extraditado Cuco Vanoy. En Aguazul, Casanare, ganó Helí Fernando Camacho, de Cambio Radical, exmiembro del equipo del alcalde Leonel Torres, condenado por vínculos con el paramilitarismo.

Didier Lobo, del cuestionado PIN, tiene el inmenso reto en La Jagua de Ibirico, un municipio que ha recibido 300.000 millones de pesos y no tiene agua potable, de ser el primer alcalde que no termina enredado en líos de corrupción desde 1998. Y en Montelíbano ganó, a nombre de La U, Gabriel Calle demoya, aliado de un gran contratista de Córdoba y cuestionado por su manejo de comedores escolares en la campaña. En Barrancabermeja ganó Elkin David Bueno, alcalde en dos ocasiones, destituido por la Procuraduría en su primera alcaldía y cuestionado por el presunto apoyo de un contratista señalado de vínculos con grupos criminales. En Puerto Gaitán triunfó Édgar Humberto Silva, quien, se dice, es candidato del actual alcalde, que ha manejado las millonarias regalías del municipio desde hace tiempo.

En Puerto Asís, el conservador Jorge Eliécer Coral aún debe explicar un video, entregado por un rival en la campaña, en el que aparece con un narcotraficante. Los ganadores en Tolú y San Onofre, Ariel de Jesús Alvarado, del PIN, y Nelson de Jesús Pineda, conservador, han sido señalados de tener vínculos con personajes de la política de Sucre ligados al paramilitarismo. En Yumbo se quedó con la Alcaldía -y con un presupuesto de 120.000 millones de pesos- Fernando David Murgueitio, candidato del encarcelado senador Juan Carlos Martínez y del destituido gobernador Juan Carlos Abadía. Y en Cartago triunfó el liberal Álvaro Zabala, cuestionado por sus vínculos con la familia Londoño Zabala, uno de cuyos miembros ha sido abogado de los narcos, verdaderos amos y señores de esta región del Valle.