Las vacunas de ARN mensajero, que surgieron con la crisis del Covid-19 marcaron el punto más alto de una revolución terapéutica.
Esta técnica le permitió a los investigadores Katalin Karikó (Hungría) y Drew Weissman (Estados Unidos), llevarse este lunes 2 de octubre, el Premio Nobel de Medicina.
Las vacunas de ARN podrían representar una revolución que también podría ser utilizada contra el VIH y algunos tipos de cáncer, después de décadas de investigaciones y superar varios obstáculos.
¿Cómo funciona el ARN mensajero?
En ese sentido, vale mencionar que el ARN mensajero está presente en todas las células, porque es lo que les permite funcionar correctamente en el organismo. Este actúa como intermediario entre el código genético del ADN y la actividad de la célula.
Específicamente, el ARN mensajero es una copia temporal de una pequeña parte del ADN que está constantemente presente en el núcleo de la célula. La célula utiliza esta copia como código para producir proteínas específicas.
Estos fragmentos de código genético son insertados desde el exterior, mediante un tratamiento de ARN mensajero. Por lo tanto, se crean artificialmente en laboratorio, y no a partir del ADN.
La aplicación principal ha sido la vacunación contra el covid-19, hasta el momento, campo en el que hay dos empresas muy conocidas en todo el mundo: Pfizer/BioNTech y Moderna.
Esas vacunas inducen a las células a reproducir proteínas presentes en el virus, los “antígenos”, para familiarizar al sistema inmunológico a reconocerlo y neutralizarlo.
La vacuna clásica también busca familiarizar al organismo con un virus (u otros agentes infecciosos), pero lo hace introduciendo directamente el virus en el cuerpo, en forma atenuada o inactiva (aunque algunas vacunas más recientes solo inyectan los antígenos del virus).
La revolución de la vacuna de ARN mensajero radica en hacer que las células produzcan directamente estos antígenos. Como con otras vacunas, luego el sistema inmunológico reacciona, generando anticuerpos.
Las principales etapas de este nuevo método
El uso del ARN mensajero para hacer que las células en tubos de ensayo produjeran proteínas; y sucedió a finales de la década de 1970.
Los científicos lograron obtener los mismos resultados con ratones, pero el ARN mensajero aún tenía dos grandes desventajas como herramienta médica, a la década siguiente.
Inicialmente, las células de los animales vivos resistían el ARN mensajero sintético, provocando una peligrosa respuesta inmunitaria. Además, las moléculas de ARN mensajero son frágiles, lo que dificulta su entrega al sistema sin alterarlas.
Un estudio innovador que mostraba que un envoltorio de lípidos, o moléculas de grasa, podía entregar de manera segura el ARN mensajero sin efectos negativos, fue publicado en 2005 por la húngara, Karikó y Weissman, el estadounidense, ambos de la Universidad Estatal de Pensilvania.
La investigación causó revuelo en la comunidad farmacéutica y comenzaron a surgir en todo el mundo empresas emergentes dedicadas a las terapias de ARN mensajero.
Otras aplicaciones
El desarrollo de vacunas de ARN mensajero para enfermedades como la gripe, la rabia y el zika, son blanco de estudio por la comunidad científica, así como para aquellas que han sido resistentes a las vacunas hasta ahora, incluidas la malaria y el VIH/SIDA.
Además, los investigadores ya comenzaron a probar tratamientos personalizados en pacientes con cáncer, utilizando muestras de las proteínas presentes en sus tumores para crear ARN mensajero especializado. Esto provoca que el sistema inmunológico ataque células cancerosas específicas.
“La plataforma de ARN mensajero es versátil”, dijo Norbert Pardi, bioquímico de la Universidad de Pensilvania, a AFP. “Cualquier proteína puede ser codificada como ARN mensajero, por lo que hay muchas aplicaciones potenciales”.
*Con información de AFP.