NocturnoUna noche, Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas, Una nocheEn que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas, A mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda, Muda y pálidaComo si un presentimiento de amarguras infinitas, Hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara, Por la senda que atraviesa la llanura florecida Caminabas,Y la luna llenaPor los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,Y tu sombraFina y lánguida,Y mi sombraPor los rayos de la luna proyectada Sobre las arenas tristes De la senda se juntaban. Y eran una Y eran una ¡Y eran una sola sombra larga! ¡Y eran una sola sombra larga! ¡Y eran una sola sombra larga! Esta noche Solo, el alma Llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,Separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia, Por el infinito negro, Donde nuestra voz no alcanza, Solo y mudo Por la senda caminaba, Y se oían los ladridos de los perros a la luna, A la luna pálida Y el chillido De las ranas, Sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba Tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas, ¡Entre las blancuras níveas De las mortuorias sábanas! Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte, Era el frío de la nada... Y mi sombra Por los rayos de la luna proyectada, Iba sola, Iba sola ¡Iba sola por la estepa solitaria! Y tu sombra esbelta y ágil Fina y lánguida, Como en esa noche tibia de la muerta primavera, Como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas, Se acercó y marchó con ella,Se acercó y marchó con ella, Se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas! ¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!... José Asunción Silva (1865-1896) SonataOtra vez el tiempo te ha traído al cerco de mis sueños funerales. Tu piel, cierta humedad salina, tus ojos asombrados de otros días, con tu voz han venido, con tu pelo. El tiempo, muchacha, que trabaja como loba que entierra a sus cachorros como óxido en las armas de caza, como alga en la quilla del navío, como lengua que lame la sal de los dormidos, como el aire que sube de las minas,como tren en la noche de los páramos. De su opaco trabajo nos nutrimos como pan de cristiano o rancia carne que se enjuta en la fiebre de los ghettos.A la sombra del tiempo, amiga mía, un agua mansa de acequia me devuelve lo que guardo de ti para ayudarme a llegar hasta el fin de cada día. Álvaro Mutis (1923-2013)  Casi obscenoSi quisieras oír lo que me digo en la almohada el rubor de tu rostro sería la recompensa Son palabras tan íntimas como mi propia carne que padece el dolor de tu implacable recuerdo Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo:Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja Y en tu sexo el milagro de una mano que baja en el momento más inesperado y como por azar lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado No soy malvado Trato de enamorarte Intento ser sincero con lo enfermo que estoy y entrar en el maleficio de tu cuerpo como un río que teme al mar pero siempre muere en él. Raúl Gómez Jattin (1945-1997)*Estos tres textos aparecen en 50 poemas de amor colombianos, un ‘Libro Al Viento’ de IDARTES con el propósito de fomentar la lectura en Bogotá.