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"A veces las encuestas dan en el blanco. La pesadumbre invade a los colombianos" Ernesto Bermúdez, Bogotá.

8 de diciembre de 2012

La confianza de los colombianos

Muy ilustrativa la encuesta de la revista sobre Colombia Pesimista en su edición 1596 de la semana pasada.

El descenso en las encuestas del presidente  Santos se explica  porque el mandatario, que de buena fe quiere quedar bien con todo el mundo,  ha prometido mucho y concretado poco, reflejando una gestión de baja calificación que afecta la confianza de los colombianos en su gobierno.

Es necesario que el señor presidente, cuyo compromiso y capacidad nadie pone en duda,  fije un rumbo claro y concreto en cada uno de los difíciles temas que el país enfrenta.

A título de ejemplo: está claro que este gobierno no es responsable de la decisión de la Corte Internacional en La Haya, pero sí nos llenaron de dudas, las temerarias y confusas declaraciones previas y posteriores al fallo que afecto nuestro territorio.

Mario Patiño Morris
Bogotá


Dolor de damnificados

Muy diciente la carátula de la edición nº. 1595 ‘Dolor de patria’. Eso es lo que sentimos todos los colombianos por el fallo de La Haya, pero también sentimos lo mismo los damnificados por la quiebra de InterBolsa, y más aun los que tenemos inversiones en el fondo Premium Capital, cuando el gobierno lo único que ha hecho es tratarnos como delincuentes a los que confiamos en InterBolsa , pues si hubo evasión fiscal la culpa es de interBolsa y del gobierno por no controlar adecuadamente. Ya que la mayoría de ahorradores nos ganamos ese dinero en muchos años de trabajo honesto y el gobierno no nos está ayudando a recuperarlo.Solo hemos recibido amenazas de la Dian. Esto nos produce también ‘Dolor de Patria’.

César Calderón
Bogotá


Los nuevos dioses

Un comentario a su tema de portada de la edición nº. 1595. El nuevo Poseidón, dios de los mares griegos –que controlaba tormentas y terremotos– fue suplantado por los jueces de la Corte de La Haya. Ellos se abrogaron poderes superiores a los del temible dios Poseidón– quien moraba en el mar en donde levantó un palacio de corales – encargado de guardar los mares, alborotarlos cuando quería, ordenarles devorar navegantes cautos y veteranos, calmar las mareas. Los nuevos dioses instalados en La Haya ahora borran fronteras, diseñan cercos, a su antojo. Esperemos que no abran la mítica Caja de Pandora –bella diosa capaz de seducir a cualquier hombre; quien llevaba en sus brazos una caja de cerámica conteniendo todos los males, desgracias y bienes (entre ellos la esperanza). Curiosa abrió la caja y se escaparon los males que llegaron al Olimpo. Asustada cerró la caja y adentro quedó la esperanza para consuelo de los hombres.

Ellos, los modernos poseidones rebuscan instrumentos, con ojos de cangrejo, pupilas trasnochadas, pieles mustias y letras enrevesadas para alborotar no solo las aguas sino la tierra. Qué Poseidón, qué Bochica, qué Bachué…¿Tendremos que cambiar los dioses míticos por los nuevos del siglo XXI con sus pelucas Luis XV, sus trajes negros estilo Ku klux klán, sus rostros mustios, su desconocimiento sobre nuestro mar Caribe y sus filibusteros?

Dice la leyenda griega que finalmente, Zeus terció en la disputa entre Poseidón y Atenea (diosa de la guerra) declarándola vencedora a ella. Poseidón furioso provocó la inundación que asoló la costa de Ática. Se instaló luego en la Atlántida. Sabrá el oráculo si la dichosa Atlántida está en América.

Flor Romero
Bogotá.


Desde lo de panamá

Soy un asiduo lector de SEMANA y le comento lo siguiente. En la edición nº. 1595 nos trae la crónica sobre la noticia del año y del siglo , el fallo de la Corte  Internacional de La Haya y tiene razón, las personas de San Andrés están de luto, pero es luto nacional, debería estar la bandera colombiana a media asta pero no por el fallo de la Corte sino por la manera tan dócil en que los gobiernos aceptaron ir al alto tribunal; se sabía que Nicaragua tenía todo por ganar y Colombia todo por perder, eso es  cometer una infamia en contra de los intereses de la nación y se podría catalogar como alta traición  a la patria, el país sufrió la pérdida de territorio más grande después de la separación de Panamá, recordando el regalo de los Monjes a Venezuela en los años cincuenta. Con tales amigos para qué enemigos.

Ricardo Alegría Zambrano.
Popayan


Promesas y màs promesas

En el artículo ‘Luto en San Andrés’, publicado en la edición nº. 1595 se muestra nuevamente el dolor e indignación que sufrimos como colombianos, cuando llevamos en nuestra sangre el amor de patria y el dolor que nos produce al sentirnos una vez mas desprotegidos y abandonados por el estado.

Veíamos cómo el rostro de los sanandresanos reflejaba, la gran tragedia al escuchar el fallo de la Corte Internacional de Justicia. Ahora bien, no esconden su dolor, pero tampoco su esperanza, su futuro está puesto en las promesas del gobierno cuando dice: “De manera que aquí volveremos cuantas veces sea necesario para trabajar juntos. Es el momento de unirnos todos, como lo hemos dicho en tantas ocasiones; afrontar esta situación con el ánimo de salir adelante”. ¿Se cumplirán con certeza las palabras del señor presidente Santos a nuestros compatriotas de San Andrés?

La historia se repite, todo lo prometido por el gobierno y el pasado nos da la razón, son simplemente promesas y más promesas, es el caso de la población de Gramalote, en Norte de Santander cuando en 2010, por circunstancias de la oleada invernal, esta población quedó sin nada y perdió lo poco que había conseguido durante muchos años.
Señor presidente, usted se comprometió con los ‘gramalotero’s: “Vamos a ver cómo podemos darles otras actividades económicas, para que no solamente construyamos un pueblo bien bonito, bien lindo, mejor que el de antes, sino que tenga una actividad económica más dinámica. Esa es la idea, y créanme que yo me voy a comprometer personalmente para que eso suceda a la mayor brevedad posible…”. En otras palabras, el luto por la pérdida de su terreno, de los ‘gramaloteros’ es ahora, el luto para los Sanandresanos que les han arrebatado “su casa, de donde comen, trabajan y gozan la vida”, pero siempre seguiremos poniendo nuestra esperanza en el gobierno nacional y la fe en sus promesas y más promesas.

Mauricio Bolívar Cárdenas
Cúcuta


Otro fallo histórico

Sobre su edición nº. 1595: Nuevamente el fervor patriótico colombiano ha sido golpeado. Radamel Falcao no está entre los tres finalistas para ser distinguido con el Balón de Oro 2012. Consecuentes con las políticas del gobierno nacional, ¿deberíamos retirarnos de la Fifa?

Gonzalo Palau Rivas
Bogotá


Nacionalismo oportunista

El reciente fallo de la Corte de La Haya ha suscitado numerosas reacciones, desde quienes consideran que es inapelable y debe cumplirse por aquello de que los pacta sunt servanda, hasta quienes invocando un nacionalismo oportunista rechazan el fallo e invitan a no acatarlo. Como lo plantea el columnista Antonio Caballero (SEMANA nº. 1596), para los segundos la única segunda instancia es la guerra, como sucedió con Adolfo Hitler cuando invitó a los alemanes a desconocer el Tratado de Versalles.
Si bien existen en Colombia numerosos ejemplos en los que las decisiones de la Justicia no se acatan invocando los más rebuscados argumentos, en el caso del reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia la situación es extremadamente grave por las consecuencias que para Colombia se podrían derivar a nivel internacional, incluyendo la más extrema, la guerra, algo que seguramente alegraría a quienes desearían extender el conflicto interno allende las fronteras.

Juan Manuel Jaramillo Uribe
Manizales


Patrimonio de la humanidad

Nos causa curiosidad que la revista haya decidido destacar, de las reacciones a la edición ‘Dolor de patria’, (edición nº. 1596) la relativa a la sugerencia de suspender nuestros carnavales con ocasión del fallo sobre el diferendo con Nicaragua.
Estas opiniones basadas, sin duda, en el desconocimiento de la envergadura de esta fiesta, patrimonio oral e inmaterial de la humanidad, según declaración de la Unesco, además con significativo impacto económico para el departamento del Atlántico, no merecen ser replicadas.

Beatriz Vélez Vengoechea, Comité Intergremial del Atlántico
Barranquilla


El más frecuente

Su artículo ‘Cáncer: el enemigo interno’ (SEMANA nº. 1596), pone de relieve un grave problema de salud que, efectivamente, está creciendo en forma exponencial. Sin embargo, el artículo no menciona el más frecuente de los tumores cancerosos: el cáncer de piel.

Algunos datos que la gente debe conocer:

• Si sumamos todos los demás tumores que afectan anualmente a los seres humanos, no alcanzan a ser ni la mitad del número de casos de cáncer cutáneo; solo en Estados Unidos hubo el año pasado mas de 3 millones de casos nuevos. En nuestro país no hay cifras pero se calcula que hubo entre 100.000 y 200.000.

• Mas del 80 por ciento de los cánceres cutáneos tienen una causa conocida y demostrada: la radiación ultravioleta. Esto lo hace, por tanto, un cáncer fácilmente prevenible pues, al evitar una exagerada exposición a los rayos solares y dejar de utilizar equipos artificiales de bronceado (camas, duchas o cámaras) se elimina el principal factor de riesgo.

• Es además un cáncer fácil de diagnosticar y que ‘avisa’ con mucho tiempo de anticipación. Hay señales de peligro que pueden preceder en tres, cinco, diez o más años al tumor canceroso. Ante una lesión cutánea persistente que cambia de color, crece o modifica su aspecto, se ulcera o sangra, lo aconsejable es acudir al médico dermatólogo quien, con un examen clínico y, si hay necesidad, una biopsia, puede confirmar o descartar el diagnóstico.

• El costo del tratamiento de un caso de cáncer de piel es apenas una fracción de lo que vale atender un cáncer interno; pero es el volumen lo que causa un grave impacto a las finanzas del sector salud: si se atendieran todos los casos nuevos en un año deberían disponerse entre 50.000 y 200.000 millones de pesos.

• El cáncer de piel está afectando a personas cada vez más jóvenes, por lo que ya no es raro tratar menores de 20 años con melanoma (la forma más letal del cáncer cutáneo).

• En la medida que aumenta la longevidad, más adultos mayores van a desarrollar cáncer de piel; se estima que en países industrializados 35 por ciento de personas con 65 años tienen un tumor maligno en su piel, cifra que se eleva a 70 por ciento en los mayores de 85 años. La alta frecuencia y la baja letalidad se han confabulado para que el cáncer de piel se considere un ‘tumorcito’ y no se le dediquen los recursos (tiempo, dinero, educación) para tratarlo y, mejor aún, para prevenirlo. Tanto que ya nos estamos acercando peligrosamente a lo que se ha dado en llamar ‘El Holocausto del Siglo XXI’.

Jaime Soto
Bogotá

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