¿Qué estará opinando María Isabel hoy viernes 10 de noviembre en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a las insólitas declaraciones del presidente Petro a raíz de que está arrinconado en las últimas horas con varios temas del momento.

La primera declaración fue la respuesta de que su única adicción es el tinto. La segunda es que odia los productos lácteos, de la leche para abajo, a raíz de los señalamientos de que el presidente y su vice gastaron 30 millones de pesos para el pago de productos ultraprocesados. “Con esas compras comen 40 personas”, afirmó el presidente.

El presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, en Bogotá | Foto: Sebastian Barros/NurPhoto

Pero esa no es la controversia, si es caro o barato un mercado para 40 personas, la controversia radica más bien en si el Gobierno que defiende el alza de alimentos que consumen los colombianos (de ciertos alimentos), porque considera que son perjudiciales para su salud, sí los compre con dineros públicos para alimentar a sus funcionarios.

El presidente había dicho que ese impuesto no era para recoger dinero para el Estado, sino para obligar a los colombianos a comprar más caros alimentos que no les hacen bien a su salud y más baratos los saludables, y que así mejore el estado de salud de los colombianos.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro. | Foto: 2023 Horacio Villalobos

¿Por qué entonces envenenar -entre comillas- a sus funcionarios con gaseosas, productos de panadería y pastelería, así como alimentos procesados? En la lista figuran salchichas, salsas, jamones, paqueticos, galletas, tocinetas, enlatados, crema de leche, aguas con gas, azúcar, leche, todos los productos grabados por este gobierno para cuidar la salud del pueblo colombiano.

Pero que no duda el Gobierno en comprar si son para alimentar a los 40 funcionarios, que, según Petro, son los destinatarios de estos bocados. Es increíble cómo en este gobierno un mercado se convierte en una controversia como muestra de sus tremendas contradicciones.

Lea la primera opinión de María Isabel Rueda de hoy viernes 10 de noviembre:

¿Qué opina María Isabel? ELN, el crimen sí paga

Mientras el país celebra la liberación de ‘Mane’ Díaz en gran parte gracias a la presión popular, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, insiste en que si vamos a exigirles a los elenos que no secuestren, hay que pagarles su manutención. Pongamos la cosa al revés: ¿o sea que mientras conseguimos esos recursos, que los elenos sigan secuestrando, porque entonces, de qué van a vivir?

¿Qué estará opinando María Isabel hoy viernes 10 de noviembre en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la esperada y anhelada liberación del padre del jugador Luis Díaz, cuyo aspecto físico no necesitaba mayor explicación acerca de los rigores que debió padecer durante los días en que duró privado de la libertad.

Por fortuna, no se le murió al ELN durante su cautiverio, algo que habría podido suceder por las extensas jornadas de caminatas a las que lo sometieron y porque además lo dejaron caer de la moto en la que lo transportaban hacia su liberación, produciéndole la lesión de una pierna.

Pero en este gobierno, donde se paga hasta por no matar, cayó como baldado de agua fría la insistencia del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, de que al ELN, si se le va a exigir no seguir secuestrando, ¿de qué van a vivir esos pobres? Pobres son los miles de colombianos honestos que sin trabajos legales pasan grandes dificultades para procurarse su sustento.

Luis Manuel Díaz, padre del futbolista del Liverpool, saluda sus vecinos en su casa en Barrancas, Colombia, tras ser liberado por el ELN el jueves 9 de noviembre del 2023. (AP Foto/Iván Valencia) | Foto: Copyright 2023 The Associated Press. All rights reserved

Pero no, bajo este gobierno prevalece la urgencia de buscarle al ELN una solución que permita dizque encontrar una fuente de qué van a vivir. Es decir, mientras no encuentren la manera de financiar a los elenos, pues que sigan secuestrando, porque eso, como de algo tienen que vivir, se justifica.

Una inmensa contradicción implican sus declaraciones, porque el ministro acepta que ya no excusa el secuestro, pero que si se va a pedir a una organización ilegal, que vive de acciones ilegales, que deje de cometerlas, primero hay que buscarle una solución a ver de qué va a vivir. Y pide ayuda para ello a la comunidad internacional, a la que no veo tampoco muy dispuesta al tema. Aunque Velasco admite que entiende la indignación de los colombianos ante esa posibilidad.

Ministro del Interior, Luis Fernando Velasco | Foto: GUILLERMO TORRES REINA / SEMANA

También comete el ministro en sus declaraciones una imprecisión: que fue gracias a la mesa de negociación que se pudo resolver el terrible delito. Pues claro, hubo una comisión internacional organizada, de pronto, por la mesa de negociación para que recibiera al secuestrado, pero no señor, creo que en la liberación de ‘Mane’ Díaz influyó contundentemente la presión de los colombianos indignados, apoyados por la impopularidad internacional que produjo el secuestro del padre de ese ídolo deportivo que es Lucho Díaz.

Los colombianos fueron muy sólidos en su apoyo para la liberación de su papá, la pregunta es: ¿cómo se producirá la liberación de los demás secuestrados (que se sepa, se mencionan más de 30 de ese grupo guerrilleros solamente), si no es pagándoles un rescate a manera de manutención?

Lo extraño es que de 30 hemos pasado a cuatro. Al fin, no sabemos cuántos son.

Miembros del ELN. | Foto: AFP or licensors

Pero bajo un gobierno que saca pecho porque las cifras de desempleo vienen en caída, el ministro Velasco no habrá pensado en exigirles que se pongan a trabajar en lugar de que el Gobierno les lleve la comidita a la boca. Entre tanto, los colombianos estamos arrodillados de agradecimiento por esta liberación, pero no ante el ELN, sino ante Dios, el Dios de cada cual, que impidió que este secuestro, como pudo haber sucedido, terminara en una tragedia.

El sensato, sí, en este caso fue el senador Iván Cepeda, que rechazó ese pago a cambio de no secuestrar porque eso, con razón, indignaría a los colombianos y le quitaría apoyo a un proceso que crece en impopularidad.