La comisión de investigación de la ONU sobre Ucrania afirmó este viernes que “se cometieron crímenes de guerra” en el país desde la invasión rusa de febrero pasado, confirmando las sospechas que existían.

“En base a las pruebas recogidas por la Comisión, se concluyó que se cometieron crímenes de guerra en Ucrania”, declaró el presidente de ese cuerpo, Erik Mose, durante una primera presentación oral que enumera bombardeos rusos en zonas civiles, numerosas ejecuciones, tortura y malos tratos, y violencia sexual.

La comisión fue lanzada en marzo pasado por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para investigar las denuncias por el accionar de las tropas rusas en Ucrania.

Luego, el consejo aprobó en mayo una nueva resolución que pedía a la comisión investigar específicamente las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por las tropas rusas en las región de Kiev, Chernígov, Járkov y Sumy.

Durante sus investigaciones en esas cuatro regiones, la comisión visitó 27 ciudades y localidades e interrogó a más de 150 víctimas y testigos, explicó Erik Mose.

“Quedamos impactados por el gran número de ejecuciones en las regiones que visitamos. La Comisión investiga actualmente esas muertes en 16 ciudades y lugares. Recibimos acusaciones creíbles concernientes a más numerosos casos de ejecuciones, que estamos documentando”, declaró.

Los cuerpos hallados tienen como características comunes señales visibles de ejecuciones, como las manos atadas por la espalda, heridas de bala en la cabeza o cortes en el cuello.

Combatientes ucranianos han sido sepultados en fosas comunes. | Foto: Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved

Horrores y torturas: sale a la luz la crueldad de las tropas rusas en Ucrania

En Kupiansk, Izium o Balaklia, ciudades recién reconquistadas por las fuerzas ucranianas en el este del país, emergen relatos de detenciones arbitrarias y torturas perpetradas por los ocupantes. En el hospital de Izium, Mijailo Chindei, de 67 años, volvió a caminar hace poco. Su brazo enyesado es un doloroso recuerdo de la presencia rusa en la ciudad.

“El 27 de agosto por la noche, la escuela cerca de mi casa fue bombardeada”, dice a AFP. “Había soldados rusos ahí y hubo muchos muertos y heridos”, dijo. Tras ese bombardeo, los rusos detuvieron a Chindei acusándolo “de haber dado las coordenadas de la escuela a las fuerzas ucranianas”.

Querían saber dónde estaban las tropas ucranianas y si se comunicó con ellas. “Me pusieron una bolsa en la cabeza (...) y cuando pude ver, pude reconocer el lugar, era el puesto de policía de Izium”, dijo.

Gritos día y noche

En este edificio de tres pisos, alcanzado por los bombardeos, Chindei muestra a AFP la celda de cinco metros por cinco, donde fue retenido durante 12 días antes de la llegada de las tropas ucranianas. Había hasta ocho en esta celda en un sótano húmedo, cuenta. Encontró, pegado al muro, un pedazo del saco que utilizó como venda.

“En el segundo día, me quebraron el brazo. Una persona me sostenía la mano y otro me pegaba en el brazo con una barra de metal. Me golpearon durante dos horas cada día. Perdí el conocimiento varias veces. Me golpearon los tobillos, la espalda, las piernas y los riñones”, agregó Chindei.

En el sótano del edificio, otros detenidos se encontraban en unas diez celdas repartidas en dos niveles. “Vi unas 15 personas”, señala, y “nadie salía del lugar sin haber sido golpeado. Oía gritos de gente día y noche, los siete días de la semana”, dijo el hombre. Una mujer detenida no lejos de su celda gritaba “muy fuerte”, dijo. Según él, al menos un hombre murió en el sótano.

En el primer piso del puesto de policía, un joven oficial, llegado de Járkov para investigar sobre eventuales crímenes de guerra, comienza a redactar su informe en una oficina donde reina un gran desorden: expedientes en el suelo, sillas rotas, muebles volteados. “Tenemos mucho trabajo”, dijo el hombre que rechaza dar su nombre.

“Los investigadores deben verificar todo, inclusive las huellas digitales”, dijo, para compararlas con las halladas “en Bucha (cerca de Kiev) o en otros lugares donde se cometieron crímenes de guerra”.

Cuerpos hallados en las fosas comunes han mostrado señales de tortura previa a su ejecución. | Foto: Con derechos gestionados de AFP

“Torturadores”

A unas decenas de kilómetros de ahí, en Kupiansk, Maryna Mijailychenko, de 32 años, camina rápidamente por la calle. Con pánico, trata de lograr un medio para huir de los bombardeos incesantes en torno a la ciudad. Detenida durante la ocupación rusa, pasó una semana en la cárcel. “Mi hermano está en el Ejército ucraniano”, dijo para explicar su detención, y agregó que no fue torturada.

Un poco más lejos, en la ciudad parcialmente destruida, un voluntario apodado “Bronik” explica que “la policía detenía y torturaba a quienes combaten en el ejército desde 2014, y a los proucranianos. No sé si esa gente murió por las torturas. Pero hubo gente herida físicamente. Con las manos rotas”, dice el hombre.

En Balaklia, en la misma región, Viktor Priliepov, de 68 años, cuenta por su parte que fue retenido durante tres días en el puesto de policía por los ocupantes rusos. “Me llevaron allí con una bolsa en la cabeza y me encerraron en la celda”, dijo.

Interrogado especialmente sobre su hijo, que está en el Ejército ucraniano, no fue maltratado por sus “problemas de salud”, según él. Pero otros tuvieron menos suerte y fueron “golpeados”, afirmó.

El jefe de la policía nacional ucraniana, Igor Klymenko, anunció el descubrimiento “de al menos diez salas de tortura en localidades de la región de la región de Járkov”. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó luego a los ocupantes rusos de “asesinos” y “torturadores”.

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*Con información de AFP.