A pesar de que la glucosa es un compuesto fundamental para mantener el cuerpo en óptimas condiciones, sus niveles deben estar regulados dentro de los límites pertinentes, puesto que su desvío puede generar alteraciones en las fibras nerviosas, son diferentes importar en qué parte se encuentren, permitiendo el origen de trastornos que presentan características dependiendo de que nervios se hayan visto afectados.

En ese sentido, a estas situaciones se les denominan en conjunto neuropatías diabéticas, que a su vez se consolidan en tres grandes tipos como lo son: la neuropatía sensitivo-motora, mononeuropatías y la neuropatía autonómica.

Es común que las fases iniciales de estas enfermedades no se presenten síntomas de alerta, llevando a que la persona viva incluso años sin saber la condición que padece; sin embargo, algunos de los síntomas que se pueden llegar a experimentar con la neuropatía sensitivo-motora, que es la más frecuente son: pérdida de la sensibilidad, percepción errónea de las sensaciones táctiles y para algunas personas dolor con mínimos roces de la piel.

Además de esto, puede llegar a suceder que el control del sistema vascular tenga problemas que se desencadenen en síncopes o hipotensión arterial al levantarse bruscamente, mientras que, por otro lado, las mononeuropatías diabéticas pueden afectar de forma aislada a cualquier nervio dando lugar a parálisis de un lado de la cara, alteración del movimiento de un ojo, parálisis y/o dolor en una zona anatómica concreta.

Las causas

Si bien es cierto que aún falta mucho camino por recorrer en la investigación de las causas que llevan a la Neuropatía diabética, según la forma en que se comprende el funcionamiento del organismo, el acúmulo de sustancias derivadas del metabolismo de la glucosa en exceso, provoca que la fibra nerviosa se modifique estructuralmente, lo que finalmente condiciona la pérdida del recubrimiento normal que tienen las fibras nerviosas y que se denomina mielina.

En este efecto “dominó”, la perdida de esta capa aislante, que es la encargada de permitir que los impulsos eléctricos se transmitan correctamente a lo largo de las neuronas, termina por generar un retardo de información nerviosa, siendo una de las causas de las razones de esta enfermedad.

Cabe resaltar que no existe hasta el momento ninguna forma de tratar o prevenir lo antes mencionado y las investigaciones al respecto siguen en curso, con la esperanza de darle una opción a aquellos que se encuentran con esta problemática, pero por ahora los avances que se han logrado han sido al rededor de la reducción del dolor que ocasiona.

El diagnóstico

Tras la sospecha de su aparición o la observación de algún síntoma, el diagnóstico puede realizarse a través de la realización de una prueba de velocidad de conducción nerviosa, que como tal precisa la velocidad en que se están realizando las transmisiones de pequeñas corrientes eléctricas a través de los nervios estudiados.

En concordancia con lo anterior, también se hace necesarios estudios funcionales dedicados a los órganos afectados, como el corazón y estómago, para el análisis de afectación de otros nervios (neuropatía autonómica o mononeuropatías).

*Con información de la Clínica Universitaria de Navarra.