Sin cuestionar la calidad ni el impacto que pueda tener en el costo total del servicio, muchos usuarios suelen pasar por alto el hecho de recibir el router que les entrega su proveedor de internet.
De acuerdo con el sitio web Redes Zone reemplazar este dispositivo por uno propio no solo mejora la velocidad y estabilidad de la conexión, sino que también puede representar un ahorro económico a mediano y largo plazo.
Los dispositivos antiguos suelen tener limitaciones técnicas que impiden aprovechar por completo la velocidad contratada con el proveedor de internet. Un router moderno, en cambio, ofrece mayores capacidades y compatibilidad con las últimas tecnologías inalámbricas, lo que se traduce en un aumento considerable de la velocidad de navegación, tanto por wifi como por cable.
Migrar de un equipo con wifi 5 a uno con wifi 6 o incluso wifi 7 permite disfrutar de conexiones más rápidas y eficientes. De igual forma, los nuevos puertos Ethernet de 2,5 Gbps, presentes en los modelos actuales, optimizan la transferencia de datos cuando se dispone de una tarifa que soporte esa velocidad.
Además de la velocidad, otro de los beneficios más notables es la estabilidad. Los routers modernos integran protocolos avanzados que facilitan la conexión simultánea de varios dispositivos sin interferencias, algo esencial en hogares donde conviven televisores inteligentes, consolas, computadores y teléfonos.
Estas mejoras reducen los cortes de señal y los retrasos que suelen afectar actividades como el juego en línea o la transmisión de contenido en alta definición. La incorporación de tecnologías como la triple banda y la ampliación del rango de cobertura también marcan la diferencia, ya que permiten alcanzar áreas de la vivienda que antes quedaban fuera del alcance del wifi.
Aunque la compra inicial de un router nuevo implica una inversión, el ahorro se percibe a mediano plazo, ya que evita gastos repetidos en dispositivos secundarios y garantiza una mejor experiencia de navegación sin interrupciones.
En consecuencia, cambiar el router no solo significa tener más velocidad, sino también una red más estable, amplia y adaptada a las exigencias actuales de conectividad. En definitiva, invertir en un buen router no solo mejora la calidad del servicio, sino que también se traduce en un ahorro real y sostenido en el tiempo.