La industria de los juguetes está viviendo una revolución: la inteligencia artificial (IA) ya no es solamente para automóviles, centros de datos o asistentes virtuales, sino que está llegando de forma tangible a las manos de los más pequeños.

Según un artículo de Newsweek, empresas chinas están exportando juguetes con IA conversacional a los Estados Unidos, lo cual despierta tanto entusiasmo como preocupación por sus efectos cognitivos en los niños.

El auge de los juguetes con IA y su entrada al mercado estadounidense

El mercado global de juguetes inteligentes con IA está valorado actualmente en 34.87 mil millones de dólares, y se proyecta que podría alcanzar 270 mil millones para 2035, de acuerdo con el artículo relacionado.

China representa una parte sustancial de este crecimiento, alrededor del 40 %, y allí operan más de 1.500 empresas dedicadas a juguetes con IA, de acuerdo con datos de registros corporativos chinos.

Algunos de los juguetes con mayor tendencia actualmente son:

  • FoloToy: muñecos personalizables (un oso, un conejo, un cactus) que los padres pueden configurar para que hablen con la voz del niño o con su patrón de habla.
  • BubblePal: una esfera del tamaño de un ping-pong que se sujeta a un peluche de confianza y le da “vida conversacional”, mediante modelos de lenguaje avanzados. Se han vendido alrededor de 200.000 unidades desde su lanzamiento en verano de 2024.

Ambos productos ya están presentes en el mercado estadounidense. BubblePal, por ejemplo, fue lanzado en EE. UU. en diciembre de 2024, y FoloToy se vende en más de diez países, entre ellos los Estados Unidos.

Sin embargo, no todo el impulso proviene de China, compañías como Mattel han anunciado colaboraciones con OpenAI para crear juguetes con IA integrados, lo que da una dimensión global a esta tendencia.

Neurocientíficos advierten sobre el impacto de los juguetes de IA en la creatividad y la interacción social de los niños. | Foto: Instagram @ thebubblepal

Riesgos y dilemas de los juguetes con IA

Aunque estos juguetes prometen diversión y aprendizaje personalizado, los expertos advierten sobre posibles efectos negativos en los niños, según se hace referencia en el artículo de Newsweek.

Uno de los principales riesgos es el desarrollo social, pues al interactuar con un juguete que siempre responde de manera amable y perfecta, los niños podrían no aprender a manejar conflictos o frustraciones reales.

Otro dilema es la dependencia tecnológica. Los modelos de lenguaje que impulsan estos juguetes ofrecen respuestas inmediatas y sin juicio, lo que podría reemplazar interacciones humanas más complejas y limitar el desarrollo del pensamiento crítico.

Además, la falta de regulación preocupa a neurocientíficos y educadores. Muchos de estos productos llegan al mercado sin estudios que evalúen su impacto cognitivo y emocional a largo plazo, y tampoco existen estándares claros sobre privacidad de datos o límites de interacción.

Por último, se plantean preocupaciones geopolíticas y de seguridad, pues estos juguetes provienen de China, y procesan información personal mediante IA, lo que genera dudas sobre quién controla esos datos y con qué fines.

Desde una perspectiva experta, la llegada de juguetes de IA fabricados en China al mercado estadounidense representa una innovación fascinante, pero con riesgos reales.

No es simplemente un nuevo tipo de entretenimiento, sino una potencial palanca para reconfigurar cómo los niños aprenden, interactúan y se desarrollan socialmente.