A la violenta andanada de este mes, la respuesta del gobierno son medidas que nos regresan al pasado, su recetario está compuesto de fórmulas ya probadas que han mostrado ineficiencia, capacidad para estimular el crimen, incrementar la ilegitimidad institucional  y prolongar el sufrimiento de comunidades empobrecidas y marginadas en zonas donde el conflicto permanece y cada vez  hay un mayor número de actores armados no estatales. Volver a la fumiga, ofrecer recompensas por doquier, adelantar visitas relámpago a sitios afectados donde domina la muerte, hablar desde lugares a los que otros han ido para hacer discursos en los que se habla duro contra los “bandidos”, prometer obras e inversiones que años atrás han sido ya prometidas, no resuelve los problemas fundamentales. Esas “soluciones” las conocen los pobladores en estas regiones.  12 años atrás, en el 2008. Luis Carlos Restrepo Comisionado para la Paz de la época y en medio de un proceso de diálogos con el ELN dijo desde Samaniego Nariño, (Sí, el mismo Samaniego), lo siguiente: "hemos esperado más de un año para un acuerdo pero no se ha logrado nada con el Eln. En las mesas de diálogo ese grupo se ha negado a tocar el tema de las minas. Dejamos la puerta abierta pero el Gobierno debe cumplir el mandato constitucional de garantizar la seguridad y la fuerza pública seguirá aquí desminando". En enero se inició la fase operativa para la erradicación de la coca y llegaron unos mil efectivos. Anunció que se tiene prevista la creación de un batallón de alta montaña en el sector de El Desio, desde donde están los caminos sembrados de minas. (Ver) Discutíamos por aquella época en La Habana, un Acuerdo Especial para sacar la violencia de Samaniego, dicho acuerdo buscaba que una propuesta  de intervención integral construida por las comunidades bajo el liderazgo del alcalde de la época pudiera desarrollarse con apoyo de la comunidad internacional. Esa propuesta “el Pacto local de paz” había logrado reducciones importantes en la violencia del municipio y el respeto de los paras de esa época y del ELN. La respuesta del Comisionado de Paz de Uribe fue batallón de Alta montaña, obras de mejoramiento de un coliseo y un plan de desminado liderado por la OEA, ejecutado por el ejército nacional que produjo desplazamiento a civiles que se habían involucrado en el mismo. 12 años después el escenario es mucho más complejo, la comunidad expresa mayor desconfianza sobre la institucionalidad y los anuncios de fumigar como forma de enfrentar las masacres no convencen. Indignan. Las comunidades durante el gobierno Santos nuevamente presentaron en la mesa de Quito y de La Habana la idea de Pacto local de Paz para Samaniego y siguen defendiéndose. El ELN  junto con delegados del gobierno anterior, discutieron cómo podrían implementar un acuerdo humanitario en ese territorio, pero la exigencia repetida por parte del actual presidente en el sentido de que el ELN desaparezca en su acción, para poder sentarse a conversar de paz es inviable por maximalista. El contexto exige alivios a la comunidad mediante acuerdos que desescalen la violencia y no sólo en Samaniego, lo que se vive en Catatumbo, en el Chocó, Cauca etc, etc requiere realismo en la interpretación frente a lo que ocurre, y evaluación seria sobre las reales capacidades del estado. Exige intervenciones integrales y localizadas, en las que la comunidad que habita estas zonas recupere confianza, de lo contrario continuaremos presenciando la violencia y viendo como territorialidad y legitimidad institucional se diluyen aún más para desgracia de todos.  El maximalismo como fórmula de solución es un equívoco que se transforma en perversión cuando no se atienden las voces y necesidades de las regiones. Los acuerdos pequeños, humanitarios, que permiten desescalar la violencia, producir alivios a las comunidades y potenciar el desarrollo, son posibles y pueden ser demostrativos frente a escenarios de solución más exigentes. La sociedad de Samaniego reclama que la equivocada fórmula del gobierno 12 años atrás no se repita, porqué de hacerlo, no tendrá duda de que la perversión e indolencia guían al gobierno en su visión de cómo administrar estas regiones y los conflictos que allí subsisten. @alvarojimenezmi ajimillan@gmail.com