Para nadie es un secreto que la moto se convirtió en uno de los sistemas de transporte más utilizados en el país. De acuerdo con los datos de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi, el aumento en la venta de motocicletas en el país ha sido sostenido y exponencial.
En Colombia, más de 5 millones de hogares usan las motocicletas para poder movilizarse, trabajar y acceder a servicios básicos, teniendo una alta penetración en las regiones más apartadas. De acuerdo con Iván García, director de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la ANDI, “en la región insular, el 63 % de sus habitantes usa moto, es decir, y en la Orinoquía la cifra llega al 51 %, es decir, que más de la mitad de la población utiliza la moto como su única opción de movilidad”.
Además, de acuerdo con las cifras de la Andi, buena parte de los usuarios y propietarios de las motos son de estratos medio y bajo. El 91 % de los hogares con motos son de estratos 1, 2 y 3 y más del 25 % la utilizan para llegar a trabajar.
Esto se refleja, a su vez, con el aumento del parque automotor. De acuerdo con García, más del 60 % del sector de vehículos del país es ocupado por motocicletas. “Llama la atención, particularmente, que el 38 % de nuevos usuarios de motos son mujeres, lo que demuestra que es un sector que no es netamente masculino”, explicó García.
El aumento de compra de motocicletas en el país también ha sido un impulso para la generación de empleo en la industria. Prueba de ello está en Cartagena, en la planta ensambladora de Auteco, donde cientos de personas trabajan diariamente en la fabricación de motocicletas.
De acuerdo con José Ignacio García, presidente de Auteco, actualmente la compañía cuenta con más de 850 personas que trabajan en dos plantas. “En 85 años, Auteco ha logrado poner en el mercado millones de motocicletas, demostrando además que la industria tiene una fuerza importante en la generación de empleo, además de ser innovadores en términos de seguridad vial y tecnología”.
Reducir los índices de fatalidad, uno de los retos más importantes
Si bien las motos son claves para la movilidad y el desarrollo económico del país, también se han convertido en blanco de críticas por los riesgos y los índices de fatalidad.
De acuerdo con la Andi, el 7,62 % de las muertes en las vías se dan por usuarios de motocicletas. “Hemos visto una reducción; sin embargo, todavía hay mucho por hacer, se necesitan más esfuerzos pedagógicos porque en Colombia aún mueren más personas en moto que en bombardeos”, explicó García.
En este sentido, la Cámara ha invertido, en tres años, más de un millón de dólares en campañas de seguridad vial que apuntan a la reducción de accidentes, a la concientización de la conducción responsable y a las alianzas para tener un mensaje unificado en la industria.
El sector trabaja de manera articulada con ensambladoras, proveedores, autoridades y comunidades en campañas nacionales de seguridad vial. Un ejemplo es la campaña de seguridad vial ‘El destino es volver’, que supera los 5 millones de visualizaciones y ha llegado a más de 100.000 motociclistas con un mensaje claro: que cada viaje en moto termine con un regreso seguro a casa. La apuesta no se limita a comercializar motocicletas, sino a formar, acompañar y proteger a quienes las utilizan.
Los ciclomotores y las motos eléctricas, en la mira.
Una de las problemáticas que pone en la mesa la Andi es la necesidad de regular el uso de los ciclomotores (llamadas bicicletas eléctricas) y las motos eléctricas. De acuerdo con los datos de la entidad, en 2024 se registraron 40.000 unidades; para 2025 la cifra ya supera los 120.000.
“Este es un mercado que ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años; sin embargo, se venden sin que la persona deba usar casco, o las restricciones mínimas de seguridad, no necesitan de licencia de conducción, ni SOAT, ni seguro alguno, lo que supone un enorme riesgo para el usuario”, explica García.
En este sentido, el llamado urgente es a regular este tipo de vehículos y evitar que la informalidad se convierta en un riesgo para la sociedad.
La verdadera transformación en seguridad vial no reside solo en reglamentos o estadísticas, sino en una cultura sólida de prevención, respeto y corresponsabilidad. Iván García lo resume así: “El futuro de la movilidad segura depende del trabajo conjunto y continuo entre ciudadanos, autoridades y sector productivo. Por eso invertimos donde más impacto se genera: formación, cultura vial y tecnología”.
La invitación es clara: la seguridad es una tarea compartida. La industria ha puesto sobre la mesa inversiones y resultados concretos, y seguirá ampliando recursos, alianzas y acciones. En un país donde la moto representa oportunidad y movilidad para millones, cada esfuerzo orientado a proteger la vida aporta al bienestar colectivo y al desarrollo sostenible.