Esta semana los internos de la cárcel y penitenciaría El Bosque vendieron su primer pedido de croissant, pan semilla y tortas frías en ocho supermercados Éxito y cinco Carulla ubicados en Barranquilla. La iniciativa hace parte del trabajo que las personas privadas de la libertad han desarrollado en todo el país para aprender técnicas de pastelería y panadería como parte de su proceso de resocialización. Además de la comercialización en grandes superficies, se abrió al público el primer punto de venta de la Panadería Libera Colombia en la capital del Atlántico.

Libera Colombia es la marca que constituyó el Inpec hace varios años para agrupar todos los productos elaborados por los internos en los establecimientos penitenciarios. En este proyecto de panadería, por ejemplo, participan 10 personas privadas de la libertad en la elaboración de los alimentos, dos mujeres en detención domiciliaria que atienden el punto físico, algunos funcionarios de la institución y ejecutivos que buscaron visibilizar la idea.

El dragoneante Nelson Neira, coordinador del proyecto y quien ha liderado distintos procesos de resocialización con internos de Barranquilla, explica que esta oportunidad de comercializar los productos en grandes superficies se debe a la labor que desarrollaron para obtener el registro Invima. “Grupo Éxito revisó los elementos, verificó las garantías para sacar producción a gran escala y nos dieron el aval. Ellos saben que este es un proyecto único en el país. Al tener ese proceso abierto nos da la opción de vincular a más internos y que todos visualicen este trabajo, la idea es que más adelante las empresas de Barranquilla pidan a los internos para trabajar en sus panaderías”, puntualiza.

La cárcel Modelo de Barranquilla cuenta con alrededor de 700 personas privadas de la libertad, es un lugar pequeño, por eso, se optó por la panificadora. Los internos reconocen que “entre más pan se venda hay mayores posibilidades de generar empleo, ahora lo que buscamos es que el conocimiento que adquieren se refleje en los locales de la marca”, destaca Neira.

Por su parte, Alejandro Herrera de la Victoria, un interno graduado como técnico en panadería, asegura que lo más importante de su aprendizaje es poder progresar. Conoció este oficio por casualidad, realizaba aseo en una panadería cuando estaba en libertad, empezó a enamorarse del tema y decidió estudiar, capacitarse y luego logró graduarse.

“Me gusta enseñar para que la gente vea que esto es una profesión, transformamos la materia para darle de comer a un pueblo, eso es importante. En este centro de reclusión no era muy bueno el pan, entonces empecé a cambiar la fórmula e hice galletas, hojaldres, muffins y ahora amo lo que hago”

Hasta ahora la tienda y la comercialización en Barranquilla son un piloto de la unidad productiva de panadería, una vez el centro penitenciario logre ampliar su capacidad de producción, Grupo Éxito y Libera Colombia esperan llevar los productos a otras zonas del norte del país.

Así lo explica Cristian Arboleda, ejecutivo comercial y encargado de acompañar la alianza entre Grupo Éxito y el Inpec. “Esta es la forma de transformar el país y construir sueños. Estamos buscando otros centros penitenciarios con capacidad de producción para involucrar a más personas privadas de la libertad. De hecho, muchos reclusos quieren incorporarse a este proyecto en Barranquilla pero falta ampliar los espacios”, detalla Arboleda.

El primer pedido del Grupo Éxito estuvo cercano a los 2 millones de pesos y en solo tres días casi agotaron el inventario. La expectativa es que muy pronto Libera Colombia pueda facturar más de 10 millones al mes y construir así la posibilidad de tener una segunda oportunidad cuando recuperen su libertad.

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