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28 de abril de 2018

Sí se produjo
N. de la R. En la edición pasada, en un Confidencial se afirmó que Jesús Santrich había incurrido en un intento de exportación de cocaína que no había llegado a concretarse por su detención. Quisiéramos aclarar que efectivamente la primera parte del negocio sí tuvo lugar, con un pago de 5 millones de dólares.

Hay que proteger la paz
Leyendo el título de la portada de la revista n.º 1876 ‘Lo que faltaba’ en letra más pequeña dicen: “La captura de Jesús Santrich agudiza la división de las Farc y pone en jaque el proceso”. Rematan preguntando: “¿Actuó solo?”. Me pregunto qué rumbo ideológico está tomando la revista cuando se nota un sesgo en la manera como interpretan los hechos y presentan la noticia (que no es lo mismo). Sesgo porque así es como en el Centro Democrático quieren asumir los problemas que se presenten en la implementación de los acuerdos firmados en La Habana, con tal de acabarlos y darle al candidato Iván Duque todo el respaldo político para que en caso tal de que llegue a ser presidente, acabe con estos.
Lo que pasa con el señor Santrich simplemente es una muestra de lo que le va a pasar a todo el que intente llevar a cabo acciones delictivas y no debe quedar duda de que el exguerrillero que viole lo pactado en La Habana va preso y le cae todo el peso de la ley. No se están poniendo en jaque los acuerdos, no se presten para favorecer la ideología de los que asumen que hay que acabar con lo pactado en La Habana haciendo estas afirmaciones, por el contrario, se pone en jaque a cualquiera de las Farc que quiera delinquir.
Muy grave es que exista corrupción en el manejo de los dineros para la implementación de los acuerdos, como ustedes lo denuncian, eso no se debe permitir. Además de blindar los acuerdos contra todos los que quieren acabarlos, debemos estar preparados para no permitir que se roben la plata destinada a su implementación o la agarren de “mermelada”. En otras palabras, los colombianos, empezando por la prensa y los medios de comunicación en general, debemos velar por proteger lo alcanzado hasta ahora y no contribuir a su destrucción y mucho menos a retroceder volviendo a la guerra con las Farc. Hay que vigilar tanto a las Farc como a los funcionarios del gobierno para que cumplan con lo pactado.
Pedro Puentes R.
Barranquilla

A Vargas Llosa 
Con gran decepción leo sus líneas reductoras y polarizantes sobre las elecciones en Colombia (SEMANA n.°1877). Me dejan dos pensamientos: la nostalgia del inmenso escritor de El sueño del celta y la tristeza de verlo inmiscuirse de esta manera en los asuntos colombianos.
Es evidente que usted está libre de sus opiniones, pero su posición de influencia en el mundo y particularmente en América Latina lo responsabiliza de manerapeligrosa en un país que no es el suyo ni el mío, y por esta razón me permito decírselo.
Brigitte Chateauneuf Neisa
Bogotá
¿Figura decorativa?
El nuevo ‘presidente’ de Cuba, que menciona SEMANA  n.°1877, es una figura decorativa en la estructura burocrática y militar del anquilosado régimen sexagenario. A Miguel Díaz-Canel, devoto de los autoentronizados soberanos Castro, lo dirigirá ilusamente Raúl hasta 2021, cuando llega a los 90 años. Por contera, es de evocar la proclama de Fidel, el Stalin tropical: “La historia me absolverá”. La historia no absuelve a un dictador que avasalla un pueblo, afianzado en la filocracia, el absolutismo y el terror, características esenciales del Estado comunista o fascista.
Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío

Hechos oscuros
En relación con la columna  de Daniel Coronell titulada ‘Lo que los gritos no pueden tapar’  de la edición n.°1876, el senador Uribe lo que pretende con esas reacciones es callar a todo aquel que se permita recordarle a la nación lo ocurrido con sus hijos. Teme que al ser recordado, alguna autoridad investigue y tome medidas sobre ese asunto, que ya está documentado. Piensa que con su actuar que desdice de su condición de senador va a amedrentar a los que piensan que allí ocurrieron hechos oscuros ya inocultables. Ahora el balón está en el campo de la justicia, que no ha sido sino una espectadora más. Ojalá despierte...
Martha Roa
Bogotá

Duele escribir esto 
Aún me queda capacidad de asombro y de sensibilidad ante el dolor del otro, gracias a Dios. Aplaudo y admiro  que publiquen crónicas como ‘Muerte lenta’ (SEMANA n.° 1877) con la seguridad de que muchos de sus suscriptores no la leerán porque iniciar una crónica hablando del  pueblo uitoto, indios ignorantes y retrasados no atrae tanto como las batallas diarias de los salvadores de la patria que por estos días están en variadas y sorprendentes ofertas.
La crónica es una novela corta con tinte de novela negra o de la más inspirada ficción. Lleva al llanto. Hemos traspasado los extremos. La indolencia, la frialdad, la deshumanización de muchos compatriotas es sencillamente aterradora.
Cuando un niño enfermo, lloroso, triste, hambriento y desnutrido no nos conmueve y le robamos el dinero que puede aliviar su drama, como en La Guajira, qué podemos esperar de que unos niños deformes, con la lengua corta y los pies torcidos  o muchas otras malformaciones; o un abuelo con llagas y convulsiones y además indígenas perdidos en lo profundo de la selva despierten un sentimiento, cualquiera, al menos de sorpresa en aquellos inhumanos que se roban el oro, envenenan los ríos y destruyen todo a su alrededor.
Ya no se puede decir: “… no hay derecho…” porque la violación de los derechos humanos de nuestros compatriotas indígenas es latente, se jactan de hacerlo  porque, o se lo merecen o sencillamente ellos no se dan cuenta, no saben de eso, lo comentan con arrogancia quienes los dañan. Es verdad, no saben violar, matar, degollar, robar… y se sorprenden de tal modo que en su sabia ingenuidad permiten el maltrato. Cuando reaccionan con un grito o una manifestación pacífica, los mandan a matar.
Duele escribir esto, dejar de hacerlo lastima mucho más. Por Dios Santísimo, ¿qué seguirá produciendo la mente perversa de los colombianos, bajo la mirada ausente, complaciente y alcahueta de los elegidos para dirigir?
Pilar Avella Salazar 
Bogotá

Era en Sogamoso
Soy suscriptor de su revista ya hace un par de años. Recibí la edición n.° 1877 titulada ‘Quién manda en el Pacífico’, y encontré en la página 14 en el artículo ‘De vuelta a las plazas’ una fotografía del candidato Gustavo Petro en donde dice textualmente: 6 de abril en Montería, cientos de personas se reunieron en la plaza cultural del Sinú. La fotografía fue tomada en la ciudad de Sogamoso, departamento de Boyacá, el domingo 15 de abril. Para los que nacimos en esta hermosa ciudad y para los que la conocen es fácil identificar esta bella plaza llamada plaza de la Villa.
Miguel Calixto 
Sogamoso

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