Manolo’s Bakery, una de las panaderías latinas más reconocidas de Estados Unidos, anunció el cierre temporal de sus puertas en Charlotte, Carolina del Norte, después de que su dueño denunciara la presencia de operativos migratorios encubiertos que podrían poner en peligro a los clientes indocumentados.

Con esto, busca evitar que su negocio se convierta en escenario de detenciones y proteger a la comunidad que lo ha sostenido durante años.

¿Por qué cerró Charlotte Bakery?

La tradicional panadería pertenece al colombiano Manolo Betancur y cerrará temporalmente sus puertas, según ha anunciado su propietario, pues no quiere que su negocio, un lugar de encuentro histórico para migrantes latinos, se convierta en un punto donde los indocumentados sean detenidos durante las redadas migratorias.

En una entrevista con medios, Betancur explicó que su panadería ha sido más que un negocio, pues se ha convertido en “un centro de esperanza para la comunidad inmigrante”, un refugio donde las familias latinas se sentían seguras.

Pero también advierte que puede ser “un punto para capturar a latinos” por parte de agentes encubiertos, como se registra en Infobae.

Según su relato, hubo una escena que lo marcó. En una ocasión presenció un operativo bien coordinado: “En cuestión de tres o cuatro minutos, aparecieron tres carros encubiertos (…), salieron agentes vestidos con uniforme militar (…), tiraron al piso a las personas que estaban caminando en la acera”.

Manolo’s Bakery cerró temporalmente su panadería en Charlotte,frente a los operativos migratorios encubiertos en la zona. (Foto de Abed Rahim Khatib/Anadolu vía Getty Images) | Foto: 2023 Anadolu

Una protesta sutil contra las redadas

Betancur, a pesar de tener ciudadanía estadounidense, se identifica con la vulnerabilidad de muchos en su clientela: temía que su panadería, por su popularidad entre latinos, actuara como un imán para operativos migratorios.

Por eso tomó la decisión de cerrar de forma momentánea, para “no arriesgar a sus clientes” y no ser “parte de la crudeza de este sistema”, afirmó en Infobae.

Más que un gesto personal, su cierre representa una protesta sutil, pero potente, contra las actuales políticas migratorias.

Betancur ha sido, de hecho, un defensor activo de la comunidad migrante, ha viajado a la frontera con México para visitar centros de detención y ha denunciado la separación de familias como una práctica “inhumana e inaceptable”.

El panadero colombiano también manifestó su rechazo a ser “instrumento del sistema” que divide a las familias: “No quiero arriesgar a mis clientes”, repite.

Por ahora, no hay una fecha fija para la reapertura. Betancur aseguró que solo con el paso de los días definirá cuándo será seguro volver, pues percibe una creciente hostilidad hacia los latinos.

Este episodio se inscribe en un contexto más amplio de intensificación de operativos migratorios en Estados Unidos. Según reportes, las redadas de ICE se han vuelto más frecuentes y afectan no solo a personas, sino también a negocios latinos.

Canciones que antes celebraban la cultura latina, risas y el aroma de pan recién horneado, ahora dan paso a una pregunta inquietante: ¿hasta cuándo lugares que simbolizan identidad y comunidad podrán resistir bajo el peso de políticas que los convierten en terreno peligroso?