En un mundo tecnológico en el que la inmediatez se ha convertido en una norma, los usuarios esperan que sus dispositivos respondan casi al instante. Por eso, incluso una breve demora al iniciar el sistema puede parecer interminable.

Esta sensación se acentúa especialmente en los primeros segundos, cuando el teléfono aún está cargando procesos esenciales y estabilizando el sistema. Esa pequeña espera, que antes pasaba desapercibida, hoy suele generar impaciencia e incluso preocupación, especialmente en quienes dependen del celular para mantenerse conectados.

No obstante, los expertos señalan que estos síntomas rara vez están asociados a un fallo irreparable. Por el contrario, suelen deberse a configuraciones mal optimizadas, falta de limpieza digital o procesos acumulados que saturan la memoria y disminuyen la capacidad de respuesta del sistema.

El celular se puede poner más lento y afectar el rendimiento de algunas funciones. | Foto: Getty Images

Por fortuna, existen ajustes que, en la mayoría de los casos, facilitan y permiten recuperar la fluidez sin necesidad de reemplazar el celular. Para dispositivos Android, estos cambios podrían ser inútiles de cara a reducir el tiempo de espera al encender.

De acuerdo con el sitio web Xatakamovil.com, al encender o reiniciar un dispositivo móvil, el sistema tiene la oportunidad de comenzar desde cero, reiniciando todos los procesos y liberando errores temporales que podrían estar afectando su desempeño.

Este “respiro” técnico suele mejorar la estabilidad del teléfono, pero puede resultar contraproducente si numerosas aplicaciones están configuradas para activarse automáticamente desde el arranque. En esos casos, el beneficio de reiniciar se diluye rápidamente, ya que el sistema se ve obligado a cargar múltiples servicios al mismo tiempo, lo que ralentiza los primeros minutos de uso.

Este problema se acentúa con las aplicaciones que trabajan en segundo plano para estar disponibles de inmediato cuando el usuario las necesita. Aunque esta función es útil para herramientas de uso constante, la mayoría de apps no requiere estar activa desde el primer momento.

Cuando son demasiadas, el móvil debe repartir recursos entre procesos que no aportan valor inmediato, provocando un arranque lento y poco eficiente. Por eso, los expertos recomiendan revisar los permisos de inicio automático desde el menú de ajustes y desactivar aquellas aplicaciones que no son esenciales, permitiendo así que el teléfono arranque con mayor rapidez y estabilidad.

Este “respiro” técnico suele mejorar la estabilidad del teléfono. | Foto: Getty Images

En la mayoría de dispositivos, la configuración para controlar qué aplicaciones se ejecutan al encender el teléfono se encuentra en la sección de ‘Ajustes’, dentro de las opciones de ‘Aplicaciones’ y posteriormente en ‘Inicio de aplicaciones’.

Desde allí, el usuario puede decidir si desea que el sistema gestione automáticamente estos procesos o si prefiere hacerlo de forma manual. En el modo manual, cada aplicación ofrece varias posibilidades, como permitir el inicio automático, el inicio secundario o la opción de ejecutarse en segundo plano.

No obstante, la ubicación exacta de estas herramientas puede variar según la capa de personalización del fabricante, por lo que usar el buscador interno de los ajustes con palabras como “inicio automático” o “aplicaciones de inicio” suele facilitar la tarea.

Una vez identificada la lista de apps que arrancan junto con el sistema, el siguiente paso consiste en desactivar aquellas que no aportan un beneficio inmediato en el uso diario. Reducir la cantidad de aplicaciones que se ejecutan desde el encendido tiene un impacto directo en la velocidad con la que el teléfono está listo para funcionar, sin afectar la posibilidad de abrirlas más tarde cuando realmente se necesiten.

Mientras menos procesos se activen durante el arranque, más ágil será el inicio del dispositivo y más rápido podrá el usuario comenzar a utilizarlo sin demoras.