Si bien Donald Trump tiene respaldo de millones de estadounidenses, últimamente no ha gozado de popularidad en sitios privados cuando comparte con gente del común.
La tarde del martes 9 de septiembre, Donald Trump, Marco Rubio, secretario de Estado; y Pete Hegseth, secretario de Defensa, se disponían a preceder una cena en un restaurante de Washington D. C., cuando el presidente increpado por dos mujeres con banderas palestinas.
En sus arengas, vociferaban: “Libertad en Washington, libertad en Palestina. Trump es el Hitler de nuestro tiempo”.
Igualmente, le gritaban a la comitiva: “Ellos festejan mientras Gaza se muere de hambre” y “¡deja de aterrorizar a las comunidades de todo el mundo!”.
El mandatario solo respondió con una irónica sonrisa y le pidió a sus escoltas que sacaran a las mujeres del lugar. A las afueras del lugar, también había protestas en favor de Palestina, y Trump fue abucheado cuando llegó al restaurante.
¿Quiénes fueron las protestantes?
La irrupción en el lugar se lo adjudica la ONG CODEPINK, una organización feminista antibélica y pacifista creada en 2002, cuando Estados Unidos invadió Irak y Afganistán bajo el mandato de George W. Bush.
En un comunicado oficial de su página web, CODEPINK asegura que la actual administración está priorizando la guerra e intereses de multimillonarios por encima de las “necesidades del pueblo estadounidense y los derechos humanos en el extranjero”.
“Mientras Trump, J.D. Vance, Marco Rubio, Pete Hegseth y otros festejaban en un asador, nos mantuvimos firmes y les dijimos la verdad”, sostuvo la organizadora de CODEPINK, Olivia DiNucci.
“Dos años después del genocidio, Gaza está bajo órdenes de evacuación, Puerto Rico y Venezuela están en la mira, y el Pentágono se autodenomina con orgullo el Departamento de Guerra”, enfatizó DiNucci.
“Trump nos miró a los ojos, y nos aseguramos de que nunca cenara en paz mientras las comunidades estuvieran asediadas”, agregó.
La organización condena el apoyo de Estados Unidos al genocidio en Gaza y los ataques militares “imprudentes e ilegales” con buques en el Caribe.
Además, rechaza de forma tajante el despliegue de agentes de ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduana) en el país y la ocupación de la Guardia Nacional en varias ciudades.
Igualmente, argumentan que los programas en salud, educación y tratamiento de adicciones han tenido nuevos recortes en sus presupuesto, afectando la clase trabajadora.