La financiación del sistema de salud es uno de los temas álgidos alrededor del estudio, debate y votación de la reforma a la salud, que ya tiene la ponencia positiva para ser evaluada en la Comisión Séptima de Senado, donde le darán el tercero de los cuatro debates que necesita pasar para llegar a ser ley de la República. De ahí que resulten oportunos los análisis que traten sobre el tema.

Esta semana, el blog que divulga el Banco de la República destaca que, para 2030, el costo de las enfermedades crónicas no transmisibles, como cáncer y diabetes, entre otras, demandará del sistema de salud una suma que oscila entre 9,3 billones y 10,2 billones de pesos.

Esto, “considerando el número de personas atendidas y algunos supuestos sobre el crecimiento de los costos de los servicios”, señala el documento.

Teniendo en cuenta que estas enfermedades se asocian con grupos poblacionales de edad avanzada, franja que está en crecimiento en Colombia, en el futuro –no tan lejano–, se espera un aumento progresivo de la carga financiera para atenderlas.

Un gran reto

“En Colombia, el aumento en la prevalencia de estas enfermedades tiene un efecto directo sobre los gastos del sistema de salud, no solo por los tratamientos y medicamentos utilizados, sino por el aumento de la población con estas comorbilidades, convirtiéndose en un reto para el manejo de las finanzas del sector”, enfatiza el blog del Banco.

Si bien la alerta vuelve a relucir ahora que el país se prepara para debatir la reforma a la salud, el impacto había sido abordado en uno de los famosos documentos de Ensayo sobre Política Económica (Espe), del Banco de la República.

En la Cámara de Representantes ya pasó la reforma a la salud, tras dos debates (uno en comisión y otro en plenaria). | Foto: GUILLERMO TORRES

Para la elaboración de la investigación, los estudiosos del tema se basaron en estadísticas de atenciones por consultas, procedimientos, urgencias, hospitalizaciones, las cuales fueron obtenidas del Registro Individual de Prestación de Servicios de Salud (Rips) del Ministerio de Salud, según menciona el blog del Emisor.

Pese a la voluminosa cifra presentada por los investigadores, que está metida en un rango, debido a que utilizaron tres escenarios distintos, podría haber una subestimación en los costos totales para el sistema, dice el analista en el blog.

Esto, debido a que allí no están contemplados los medicamentos, ni tampoco los gastos no financiados por la Unidad de Pago por Capitación (UPC).

Un impacto del que nadie escapa

La fuerte presión sobre el sistema de salud, de parte de las enfermedades no transmisibles, no está presente solo en Colombia. En el mundo, de acuerdo con los reportes de la OMS (Organización Mundial de la Salud), dichas enfermedades matan a 41 millones de personas cada año, es decir, causan el 74 % de todas las muertes en el mundo.

Se estima que 17 millones de esas víctimas son menores de 70 años y, lo peor, el 86 % de esas muertes prematuras se dan en países de ingreso medio y bajo.

En Colombia, a partir de 2017, se empezó a ver un incremento visible de los costos en el sistema de salud, asociados a estas enfermedades. Según el estudio del Banco, lo que más ha variado, son los incrementos en los costos de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Otro de los datos que subraya el estudio, según el extracto que hizo el Emisor en el blog, es que el costo por persona atendida empezó a dispararse desde 2019.

¿Y si le meten más plata a la prevención?

Colombia ha puesto el foco en políticas de prevención y, de hecho, se afianzaron con la Ley 100 de 1993, cuando había hasta una cuenta específica para este objetivo. No obstante, en problemas de salud mental de la población y aumento de enfermedades transmisibles, se evidencian las falencias con esta tarea.

De igual manera, el alto en incremento al gasto en enfermedades crónicas no transmisibles es otra pieza que muestra las dificultades para lograr una prevención eficaz.

Lo cierto es que las cifras previstas como gasto en unos años deben ser un elemento a analizar en el proyecto de ley. Los investigadores del Banco de la República estimaron tres escenarios posibles. Uno de ellos se daría si los costos de los servicios para atender a esa población enferma permanecieran constantes, con lo cual se demandarían recursos por 9,3 billones de pesos, cifra que, de todas maneras, no es cualquier cosa.

Medicamentos más costosos y mejores tecnologías, entre lo que suma a la presión sobre el sistema de salud.

En el estudio se contempla un segundo escenario, donde hay crecimiento de la población atendida y los costos de los servicios suben con la inflación (la tendencia ha sido que estos costos suban por encima del indicador de precios al consumidor). En este caso, los recursos necesarios serían de 9,8 billones de pesos.

Finalmente, si el escenario al que se llega incluye los dos anteriores, pero añade un incremento en los costos, debido a que se necesitará adoptar tecnologías más modernas y, por consiguiente, más caras, el costo para atender estas enfermedades llegaría a 10,2 billones.

No habría un cambio antes de 2030

Para los analistas del Banco de la República, “es posible que políticas de prevención y de promoción de hábitos saludables mitiguen, en el futuro, el crecimiento de las enfermedades crónicas no transmisibles”. El problema es que, según la proyección de los investigadores, aun si se aplica la mencionada política preventiva, el efecto de las mismas no se daría antes de 2030.

En otras palabras, a buscar más plata para cubrir estos servicios, teniendo en cuenta que “en los tres escenarios, los cálculos anticipan un incremento en costos reales anuales de más del 50 % a lo largo de la década 2020-2030. En comparación con 2016, se anticipa que para 2030 los costos reales asociados a las enfermedades crónicas no transmisibles se multipliquen por cinco”, dice el informe.

La población se está envejeciendo y dura más, aunque tenga enfermedades crónicas no transmisibles. | Foto: Getty Images