La práctica de ejercicio físico puede reducir hasta un 33 por ciento la mortalidad de los pacientes con cáncer de próstata, un beneficio del que han hablado diferentes profesionales sanitarios durante un encuentro promovido por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP) y Bayer, con el aval de la Asociación Española de Urología (AEU) y la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR).

“El ejercicio no es un complemento ni una recomendación general. Es una parte esencial del tratamiento del cáncer, y el cáncer de próstata no es una excepción”, ha afirmado el miembro del Grupo de Trabajo SEOM de Ejercicio y Cáncer, el doctor Víctor Sacristán.

Tras ello, ha subrayado que el ejercicio supervisado ayuda a mejorar la tolerancia a los tratamientos, a reducir los efectos secundarios como la fatiga y la pérdida de masa muscular, y contribuir a una mejor recuperación funcional y emocional.

“Cada vez contamos con más datos que indican que puede influir en la supervivencia, reduciendo complicaciones y mejorando la salud global. En concreto en esta población de pacientes, con una base de tratamiento hormonal, evitar la pérdida de densidad mineral ósea y de masa muscular resulta clave”, ha agregado.

Durante el encuentro también se ha hablado sobre la campaña ‘Que nada nos pare: PROmoviendo la importancia del deporte en el cáncer de próstata’, que a lo largo del mes de noviembre ha recorrido diversos hospitales de referencia para poner el foco sobre el trabajo de las unidades de ejercicio y cáncer presentes en el Hospital Universitario de Getafe, Hospital La Fe de Valencia y el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC).

Aumento de la percepción sobre la necesidad del ejercicio

Por otro lado, ha señalado que en los últimos años ha evolucionado la percepción de la necesidad de ejercicio físico como parte del tratamiento oncológico, incluido en el cáncer de próstata, pues pueden ayudar a evitar o paliar los efectos secundarios del mismo.

Sin embargo, La implantación de programas generalizados de ejercicio físico para pacientes oncológicos aún es “complicado” debido a que los recursos “son limitados”, junto con el alto volumen de pacientes.

En relación a ello, la uróloga del Hospital Universitario de Getafe y representante de la Asociación Española de Urología (AEU), la doctora Ana García Tello, ha manifestado que su introducción en los hospitales “no es muy fácil” por la falta de figuras como profesionales del ejercicio o de entrenadores personales dentro de estos centros.

Expertos señalan que puede reducirla hasta en un 33 % en los pacientes con esta enfermedad. | Foto: Getty Images

“Sí que hay fisioterapeutas y rehabilitadores, pero se entiende quizá más el ejercicio pues para recuperación de lesiones o para el suelo pélvico, (...) falta a lo mejor ese perfil más para hábitos preventivos o para paliar efectos secundarios de los tratamientos”, ha aclarado.

Además, ha recalcado que existe “evidencia sólida” de que el ejercicio vigoroso en varones hace que el cáncer de próstata tenga más probabilidades de ser menos agresivo y de menor riesgo, al contrario que en personas sedentarias.

“El ejercicio de fuerza es muy importante para mejorar la densidad mineral ósea, para evitar la pérdida de masa muscular, evitar el riesgo de fracturas y caídas, también reduce la fatiga”, ha agregado.

Uno de los aspectos más importantes del ejercicio físico terapéutico es su uso en entornos no clínicos, tal y como ha declarado el director de investigación e innovación GO fit LAB y catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, Alfonso Jiménez.

Así, ha destacado el programa que tienen en colaboración con el Hospital Clínico San Carlos para pacientes de cáncer de mama, quienes se encuentran en “programas de intervención muy concretos” de ejercicio clínico.

El paciente como parte activa

Por su parte, el oncólogo radioterápico en La Fe de Valencia y Genesis Care Valencia, y representante para ejercicio y cáncer en Plataforma de pacientes de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), el doctor Miguel Ángel Berenguer, ha manifestado que la introducción del ejercicio como tratamiento hace que el paciente pase a ser un agente “activo” del mismo.

“La enfermedad ya no se afronta desde una actitud pasiva. Hoy, el tratamiento va más allá de la radioterapia, la cirugía o la quimioterapia. En este contexto, el ejercicio físico y el entrenamiento de fuerza se han consolidado como pilares indispensables en el tratamiento de los pacientes oncológicos”, ha explicado.

Berenguer ha detallado que combinar el deporte con el tratamiento oncológico permite preservar la masa muscular, mantener la fuerza funcional, reducir la fatiga y mejorar la salud ósea son objetivos fundamentales que debemos recomendar a los pacientes con cáncer de próstata.

Es por ello por lo que ha lamentado que aún haya médicos que prohíben el ejercicio durante el tratamiento, una situación que se por “falsos mitos que se han pasado de generación en generación sin ninguna evidencia científica”, y que provocan que el paciente “tolere peor” la radioterapia, presentando más cansancio y efectos secundarios.

Con información de Europa Press