Laura Sánchez, una colombiana que buscaba un mejor futuro, conoció en octubre de 2013 a un ciudadano alemán en Santa Marta, con quien mantuvo una relación a distancia durante meses. A partir del año siguiente, la mujer se mudó al país de su pareja, que se convirtió en el presunto victimario y su peor pesadilla.

Con engaños, ese hombre la convenció de irse a vivir a Alemania, pues aseguraba que tenía una empresa en la cual ella podría trabajar. Desde el momento en que ella llegó a ese país, comenzaron los abusos y las mentiras salieron a flote.

Aquel extranjero que se había mostrado encantador a los ojos de Laura y de su familia mostró su verdadera cara y comenzó a torturarla de diversas formas. Le quitó la comida, la agredió incontables veces y abusó sexualmente de ella, de acuerdo con la denuncia que la mujer decidió hacer pública. En 2015, la obligó a casarse con él.

Lucía Urrea, madre de Laura, denunció en SEMANA la situación que afronta su hija en Alemania. “Ella, por estas violaciones, quedó embarazada de una bebé (...) Él dice que es una niña café, una india, él no siente ningún aprecio, él no tiene sentimientos”, señala.

Urrea viajó varias veces a Europa a ver a su hija en los años siguientes y presenció tratos inhumanos de parte de ese hombre. Según ella, la obligó a trabajar cuando apenas estaba en el tercer día de posparto y les negó la comida a ambas, generando un impacto en la lactancia para su bebé. “Mi hija trabajó en Alemania y él le robó todo su dinero”, explica la mamá de Laura.

Los abusos y las agresiones escalaron. Urrea asegura que vio cómo su yerno abusaba sexualmente de la pequeña recién nacida. En ese momento, ambas supieron que era suficiente y se hacía necesario escapar del hombre que estaba destruyéndolas a las tres.

Dos meses después de nacida la bebé, en 2017, Urrea tuvo que irse de Alemania por vencimiento del plazo de la visa Schengen. Su hija Laura buscó un hogar de mujeres en Münster, a donde fue a parar durante tres años.

Cuando tiempo después Lucía pudo regresar, asistió a la Embajada de Colombia en busca de ayuda para su hija, pero la respuesta que obtuvo fue que no había presupuesto para ese tipo de casos y que la mejor opción era que buscara apoyo de alguna iglesia.

En septiembre de ese año, Laura puso la denuncia sobre los maltratos y el abuso sexual contra ella y la menor. Este caso lo cerraron un año después, bajo la excusa de una carta que envió el padre de la niña, diciendo que en realidad no fue abuso, sino que era un fetiche que compartían. Nunca se hizo una primera audiencia.

Actualmente, Laura tiene una medida cautelar que le impide viajar con su hija, sacarla de Alemania, y es por eso que no pudo irse en ese momento. Al mismo tiempo, a Urrea le diagnosticaron cáncer y tuvo que luchar con la enfermedad mientras intentaba salvar a su hija.

Según el comunicado elaborado por la familia de Laura, “el proceso legal se está llevando a cabo en Warendorf y no en Münster, que es donde viven Laura y Ella. Warendorf es una comunidad muy tradicionalista y los abogados que representan a Ella, al padre y el juez actual tienen amistad de años, por lo que no está garantizada la imparcialidad en este proceso”.

De acuerdo con Lucía, están buscando ayuda del Gobierno colombiano porque la situación ya es insostenible. Asegura que “quieren quitarle a la niña y acusan de loca a mi hija”, aun cuando el padre ha sido violento en el pasado, de acuerdo con su denuncia. De hecho, asegura que la cuidadora de Ella la ha golpeado en el pasado y su papá es agresivo verbalmente con ella misma.

“Queremos que las escuchen, queremos que las defiendan, no tenemos recursos para un abogado (...) Queremos que las saquen de Alemania para que sean libres. Mi hija lleva 7 años presa de un hombre, no es justo”, dice en entrevista con SEMANA.